El secreto de los «Manuscritos Pnakóticos» de Lovecraft.
El nombre del libro deriva de la Ciudad de los Archivos, llamada Pnakótus, la cual está situada en otro planeta [o en unas ruinas de Australia Central, según otros]. La tradición sostiene que los Manuscritos Pnakóticos son una colección de traducciones en lenguaje hiperbóreo de un documento anterior, de origen extraterrestre. La mayoría de los Manuscritos Pnakóticos fueron recuperados de cuevas y cavernas, lo cual ha llevado a creer que son los documentos más antiguos conocidos por la humanidad. Su inimaginable antigüedad es objeto de muchas conjeturas, y su contenido describe entidades legendarias que participaron en una gran guerra interestelar.
El Necronomicón de Lovecraft no solo es el libro prohibido por excelencia dentro de los Mitos de Cthulhu, sino que además ha generado una gran cantidad de imitaciones [ver: Libros apócrifos en los Mitos de Cthulhu]. Algunas de estas imitaciones han sido espeluznantes por derecho propio, como el Unaussprechlichen Kulten de Von Junzt, o el De Vermis Mysteriis de Ludwig Prinn [ver: De Vermis Misteriis y la biología extradimensional]. Otro título evocador que fácilmente podría tomarse como una mera secuela del Necronomicón son los Manuscritos Pnakóticos. Sin embargo, esto sería un error cronológico, ya que los Manuscritos Pnakóticos en realidad son anteriores al Necronomicón en el desarrollo de la biblioteca apócrifa de Lovecraft.
Si bien carecen de la calidad siniestra del Necronomicón, los Manuscritos Pnakóticos son incluso más misteriosos que el volumen de Abdul Alhazred, ya que Lovecraft dejó muchas más preguntas sin respuesta sobre ellos. Al menos nunca se tomó el trabajo de sistematizar los datos sobre su historia tal como lo hizo con el Necronomicón. En la medida de nuestras posibilidades inteintaremos remediar esa omisión reuniendo las pistas fragmentarias dejadas aquí y allá por el flaco de Providence.
Aunque las referencias a los Manuscritos Pnakóticos se extienden a lo largo de dieciocho años, aproximadamente desde 1918 a 1936, Lovecraft parece haber tenido en mente una imagen bastante desarrollada desde el principio, o al menos un concepto inicial sólido que fue embelleciendo de manera armónica. A diferencia del Necronomicón, que a menudo cambia de concepción en el transcurso de la ficción de Lovecraft, los Manuscritos Pnakóticos son bastante consistentes en cualquier época [ver: Libros prohibidos en los Mitos de Cthulhu]
Oímos hablar por primera vez de los Manuscritos Pnakóticos en el cuento de 1918: Polaris (Polaris), donde el narrador [un erudito, cuándo no] recuerda que «dediqué cada día al estudio de los Manuscritos Pnakóticos». De su contenido solo se habla de «algunas tradiciones de los cielos». Este escriba vivía en la antigua Lomar, en el polo norte. Este detalle cuadra con Los Otros Dioses (The Other Gods, 1921), donde el libro es conocido como los Manuscritos Pnakóticos de la distante y fría Lomar.
También en esta historia se nos informa una importante distinción entre los estratos anteriores y posteriores dentro del texto. Contiene material relativamente reciente que incluye leyendas del pasado, historias sobre personajes y eventos que ya se consideran antiguos en el momento de escritura. Por ejemplo, el libro menciona la leyenda de «Sansu, de quien se escribe con espanto en los Manuscritos Pnakóticos enmohecidos, quien no encontró nada más que hielo y rocas cuando subió a Hatheg-Kla en la juventud del mundo». Entonces, aunque el libro es antiguo [«mohoso»], los eventos que describe son muy anteriores.
Sin embargo, la historia también menciona «fragmentos espantosos de los Manuscritos Pnakóticos que eran demasiado antiguos para ser leídos». Además, se da a entender que estos pasajes son de origen prehumano, producto de los Otros Dioses [el equivalente de los Antiguos en el Ciclo Onírico]. De hecho, inscrito en medio de esta lengua indescifrable, hay un símbolo idéntico al grabado en un acantilado hecho por los Otros Dioses de la historia. Esta nota es la primera [de varias] en la que Lovecraft insunúa que el núcleo más antiguo de los Manuscritos Pnakóticos es de origen extraterrestre, lo cual, además, es congruente con la presencia de conocimientos astronómicos muy avanzados en el texto, tal como se mencionan en Polaris. Después de todo, ¿quién conocería mejor las estrellas que los extraterrestres que han viajado entre ellas? [ver: Lovecraft y las lenguas prehumanas]
Seis años después, en 1927, Lovecraft repitió gran parte de esta información en La búsqueda onírica de la desconocida Kadath (The Dream-Quest of Unknown Kadath). Allí advierte que «la última copia de esos Manuscritos Pnakóticos, inconcebiblemente antiguos, se conserva en las Tierras de los Sueños (Dreamlands)», habiendo sido llevada allí «por hombres despiertos en reinos boreales olvidados», es decir, en la Lomar bajo la inminente amenaza de la invasión Gnophkeh. «Estos manuscritos... hablaban mucho de los dioses», insiste Lovecraft.
Un anciano Zoog es la fuente de esta información en La búsqueda onírica de la desconocida Kadath, quien probablemente tenía una memoria irregular, ya que sabemos que, al menos, una copia sobrevivió en el mundo de la vigilia. Por otro lado, Henry Akeley, en El que susurra en la oscuridad (The Whisperer in Darkness, 1930), asegura haber leído los Manuscritos Pnakóticos, y comparte con el lector las revelaciones del Mi-Go sobre «grandes mundos de vida desconocida allá abajo»:
[K'n-yan de luz azul, Yoth de luz roja y negra, N'kai sin luz. Es de N'kai de donde vino el espantoso Tsathoggua, ya sabes, la criatura divina, amorfa, parecida a un sapo, que se menciona en los Manuscritos Pnakóticos.]
En las Montañas de la Locura (At the Mountains of Madness), escrito el año siguiente, el narrador parece implicar un origen tanto prehumano como extraterrestre para los Manuscritos Pnakóticos:
[Algunos místicos han insinuado un origen anterior al Pleistoceno para los fragmentarios Manuscritos Pnakóticos, y han sugerido que los devotos de Tsathoggua eran tan ajenos a la humanidad como el mismo Tsathoggua.]
La conexión de este pasaje con el de El que susurra en la oscuridad es evidente, y no solo por la referencia a Tsathoggua. En conjunto, las pistas sugieren que los secuaces de Tsathoggua [que según El montículo (The Mound), no solo eran prehumanos, sino presaurianos] fueron responsables de algunos de los primeros fragmentos del libro. La ecuación sería algo así: Tsathoggua se menciona en el libro; el libro es prehumano; por lo tanto; los adoradores de Tsathoggua también eran prehumanos [ver: Lovecraft y las lenguas extraterrestres]
Una vez más, el canon de los Manuscritos Pnakóticos se atribuye a una raza sobrenatural, aunque diferente a los Otros Dioses mencionados en la historia de ese nombre.
Esta no es la única referencia a los Manuscritos Pnakóticos dentro de En las Montañas de la Locura. Encontramos allí que los Manuscritos mencionan no solo a Tsathoggua y su cohorte de anfibios, sino también a un grupo diferente de extraterrestres, los crinoideos con cabeza de estrella. Los Elder Ones [análogos a los Grandes Antiguos] descubiertos en la Antártida por la Expedición de la Universidad de Miskatonic. De estas referencias podemos deducir que los Elder Ones fueron mencionados en los últimos fragmentos puramente humanos de los Manuscritos Pnakóticos, dado que los extraterrestres ya son [está implícito] el objeto tanto del miedo como de la leyenda en la historia. Pero si los Manuscritos Pnakóticos son prehumanos, también podemos suponer, una vez más, que hay fragmentos prehumanos así como pasajes adjudicados a escribas humanos, como está implícito en Los Otros Dioses [ver: El libro de Azathoth: ¿los pactos de sangre son una muestra de ADN para los Antiguos?]
Lovecraft reúne todos estos datos en una carta a William Lumley, escrita unos dos meses después de haber terminado En las Montañas de la Locura. Allí afirma lo siguiente:
[Se supone que (los Manuscritos Pnakóticos) son obra de los Antiguos que preceden a la raza humana en este planeta, y se transmiten a través de una civilización humana primitiva que una vez existió alrededor del polo norte.]
Es de suponer que fue esta civilización [¿Lomar?, ¿Hiperbórea?] la que añadió las historias de Sansu y Kadath, complementando el núcleo original que proviene de los Antiguos. Estos últimos, por implicación, se han fusionado con los Otros Dioses, y presumiblemente también con el engendro Tsathoggua [ver: La tecnología de los Antiguos] La gran pregunta que nos queda es cómo los Manuscritos Pnakóticos llegaron al otro extremo del mundo, ya que los Antiguos vivían en el polo sur, mientras que Lomar estaba en el polo norte. Esta respuesta solo podría responderla Wilbur Whateley, quien en su diario habla de una ciudad que conecta los polos magnéticos.
En A través de las Puertas de la Llave de Plata (Through the Gates of the Silver Key), Randolph Carter entra en una región a la cual describe como:
[Una extensión de la Tierra que está fuera del tiempo, y desde la cual, a su vez, la Última Puerta conduce temible y peligrosamente al Último Vacío que está fuera de todas las tierras, todos los universos y toda la materia. Había indicios de ello en los fragmentos crípticos de los Manuscritos Pnakóticos.]
Mientras Lovecraft trabajaba en esta historia, le escribió a E. Hoffmann Price, su colaborador, y en la carta volvió a mencionar el texto: «los Manuscritos Pnakóticos hablan sobre el subterráneo Golfo de Zim, o Bóvedas de Zim». Ambas referencias parecen ser callejones sin salida, al menos para mí.
En El horror en el museo (The Horror in the Museum, 1933), sólo se hace referencia de pasada a «los Fragmentos Pnakóticos prehistóricos». Otro cuento escrito el mismo año, Más allá de los eones (Out of the Eons), Lovecraft menciona una similitud entre los jeroglíficos muvianos y «ciertos símbolos descritos o citados en los Fragmentos Pnakóticos». Vale la pena señalar Lovecraft a menudo juega con la sustitución «Manuscritos» por «Fragmentos» entre 1932 y 1933.
El segundo grupo de pasajes refuerzan esencialmente lo que ya hemos establecido. En una carta a Duane W. Rimel, fechada en 1934, Lovecraft habla de «los sonidos no humanos que eran conocidos por ciertos eruditos en la antigüedad, y registrados en manuscritos secretos como el Necronomicón, los Manuscritos Pnakóticos, etc.». En esta carta se aclara el vínculo entre los Antiguos y los guardianes lomarianos de las tradiciones pnakóticas. Sin embargo, tan oscuro era el carácter del material así transmitido que estas antiguas porciones de los Manuscritos Pnakóticos pronto se volvieron indescifrables. Eran «demasiado antiguos para ser leídos» [ver: ¿La palabra «CTHULHU» es un código secreto?]
Aproximadamente un año después, en La sombra fuera del tiempo (The Shadow Out of Time), Lovecraft volvió a subrayar lo antiguos que eran estos textos. La historia refiere a la Gran Raza de Yith [ver: Ciclo de Yith: la Gran Raza y los viajes en el tiempo], una especie inteligente que habría florecido 50 millones de años antes del nacimiento de la raza humana:
[De todas las cosas que sobrevivieron física y directamente de ese mundo distante de un eón, solo quedaron ciertas ruinas de grandes piedras en lugares lejanos y bajo el mar, y partes del texto de los espantosos Manuscritos Pnakóticos.]
Este comentario parecería ser la única base para la atribución de los Manuscritos Pnakóticos a la Gran Raza de Yith. Pero tengamos en cuenta que todo lo que dice el relato es que los Manuscritos Pnakóticos datan de la era de la Gran Raza, simultánea con los seres con cabeza de estrella, con quienes la Gran Raza luchó. En este contexto, los Manuscritos Pnakóticos no están más directamente asociados con la Gran Raza que las ruinas submarinas [¿R'lyeh?] mencionadas en el mismo contexto.
Finalmente, en una carta a Richard F. Searight, fechada en 1936, nos encontramos con la última mención de Lovecraft a este libro maldito:
[Faltan datos exactos sobre los Manuscritos Pnakóticos. Fueron traídos de Hiperbórea por un culto secreto (aliado al que conservó el Libro de Eibon), y están en el idioma secreto hiperbóreo, pero se rumorea que son una traducción de algo infernalmente más antiguo, traído de la tierra de Lomar y de una antigüedad fabulosa incluso allí. Curiosos paralelismos entre este libro y los Fragmentos de Eltdown han sido señalados, como si ambos fueran derivaciones remotas de alguna fuente inconmensurablemente anterior, de este o algún otro planeta.]
De nuevo, los Manuscritos Pnakóticos, al menos parte de ellos, son de origen prehumano y extraterrestre. Y su transmisión, se aclara, corresponde específicamente «culto secreto» [ver: Lovecraft y el culto secreto de los Antiguos]
En conclusión: los enigmáticos Manuscritos Pnakóticos son una colección de materiales de naturaleza y origen heterogéneos, en parte prehumano, en parte extraterrestre, y en ambos casos indescifrables. Estos fragmentos más antiguos provienen de algún grupo o grupos de alienígenas, incluidos ciertamente los seres crinoideos, pero quizás también otros como los Otros Dioses y Tsathoggua. Los fragmentos más recientes parecen mirar hacia atrás a esta época primordial con odio y miedo, que sin duda aumentaron a medida que disminuyó la familiaridad con esa época y sus habitantes. La transferencia de la tradición pnakótica de manos no humanas a manos humanas también marcó su ubicación, curiosamente, del polo sur al polo norte. Con todo, la concepción de Lovecraft de los Manuscritos Pnakóticos fue a la vez integral en su alcance y consistente en su uso a lo largo de muchos años.
Una historia probable de los Manuscritos Pnakóticos.
La palabra «Pnakótico» es aleatoria. Básicamente es el nombre del lenguaje original en el que fueron escritos los primeros fragmentos del libro; por lo tanto, probablemente sea de origen Yithiano. Se ha dicho que la Gran Raza de Yith escribió los primeros cinco capítulos y los conservó en su Ciudad de los Archivos, conocida como Pnakotus, de la cual el libro deriva su nombre. Lo cierto es que la gente de Lomar conservó este conocimiento y lo transmitió a Hiperbórea. Allí fue reescrito en la lengua de esa tierra, y un culto secreto lo conservó hasta tiempos históricos.
Eventualmente, diferentes escribas se agregaron material a los Manuscritos Pnakóticos. De hecho, se han identificado dos adiciones, una de los Voormis y otra de un escriba zobnariano. Las primeras partes del libro están escritas con glifos cuneiformes que se parecen a muchos patrones tallados en piedra que se han encontrado en todo el mundo. Algunos lingüistas sostienen que los humanos son incapaces de descifrar estas versiones, pero varios individuos afirman haber leído o traducido el libro.
Los Manuscritos Pnakóticos aparecieron originalmente en forma de pergamino. Se dice que todas las ediciones de esta versión se han perdido, aunque es posible que todavía exista una en el Templo de los Mayores en Ulthar y algunos fragmentos de pergamino en la Universidad de Miskatonic también pueden provenir de esta fuente. Las traducciones griegas e inglesas [la primera se conoce como Pnakótica] se hicieron en épocas posteriores.
Algunos sostienen que la copia de Ulthar es la última que existe, pero se han encontrado otras en la Universidad de Miskatonic, la Universidad de Tokio, la Iglesia de la Providencia de la Sabiduría Estelar y la Biblioteca Pública de Nueva York. Su contenido es variado. Este volumen contiene información sobre la Gran Raza de Yith, Chaugnar Faugn e Yibb-Tstll, el viaje de Sansu a la cima del Monte Hatheg-Kla, la caída de Zobna, las batallas de la gente de Lomar contra los Voormis, el conocimiento de los Ghouls, los rituales de adoración de Rhan-Tegoth y la ubicación de Xiurhn. Un mapa en el interior proporciona las ubicaciones de Leng, Yian-Ho y otros lugares míticos, aunque los puntos de referencia no coinciden con los mapas actuales [ver: Richard S. Shaver y el mapa oculto en un cuento de Lovecraft]
Se dice también que los Manuscritos Pnakóticos tienen algún tipo de Guardián, y aquellos que lean este libro deben pagar un tributo. Este puede ser simbólico, o sangriento [depende de la voluntad del Guardián], por eso el lector debe ser extremadamente cuidado.
H.P. Lovecraft. I Mitos de Cthulhu.
Más literatura gótica:
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H.P. Lovecraft. I Mitos de Cthulhu.
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- Borges y la misteriosa copia del «Necronomicón» en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires.
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- Reconstruyendo el «De Vermis Mysteriis».
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