Las razones de la Angustia


Las razones de la Angustia.




A veces la etimología desvía el orígen de una palabra, en especial cuando ésta designa una emoción, la confunde irremediablemente. El caso de hoy ofrece todo lo contrario.

La palabra Angustia proviene del latín angustia, «angosto», «estrecho»; y a su vez desciende de indoeuropeo anghu, algo así como «moderación». En el medio encontramos significados análogos, por ejemplo, en el francés antiguo anguisse, «ahogo», «tensión». Todas las lenguas occidentales vinculan a la Angustia con cierto malestar o inquietud ante un peligro desconocido. De hecho, el latín angustia alude a un «estrechamiento», es decir, a la falta de aire en los pulmones a causa de una sensación desagradable de opresión.

Ahora bien, una de las teorías más extravagantes sobre las razones de la Angustia fue planteada por la psicología. En primer lugar la Angustia puede surgir sin un objeto claro enfrente. Es decir, simplemente existe, aunque su proyección sea indeterminada. Uno puede sentir Angustia y no saber explicar las razones que la producen o hacia donde se dirige.

Es la naturaleza universal de la Angustia, su presencia en todas las culturas de todas las épocas, las que hacen pensar en un origen que nada tiene que ver con lo estrictamente cultural, y mucho con nuestras dificultades para reconciliar nuestra herencia atávica con la vida social.

Todos nos hemos sentido angustiados. Imaginemos un momento de Angustia sin razones aparentes. Su presencia no sólo acarrea un malestar psicológico, sino algunas alteraciones orgánicas, como sudor, sensación de opresión, elevación del ritmo cardíaco, etc. Ahora bien, los síntomas de la Ansiedad se asemejan bastante a un mecanismo de auto defensa, una alarma que nos pone en estado de alerta ante un peligro inminente, aunque de hecho no podamos explicarlo.

El relato de terror suele hace hincapié en esta sensación, ya que sus móviles anónimos ofrecen un vasto campo de exploración, así como la posibilidad de que el lector empatice rápidamente con un personaje en apuros. M.R. James continúa la teoría de Sigmund Freud y propone que la sensación de Angustia es una respuesta física que hace retroceder al individuo a sus primeros segundos de vida extrauterina; donde el corazón se acelera y los pulmones deben ensancharse para recibir oxígeno directamente.

Arthur Machen apuesta más fuerte, y sugiere que el sujeto retratado en un cuento debe someterse a los disparadores universales de la Angustia, aunque ni siquiera se la mencione directamente. Por eso en casi todos los relatos de vampiros, por ejemplo, es necesario «descender» a una catacumba fétida donde el aire es prácticamente irrespirable; o el simple instinto de correr y ponerse a salvo nunca termina siendo una opción válida para el protagonista [ver: El Horror siempre viene desde el Sótano]

Es muy sencillo identificarse con la Angustia. El relato de terror juega con esta facilidad innata y ofrece al lector una situación con la cual puede identificarse fácilmente, solo que el protagonista nunca actúa para atenuar su angustia, es decir; evitar aquello que la produce. Esta es la razón por la cual los protagonistas se aventuran en sótanos pestilentes, abadías embrujadas y habitaciones ocupadas por fantasmas y demonios; en vez de dar media vuelta y poner a salvo la vida, tal como lo ordena esa pulsión universal e inarticulada que llamamos Angustia.




Taller de literatura. I Psicología.


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1 comentarios:

Hécate dijo...

Extraordinario análisis de la angustia derivada de los cuentos de terror.



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