Vampiros emocionales en el trabajo


Vampiros emocionales en el trabajo:




Vampiros emocionales en el trabajo: lidiando con jefes y compañeros que vacían tus energías (Emotional Vampires at Work: Dealing with Bosses and Coworkers Who Drain You Dry) es un libro de vampiros, vampirismo y vampirología del investigador Albert Bernstein, publicado en 2013.

Se trata de la segunda entrega de una de las obras de divulgación más importantes sobre vampiros emocionales, también llamados vampiros energéticos o vampiros psíquicos, titulada: Vampiros emocionales: como lidiar con personas que se alimentan de tu energía (Emotional Vampires: Dealing with People Who Drain You Dry).

Vampiros emocionales en el trabajo, tal como lo anuncia su nombre, realiza un minucioso estudio sobre vampiros energéticos en el lugar de trabajo, describiendo su fauna, sus características y atributos principales.

La estadística parece sostenerlo de forma irrefutable: no importa si se trata de un compañero, un subordinado, incluso un jefe o supervisor, al menos una persona en tu área de trabajo es un vampiro emocional.

Estos vampiros emocionales del trabajo son expertos en agotar la paciencia de cualquiera, de drenar tu energía, además de instaurar una dinámica perniciosa para la armonía laboral y la productividad.

Tal vez el punto más interesante de Vampiros emocionales en el trabajo tiene que ver con el estudio de reconocimiento que se realiza sobre estos sujetos. El libro llega a una conclusión inquietante, aunque en absoluto novedosa:

Cuando los vampiros emocionales son promovidos a lugares de poder suelen perfilar su entorno para reflejar una imagen de sí mismos, algo que todos deberían tener en cuenta antes de que anochezca.

Ahora bien, una cosa es reconocer a un vampiro emocional y otra muy distinta aprender a convivir con él y sobre todo a no dejarse arrastrar hacia su estado de ánimo. Sin embargo, es justamente el descubrirlos, el entender su naturaleza, lo que vuelve estériles a los vampiros emocionales, ya son sus características las que nos brindarán todo lo que necesitamos saber para impedir que se alimenten de nuestra energía mental y física.

¿Cómo descubrir a un vampiro emocional?

"Usualmente los vampiros emocionales generan una fuerte primera impresión. A menudo, la mejor forma de reconocerlos es por los sentimientos que te provocan. Uno de los primeros signos de que estás lidiando con un vampiro es pensar en términos exagerados. Tendemos a verlos como los mejores, los peores, los más diferentes, o todo lo superior. Los vampiros emocionales difícilmente pueden ser ignorados".

A continuación citamos el primer capítulo de este interesante libro sobre los vampiros emocionales:



Vampiros emocionales en el trabajo: lidiando con jefes y compañeros que vacían tus energías.
Emotional Vampires at Work: Dealing with Bosses and Coworkers Who Drain You Dry, Albert Bernstein.

Los vampiros emocionales te acechan, incluso mientras hablamos.

Están en el cubículo de al lado, en la recepción, en las escaleras o en la oficina del rincón. No es tu sangre lo que consumen; es tu energía emocional. No hablamos de las molestias que ocurren todos los días, ni de la gente gruñona, despistada o desmotivada. No, los vampiros son auténticas criaturas de la oscuridad. Tienen el poder, no sólo de irritarte sino de nublar la mente con falsas promesas e hipnotizar a todos para que crean que son las mejores personas en el trabajo, cualquiera que éste sea. Atraen gente, la consumen, la dejan agotada y exhausta, todavía preguntándose en la noche y sin poder dormir: ¿serán ellos o soy yo?

Son ellos: los vampiros emocionales.

El mundo de las organizaciones está lleno de vampiros emocionales, incluso en la cima. Su habilidad para cambiar de forma y nublar la mente les permite prosperar en culturas donde lo que se ve es más importante que lo que se es. De hecho, como veremos, los vampiros emocionales crearon estas culturas.

No importa dónde trabajes, no puedes escapar de ellos. Cómo manejes a los vampiros emocionales en tu organización tendrá un profundo efecto en el curso de tu carrera y en tu calidad de vida.

Entonces, ¿quiénes son estos depredadores, nubladores de mentes, cambiantes de forma, que ejercen tal poder en los negocios, las organizaciones no lucrativas, el ejército y la política? De hecho, son personas con un tipo particular de discapacidad mental. A principios del siglo XXI, usaba el término vampiros emocionales para describir personas con desórdenes de personalidad. La melodramática metáfora es simplemente psicología clínica, disfrazada con un traje de Halloween, pero les queda perfecto. Los vampiros son depredadores peligrosos que se evaporan con la luz de sol, pero aparte de eso, son mucho más emocionantes y atractivos que las demás personas. Hoy en día todos quieren ser vampiros, tener una cita con alguno o por lo menos leer libros y ver películas sobre ellos. Lo mismo pasa con las personas con desorden de personalidad. Pueden ser inmaduras y peligrosas, pero nos enamoramos de ellas, las elegimos en la oficina, las contratamos en las grandes corporaciones y las vemos en la tele.

Las personas con desórdenes de personalidad son, como los vampiros, primero y sobre todo, diferentes. Parecen mejores que la gente normal, pero a menudo actúan mucho peor. Es cierto que los vampiros hacen cosas que lastiman a otras personas, pero eso no los hace tan peligrosos y agotadores. Lo que causa más dolor son nuestras propias expectativas. Si creemos que piensan y actúan igual que nosotros, no veremos el riesgo, pues pensaremos que seguramente esta vez entrarán en razón. No lo harán, y nos capturarán una y otra vez. El conocimiento es la única protección. Para evitar ser consumidos, debemos saber que los vampiros son diferentes y entender exactamente cuáles son estas diferencias.
Los vampiros emocionales no se dan cuenta de las necesidades irracionales que los mueven. Como los niños pequeños, casi nunca se auto-examinan, sólo van tras lo que quieren. Ésta es el área vulnerable que debes explotar. Si conoces su necesidad, conoces al vampiro. Si sabes lo que espera, entonces puedes defenderte. Conocer a los vampiros es necesario, pero no suficiente. También debes conocerte a ti mismo. Tu personalidad ofrecerá fortalezas y debilidades para lidiar con los diferentes tipos de vampiros. Por ahora, vamos a conocerlos a ellos.


Antisociales:

Los vampiros emocionales antisociales son adictos a la emoción. Los llamamos antisociales, no porque no les gusten las fiestas, sino porque ignoran las reglas sociales. Los antisociales aman las fiestas. También el sexo, las drogas, el rock and roll, apostar con el dinero de otros y todo lo que sea excitante o estimulante. Odian el aburrimiento más que una estaca en el corazón. Todo lo que quieren es un buen momento, un poco de acción, mucho dinero y complacer de inmediato cada uno de sus deseos.

De todos los vampiros emocionales, los antisociales son los más sensuales, excitantes y divertidos. La gente los acepta fácil y rápido, e igual de rápido, cae en sus redes. Estas personas no tienen mucho que ofrecer, salvo momentos divertidos. ¡Ah, pero qué momentos! Como todos los tipos de vampiros, los antisociales te presentan un dilema: son Ferraris en un mundo de Toyotas, hechos para la velocidad y la emoción. Estarás muy decepcionado si esperas que sean confiables o digan la verdad.

Los antisociales te ofrecen un mundo paralelo, hecho a tu medida. Como veremos, son hipnotizadores naturales y practican algunas técnicas utilizadas en el escenario para hacer que la gente actúe como gallina. La hipnosis es el recurso de los vampiros. Los antisociales son los hipnotizadores más sutiles, aunque todos los tipos de vampiros atraen a personas, ofreciéndoles un mundo paralelo demasiado bueno para ser verdad.

Los antisociales y los demás vampiros emocionales se comunican de forma diferente a la gente normal. Para la mayoría de nosotros, la comunicación permite expresar lo que pensamos, sentimos, o alguna situación. Cuando los vampiros emocionales se comunican, todo lo que dicen está encaminado a lograr un efecto en la persona que escucha. La verdad es irrelevante.


Histriónicos:

Los vampiros emocionales histriónicos viven para la atención y aprobación. Su especialidad es verse bien. Todo lo demás, son detalles sin importancia. Los histriónicos tienen lo que se necesita para entrar en tu negocio o en tu vida, pero ¡cuidado!, histriónico significa dramático. Todo lo que ves es un espectáculo y no lo que tendrás.

Los vampiros no pueden ver su reflejo en el espejo. Los histriónicos, ni siquiera ven el espejo. Son expertos en esconder sus intenciones egoístas. Creen que son personas maravillosas que nunca hacen nada mal, como cometer errores o tener malos pensamientos. Como jefes, evitan los conflictos, pero se distinguen porque crean discordia al ignorar problemas. Intentan dirigir con magia, creyendo que a lo que no le pongan atención, simplemente desaparecerá. Más que atender los detalles diarios, se concentran en lo que consideran un panorama general de conceptos. Motivación es su término favorito. En el mundo de los histriónicos, si la gente está lo suficientemente motivada, todos los problemas desaparecen.

Si alguna vez te has preguntado quién compra esas brillantes fotos con frases de filosofía oriental que cuelgan en los corredores, en lugar de obras de arte, ya tienes la respuesta.

A veces su infeccioso optimismo puede hacer que incluso los promuevan a director ejecutivo o sean elegidos en la carrera política. Donde sea que estén, los histriónicos se manejan para obtener un gran control sobre las operaciones diarias en cada organización donde trabajan. Son promovidos porque se ven como cualquier director espera que se vean y dicen lo que cualquier director quiere escuchar. La cultura de los negocios, las organizaciones no lucrativas, el ejército, el gobierno y la política son fuertemente influidas por personalidades histriónicas. En medio del manejo de muchas organizaciones hay un estrato de histriónicos. Deberás aprender a pensar como ellos y hablar su lenguaje si quieres tener buenos resultados.

Los histriónicos son de dos tipos distintos: los Dramáticos que dan pláticas motivacionales y, los más comunes, los Pasivo-agresivos, que enfrentan los problemas ignorándolos. Nunca se enojan, pero de alguna manera, la gente siempre se enoja con ellos.

Los histriónicos odian tratar con detalles aburridos. Los consideran equivalentes a la tortura. Siempre tienen buenas razones para no seguir las mismas reglas que los demás. Si tratas de que hagan algo que no desean, convertirán la oficina en una telenovela o en un drama médico. Son famosos por convertir la enfermedad en una forma de arte. Compadezco al pobre gerente que trate de escribir algo en el “buzón de sugerencias” sobre la revisión anual de un histriónico, o de algún miembro desmotivado de su equipo. Lo importante que debe recordarse de los histriónicos es que resulta inútil tratar de que reconozcan sus propias actividades ocultas. Su mundo interno es tan tenebroso como Transilvania de noche. Tampoco tienen condescendencia. Para lidiar con ellos, recuerda que están hambrientos de atención y aprobación y necesitan halagos en una dosis tan abundante que provocaría nauseas a otras personas.


Narcisistas:

¿Has notado que la gente con grandes egos suele ser pequeña en otros ámbitos? Los vampiros emocionales narcisistas quieren vivir sus grandiosas fantasías de ser los más inteligentes, los más talentosos y todo lo relacionado con las mejores personas en el mundo. No es tanto que se consideren mejores que otros, simplemente no consideran personas a los demás.

Los narcisistas en posición de poder son leyendas en su propia mente. Por supuesto, no esperes que vivan con las reglas de los simples mortales.

Los narcisistas presentan un dilema difícil. Aunque hay bastante narcisismo sin grandeza, no hay grandeza sin narcisismo. Sin estos vampiros emocionales, no habría nadie con agallas a quién seguir. Sin importar lo que digan, los narcisistas rara vez hacen algo que no sea egoísta. Mientras tengas algo que desean, actuarán como si fueras tan maravilloso como ellos. En el instante en que consigan lo que buscan, te olvidarán y se moverán a su siguiente fuente de sustento.

Los contratos verbales de los narcisistas son poco confiables. Si quieren un favor, di tu precio y hazlos que te paguen por adelantado. Otras personas serían insultadas por este tipo de sobornos, pero los narcisistas usualmente no. Asumen que todo mundo está buscando ser el número uno, igual que ellos. Piensan que sólo estás siendo directo.

Los narcisistas necesitan ganar. No compitas con ellos a menos que puedas aniquilarlos. Incluso si puedes, ten cuidado. Son conocidos por surgir de las cenizas para vengarse. Mejor deberías acercarte sigilosamente por la espalda, darle un masaje a su ego y aprender cómo brindarles los halagos que necesitan sin rendirte ante ellos.

Si se te dificulta adular, en definitiva tendrás problemas con los narcisistas. Antes de lidiar con ellos, deberías tener una plática sincera con tu adolescente interior acerca de tus propios intereses.


Obsesivo-compulsivos:

Los vampiros emocionales obsesivo-compulsivos son adictos a la seguridad, pues les hace creer que lograrán, con escrupulosa atención en los detalles, un completo control sobre todo. Ya sabes quiénes son: personas con memoria compulsiva que no pueden ver el bosque por el número excesivo de árboles innecesarios, abundantes y repetitivos. Lo que tal vez no sabes es que toda esa atención en los detalles está diseñada para mantener al vampiro antisocial contenido de forma segura.

Sin los obsesivo-compulsivos, no se haría ninguna de las actividades desagradables y difíciles del mundo, nada funcionaría correctamente y ninguno de nosotros haría su tarea, jamás. Para bien o para mal, los obsesivo-compulsivos son los únicos que se preocupan porque ninguno de nosotros se vaya por el mal camino. Puede ser que muchas veces no nos agraden, pero los necesitamos.

Para los obsesivo-compulsivos, el conflicto más importante es interno. No disfrutan lastimando a otros, pero lo harán si tus acciones amenazan su sentido de control. Para los obsesivo-compulsivos, las sorpresas –incluso las más agradables– son como si les rociaran agua bendita. No pretenden herir tus sentimientos, pero se sienten obligados a manifestar su opinión.


Paranoicos:

En un lenguaje común "paranoico" significa que piensas que la gente está detrás de ti. Es difícil imaginar que puede haber algo atractivo en las alucinaciones de persecución, a menos que pienses en todos los grupos que se enorgullecen de ser minorías oprimidas. Lo que ofrecen los paranoicos claramente es un mundo de ambigüedades. Conocen La Verdad, y están felices de compartirla. Siempre y cuando aceptes su punto de vista sobre el mundo. En el momento en que no estés de acuerdo con ellos, te volverás un traidor. Sin importar las razones de tu desacuerdo, te verán como su perseguidor y actuarán de acuerdo con ello.

Otros tipos de vampiros tal vez hagan tratos, pero los jefes paranoicos te despedirán o te harán renunciar. La vida de los paranoicos tiene reglas grabadas sobre piedra. Y esperan que todos los demás vivan bajo ellas. Siempre están al acecho de evidencias de desviación, y usualmente las encuentran.

La influencia magnética que ejerce sobre ti un paranoico puede desorientar tu brújula moral. Entre más desorientado, mayor confianza sentirás en la seguridad de los paranoicos, y tendrás más miedo de su ira. Es muy fácil perder tu camino. Para empeorar las cosas, resulta que a veces los paranoicos tienen razón. En su búsqueda de la claridad, encuentran bajo el agua los significados ocultos y las realidades más escondidas. Muchos de los grandes moralistas, visionarios y teóricos, son paranoicos. Si no lo estuvieran, simplemente hubieran aceptado todo con un valor aparente.

Desafortunadamente, la paranoia hace una ligera distinción entre las grandes ideas y las desilusiones. La misma motivación de claridad que guía a las grandes verdades religiosas de todos los tiempos guía también a un refresco venenoso y un hombre-bomba. ¿Verdad o desilusión? La decisión depende de ti.

Para retomar tu rumbo moral, debes preguntarte: ¿a quién beneficia? Las grandes verdades nos benefician a todos. Las ilusiones son usualmente egoístas. Sus beneficios sólo son para un grupo reducido de verdaderos creyentes, y la gran rebanada del pastel es para el paranoico en jefe.

La paranoia, como todos los desórdenes de personalidad, se manifiesta en diferentes niveles. En pequeñas dosis, la paranoia es la esencia del carisma. En grandes cantidades se vuelve tóxica. ¿Qué tanto es demasiado? De nuevo, eso depende de ti. Pero hasta estar seguro, no tomes ningún refresco.

Una parte importante de cómo protegerte de los vampiros emocionales es entenderte a ti mismo. Si utilizas tus emociones en contra suya, quién eres y cómo piensas determinará el daño que te puedan hacer.




Más sobre vampiros. I El lado oscuro de la psicología.


Más literatura gótica:
El artículo: Vampiros emocionales en el trabajo y el análisis y el resumen del libro de Albert Bernstein: Vampiros emocionales en el trabajo: lidiando con jefes y compañeros que vacían tus energías (Emotional Vampires at Work: Dealing with Bosses and Coworkers Who Drain You Dry), fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Conozco aun vampiro emocional en mi trabajo, y parece que es del tipo histrionico-narcisista-obsesivo-compulsivo. Al principio, era entretenido y aveces hasta chistoso, pero con el tiempo se fue poniendo invasivo con los espacios personales y parecía que un aura negra lo rodeaba y el ambiente era espeso y sofocante en su presencia. después con solo escucharlo hablar, me daban ganas de vomitar y de salir corriendo, me sentía desmotivado y cansado cada día que debía ir a trabajar. Y el saber que el estaría ahí, me hacia tener un sentimiento angustia, por que sabia que vendría a invadirme con conversaciones aburridas y tediosas, en donde el y sus amistades son los mejores y mas importantes del orbe, desmereciendo el trabajo y el logro de los demás. Hasta que descubrí como anularlo, y fue muy fácil. Solo con evitar el contacto visual. Al no cruzar miradas con esta persona, me daba la oportunidad de escabullirme. hacer otras cosas y desviar su foco de atención. Reconozco que llegue a ser cruel por el uso del látigo de la indiferencia, porque al sentirse ignorado se le notaba la tristeza,(era una cuestión de sobrevivencia, era el o yo) y yo le hacia sentir mi desprecio cada vez que intentaba hablarme algo. Hasta que llego otra victima y comenzó con sus viejas practicas, sediento de alago y fantasías.
Ya han pasado 5 años y el tema no esta totalmente superado, solo me habla lo justo y necesario. pero ante el menor descuido no pierde la oportunidad de conversar cualquier estupidez, pero la técnica esta dominada, y no supero mas de 30 segundos de interacción.



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