¿Cómo quieren las mujeres?
Comíamos apresuradamente en una de las mesas más deplorables del bar, por mugre, por ubicación, por la holgazanería de los mozos asignados. No obstante, la experiencia nos deparó la observación directa de un hecho fantástico.
En una mesa contigua una mujer y un hombre conversaban animadamente. Como es habitual en estos casos empezamos a levantar apuestas sobre la naturaleza de la relación que los unía.
Todos aventuramos conjeturas disímiles:
—Son novios.
—Claramente son amigos.
—Yo diría que son amantes.
La única forma de resolver quién era el ganador era obteniendo alguna pista definitiva sobre la naturaleza de aquella relación. En estos casos, por acuerdo implícito, nos entregamos mansamente a la sentencia del profesor Lugano.
—¿Cuál es su veredicto, profesor? —preguntó alguien.
—Realmente no podría decirlo —dijo el profesor—. Lo que sí puedo afirmar más allá de toda duda es que esa mujer lo quiere.
—Eso ya lo sabemos, profesor; lo que nos preocupa es saber si lo quiere como novio, como amigo, como amante...
—Esas categorías son irrelevantes. De hecho, pueden cohexistir perfectamente.
—¿Pero cómo sabe que ella lo quiere?
—Por detalles que no pienso revelar, y menos a ustedes, que todavía no han comprendido la polémica fórmula del querer femenino.
—¿Hay una fórmula?
—Por supuesto.
—¿Y cómo podría resumirla?
—Muy simple: se ha dicho que cuando una mujer quiere con sinceridad, y no necesariamente a un hombre, podemos pensar en un gato, en Dios, en un sobrino, lo quiere como a un hijo.
La filosofía del profesor Lugano. I Egosofía.
El artículo: ¿Cómo quieren las mujeres? fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com
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