¿Cómo piensan las mujeres?


¿Cómo piensan las mujeres?




—Hay problemas cuya resolusión sólo puede alcanzarse prescindiendo de la razón —afirmó el profesor Lugano.

—¿Niega entonces aquel elegante pensamiento de Thomas Browne? —preguntó un acólito que algunos llamaban Bucolicci.

—¿Cuál de todos? Según me han dicho, el hombre pensaba a menudo.

—Cito: Los versos que cantaban las sirenas, o el nombre que adoptó Aquiles cuando se escondió entre las mujeres, son cuestiones enigmáticas, pero que no se encuentran más allá de toda conjetura.

—Si mal no recuerdo, Edgar Allan Poe lo utilizó para abrir sus Crímenes de la Rue Morgue.

—No se equivoca, profesor. Browne y Poe sostienen que todo, absolutamente TODO, puede explicarse utilizando la lógica.

—Disiento gentilmente, con usted y con estos dos colosos del pensamiento. Si me lo permite, puedo probárselo.

—Adelante.

El profesor Lugano se incorporó. Fue hasta la calle y allí interceptó a una mujer. Tras algunos segundos de conversación, y acaso utilizando toda su elocuencia, consiguió que entrara con él al bar.

La mujer se sentó en nuestra mesa, justo enfrente del profesor.

—Muy bien —dijo éste—. Nuestra querida amiga nos ha regalado algunos minutos de su tiempo para probarles mi hipótesis.

—¡Excelente! —exclamó alguien, más emocionado por la presencia de la mujer que por el experimento que se avecinaba.

—Bien. Se trata de un ejercicio muy simple, para el que voy a necesitar a un voluntario, además de nuestra comprensiva amiga.

Varios acólitos levantaron la mano. Lugano seleccionó a Bucolicci.

—El ejercico consiste en los siguiente. Escribiré dos series de tres palabras. Cada palabra tendrá un color diferente. Lo que usted tiene que hacer es leer, con la mayor velocidad posible, el orden de los colores, no de las palabras. ¿Se entiende?

—Perfectamente.

—Muy bien. Ya que será usted el primero en realizar el ejercicio, voy a pedirle a nuestra amiga que se retire algunos metros.

La chica se retiró algunos metros.

Lugano solicitó lapiceras de colores. Conseguimos tres: de color azul, verde y rojo. Acto seguido, escribió las palabras cubriéndolas con el dorso de la mano.

—¿Está listo?

—¡Si!

Lugano colocó el papel sobre la mesa. Decía lo siguiente.

Verde, Rojo, Azul.

—¡Verde, Rojo y Azul! —exclamó Bucolicci, triunfante.

—Muy bien. Lo felicito. Ahora la segunda serie. ¿Está listo?

—Por supuesto:

Lugano dio vuelta el papel:

Azul, Verde, Rojo.

—Azz... verde... Verdd... rojo... Rojj... ¡azul!

Lugano repitió el ejercicio con la muchacha.

Rojo, Azul, Verde.

¡Azul, Verde y Rojo!

—¿Pero qué diablos acaba de ocurrir, profesor? —preguntó Bucollicci, indignado.

—Lo que acaba de ocurrir es un experimento cognitivo llamado Efecto de Jaensch, básicamente se trata de una interferencia semántica en el tiempo de reacción de una tarea, simple; por ejemplo, cuando una palabra como «azul», «verde», «rojo», está escrita con un color que difiere del color expresado por su significado semántico. Esto produce un retraso en el proceso mental, pero no en la intuición.

Bucolicci se retiró del establecimiento al grito de: «¡fraude!».

—¿Se entiende? —continuó Lugano—. La intuición, que nada tiene de místico o de paranormal, a menudo logra resolver aquello que contradice la lógica. En este terreno, ellas nos llevan una ventaja considerable. Por eso cualquier mujer que razone equivocadamente intuirá cosas que resultan incomprensibles para los hombres gobernados por la lógica.




La filosofía del profesor Lugano. I Egosofía.


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3 comentarios:

PABLO dijo...

Nnunca olvide las excepciones a la regla, por lo general es así,también hay hombres igual de intuitivos que las mujeres.

Alejot dijo...

Por supuesto pero así como los hombre generalmente somos más altos y fuertes, la mayoría de las mujeres son más intuitivas 👌🏻

PABLO dijo...

Claro, creo que tiene mucho que ver con la predominancia de hemizferios cerebrales pero, muchos de esos casos son considerados patologicos, por "distorsión" y pensamiento mágico,los psicologos muchas veces moldean al paciente y les quita su escencia bajo etiqueta de comportamiento anomalo, con el supuesto fin de volverlo sano.



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