7 cualidades que los hombres esperan de las mujeres.


7 cualidades que los hombres esperan de las mujeres.




Reseña del profesor Lugano a propósito del libro de autoayuda: Las siete irresistibles cualidades que los hombres quieren de una mujer (The 7 Irresistible Qualities Men Want In A Woman).

—Vaya uno a saber —sintetizó el profesor Lugano ante un auditorio femenino—, los libros de autoayuda son como los remedios homeopáticos: prometen mucho y cumplen casi nada.

Una de las mujeres que poblaban el auditorio del Club del Antilibro levantó la mano, menos ansiosa que apresurada, tomando como referencia la fuerza gravitatoria que verticalizaba su escote.

—Mire, profesor, lo que a nosotros nos interesa es esto de las 7 cualidades irresistibles que los hombres quieren de nosotras.

—Lo que puedo decirle es que el libro asegura poseer la clave de aquello buscan los hombres en una mujer; no me pregunte qué clase de hombre porque el libro no lo aclara. En todo caso, estas 7 cualidades, combinadas de la forma correcta, logran que cualquier hombre quiera establecer una relación duradera, estable, adecuadamente previsible.

—¿Y la primera de las siete cualidades sería...?

—Carácter. A los tipos les gustan las hembras con carácter.

—Yo hubiese creído que la belleza física era el factor preponderante.

—Lo es, pero en un espartano, casi agonal equilibrio con el carácter. Se lo traduzco: el hombre se enamora de una mujer hermosa SOLO cuando su carácter es superior a su belleza.

—¡Muy interesante! —exclamó la mujer— ¿Y la segunda clave?

—Pues bien, ya conseguida la aceptación del equilibrio físico-carácter, al macho le interesan los gustos personales, es decir, las afinidades a un nivel mucho más sutil, por ejemplo, filosóficas y políticas; y, en adelante, los valores. Por supuesto, si no los tiene, mucho mejor.

—¡Esto es oro puro, profesor!

—Tristemente muchas mujeres se descalifican a sí mismas, no de forma consciente, por supuesto, ya que la mujer rara vez tiende a considerarse un fracaso en cuestiones sentimentales. En esto son casi unánimes: la culpa es la falta de hombres, o de hombría, según el caso. En realidad, esta óptica surge a partir de asumirse inconscientemente como magnetos de sujetos perdedores, arribistas, que de ninguna forma buscan establecer una relación perdurable.

—¡Pero es que todos los hombres son iguales, profesor.

—Eso, mi querida amiga, la pone en una honda tapera filosófica. Si todos los hombre son iguales para qué molestarse en buscar el adecuado. Todos son el adecuados.

Otra dama pidió la palabra:

—Por lo que se lee en la contratapa —dijo, manipulando el libro como si se tratara de un objeto sagrado— aquí se promete no solo estas siete cualidades, sino el cómo emplearlas para lograr que un hombre se enamore perdidamente.

—Correcto.

—¿Tiene algo para decir al respecto?

—Que ustedes, mis queridas amigas, desconocen las distintas fases que atraviesa el hombre, incluso el hombre emocionalmente accesible a una relación de pareja; y como consecuencia de ese desconocimiento se producen irritantes desencuentros. Por ejemplo, la mujer se basa, en gran parte, en sus experiencias. Cuando más dramáticas y dolorosas hayan sido, más problemas tendrá en exteriorizar su interés por un hombre particular. Esto choca de frente con la mentalidad masculina, chata y con pocas aristas. De hecho, cuanto más rápido el hombre establece una conexión emocional y física con una mujer, más rápido se enamorará de ella; algo que las mujeres «averiadas», perdonen ustedes el atrevimiento, rara vez exploran.

—Suena un tanto aventurado, profesor.

—Indudablemente, por no decir absurdo; más o menos como el resto de los capítulos: Escuchen:

A continuación, el profesor Lugano enumeró, apelando a su portentosa voz de barítono, los capítulos del libro:

Qué atrae a los hombres de una mujer, Cómo conseguir novio empleando tácticas de la vieja escuela, Cómo entender a los hombres y lo que esperan de una mujer para comprometerse con ella), Cómo mantener a un hombre interesado en ti, Cómo ser una buena novia y hacerle sentir que eres la indicada, Cómo seducir a un hombre y enamorarlo una y otra vez de ti...

El profesor Lugano levantó la mirada, con el gesto adusto de quien busca complicidad para una ironía. Sin embargo, lo que vio no fue un auditorio decepcionado, incluso intelectualmente ofendido, sino una corte de oyentes con los ojos inyectados de diabólico interés.

—Pueden usted comprar este antilibro —dijo el profesor Lugano—, no hay ningún delito en ello, siempre que excluyamos la estupidez. En definitiva, interesa menos entender las 7 cualidades que los hombres esperan de una mujer que reconocer solo una, la única en la que somos intransigentes.

—¿¿¿Cuál??? —se oyó.

—Una gran indulgencia por lo infantil.

—No lo entiendo, profesor.

—Por supuesto que no. Usted es mujer, y todas las mujeres son ferozmente críticas consigo mismas. Nosotros no. Citando erróneamente a Simone de Beauvoir: hasta el más pusilánime de los hombres, en su fuero interno, se considera un dios.




La filosofía del profesor Lugano. I Egosofía.


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3 comentarios:

Jes-kun dijo...

Hace mucho que no leía los preceptos del profesor Lugano. La cara me queda marcada con un rictus de complicidad al identificarme con las irónicas cuestiones filosóficas que trata. En esta ocasión la excepción no tuvo lugar, pude apreciar patrones compartidos por cada fémina que ha atravesando mi camino. No entiendo por que ellas quieren complicar todo, si desde el vamos el hombre dispone de toda su vitalidad para sacar adelante la relación.

Sebastian Beringheli dijo...

La reserva de experiencias del buen profesor parece inagotable, Jes-kun; y como ya sabes, éstas se imprimen con mayor definición cuando han sido sencillamente fracasos...

Saludos!

Havona 23 dijo...

"Si todos los hombres son iguales porque molestarse en buscar el adecuado" Inteligente afirmación afirmación.



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