Cómo defenderse de un vampiro psíquico.


Cómo defenderse de un vampiro psíquico.




Antes de diagramar una estrategia de defensa contra un vampiro psíquico, el profesor Lugano aconseja averiguar primero si también nosotros pertenecemos a esta estirpe nauseabunda. Evacuadas estas razonables dudas, podemos pensar en una legítima defensa contra el vampiro psíquico [ver: Cómo funciona el Vampirismo Psíquico]

El primer paso es reconocerlo.

Una de las características del vampiro psíquico es la victimización, desde luego, fraudulenta, que no responde a cuestiones objetivas sino a especulaciones puramente imaginarias [ver: El codex de los vampiros psíquicos]

Nuestro mentor, el profesor Lugano, se ha enfrentado a innumerables vampiros psíquicos a lo largo de su vida, con resultados que oscilan entre la incertidumbre y la ineficacia más rotunda. Según sus propias investigaciones de campo, en las que recorrió insospechados reductos de mala muerte, Lugano llegó a la conclusión de que el vampiro psíquico siempre inicia sus ataques mostrándose como alguien inofensivo, casi cobarde, subraya.

En su primera fase de desarrollo, antes de ganar confianza e influencia sobre nosotros, el vampiro psíquico manifiesta una personalidad dubitativa, inarticulada, como careciera de las herramientas necesarias para enfrentarse al mundo y sus frustraciones.

El vampiro psíquico pasa largas y agotadoras jornadas quejándose de sus problemas, desgracias, angustias; imaginarias o confirmadas debidamente por el testimonio de testigos ociosos.

Podemos pensar en el vampiro psíquico como aquel sujeto que considera que existe una conspiración mundial que busca perjudicarlo, o, en palabras de Lugano, que tiene la certeza íntima de que el universo entero está en su contra.

Tomando en cuenta las dimensiones de su enemigo, no es irracional que el vampiro psíquico ubique a sus rivales en todas partes, aún entre sus allegados más tolerantes.

El vampiro psíquico es, sobre todo, un eterno pesimista —denuncia Lugano—, y proyecta sus efluvios siniestros mediante gestos ceñudos, expresiones faciales atribuladas, suspiros sin causa aparente, temblequeos, llantos repentinos, fiebre, flatos, miradas abstraídas, respuestas lentas y bucólicas, y anécdotas tediosamente autorreferenciales.

Todo esta quimera de virtudes diabólicas es proyectada en medio de crisis dramáticas en las que no faltan las promesas de suicidio.

Quienes desconocen los ardides del vampiro psíquico pueden caer fácilmante en sus redes, tal vez por simpatía o por simple aburrimiento.

Existe una seducción en la vulnerabilidad —tose Lugano—. Abundan los imbéciles que se sienten calificados para ayudar a los demás aún a despecho de su salud mental.

Lo que estos anacoretas samaritanos desconocen es que el vampiro psíquico no busca resolver realmente sus problemas.

Por el contrario, todos ellos rechazan vívamente las soluciones en proporción directa con su eficacia. El vampiro psíquico primero busca convencer a los demás de sus problemas y luego dar interminables excusas para no encontrar una solución.

El profesor Lugano brinda valiosas herramientas para defenderse de un vampiro psíquico, descartando los métodos tradicionales, como las estacas y balas de plata, éstas últimas, por cierto, notablemente difíciles de conseguir.

Lo principal es reconocerlos, y acto seguido orientar el rumbo hacia horizontes menos nocivos para la salud mental. El vampiro psíquico es indestructible salvo por su enemigo más insospechado: él mismo.

Hasta que aquel conflicto finalice, la única defensa recomendable es huir.




Leyendas de vampiros. I Razas de vampiros.


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1 comentarios:

TOMOYO dijo...

ESTO SE PARECE MUCHO AL TEMPERAMENTO DE UN AUTENTICO MELANCÓLICO ( DE LA TEORÍA DE LOS CUATRO TEMPERAMENTOS) Y SE CONFIRMA NO SOLO EN SUS ACCIÓNES SI NO TAMBIÉN ELN LO QUE NO LLEVA A CABO Y EN LA DESCONFIANZA PERPETUA HACIA EL EXTERIOR, LO ÚNICO QUE ESTA FUERA DE ESTA TEORÍA ES CUANDO SE HACE MENCIÓN DE QUE ESTE NO ES INSEGURO DE SI MISMO EN REALIDAD.



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