Cuentos latinoamericanos.
En esta sección de El Espejo Gótico daremos cuenta de los mejores cuentos latinoamericanos en nuestra biblioteca; pasando por varias antologías, autores clásicos del relato latinoamericano y otros menos conocidos pero igualmente interesantes.
Cuentos latinoamericanos.
- Cuentos góticos latinoamericanos.
- Cuentos latinoamericanos de terror.
- A la deriva (Horacio Quiroga)
- Almohadón de plumas (Horacio Quiroga)
- Amada en el amado (Silvina Ocampo)
- Cielo de claraboyas (Silvina Ocampo)
- Circe (Julio Cortázar)
- Continuidad de los parques (Julio Cortázar)
- Dos mujeres (Gertrudis de Avellaneda)
- El alambre de púa (Horacio Quiroga)
- El caso de la señorita Amelia (Rubén Darío)
- El castillo de lo inconsciente (Amado Nervo)
- El crimen del otro (Horacio Quiroga)
- El espectro (Horacio Quiroga)
- El fardo (Rubén Darío)
- El hijo (Horacio Quiroga)
- El hombre muerto (Horacio Quiroga)
- El infierno artificial (Horacio Quiroga)
- El lobisón (Horacio Quiroga)
- El lobizón (Silvina Bullrich)
- El Psychon (Leopoldo Lugones)
- El puñal (Jorge Luis Borges)
- El sátiro sordo (Rubén Darío)
- El solitario (Horacio Quiroga)
- El vampiro (Horacio Quiroga)
- El velo de la reina Mab (Rubén Darío)
- La calle Sarandí (Silvina Ocampo)
- La casa de Asterión (J.L. Borges)
- La extraña muerte del fray Pedro (Rubén Darío)
- La galera (Manuel Mujica Láinez)
- La gallina degollada (Horacio Quiroga)
- La insolación (Horacio Quiroga)
- La larva (Rubén Darío)
- La mancha hiptálmica (Horacio Quiroga)
- La metamúsica (Leopoldo Lugones)
- La miel silvestre (Horacio Quiroga)
- La muerte de Isolda (Horacio Quiroga)
- La ninfa (Ruben Darío)
- Las rayas (Horacio Quiroga)
- Lluvia de fuego (Leopoldo Lugones)
- Los bebedores de sangre (Horacio Quiroga)
- Los buques suicidantes (Horacio Quiroga)
- Los caballos de Abdera (Leopoldo Lugones)
- Los Mensú (Horacio Quiroga)
- Los pescadores de vigas (Horacio Quiroga)
- Más allá (Horacio Quiroga)
- Nosferatu (Griselda Gambaro)
- Nuestro primer cigarro (Horacio Quiroga)
- Thanatopia (Rubén Darío)
- There are more things (Jorge Luis Borges)
- Sobre héroes y tumbas (Ernesto Sábato)
- Una estación de amor (Horacio Quiroga)
- Una noche de edén (Horacio Quiroga)
- Un fenómeno inexplicable (Leopoldo Lugones)
- Un pacto con el diablo (Juan José Arreola)
- Verónica (Rubén Darío)
- Viola Acherontia (Leopoldo Lugones)
- Yaguaí (Horacio Quiroga)
- Yzur (Leopoldo Lugones)
Autores en El Espejo Gótico. I Autores con historia.
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5 comentarios:
Felicidades! He encontrado vuestro sitio de pura casualidad y estoy encantada por la diversidad y altísima calidad de su factura. es uno de los más completos sobre el tema que he visto en lengua española. Mi nombre es Duchy Man, soy una ilustradora, diseñadora de vestuario y escritora de La Habana, Cuba, y estoy muy interesada en el gótico, aunque mi trabajo versa más sobre el Simbolismo y el decadentismo finisecular. Espero seguir la comunicación con vosotros y gracias por haber creado un sitio de referencias tan útiles y completas. Un Saludo. Duchy Man
Esperamos que nos sigas honrando con tu visita, Duchy..
Saludos desde Argentina!
Saludos de vuelta! Me pregunto si conoces la obra de Julián del Casal? Te reitero que ha sido un tremendo gusto para mí haber encontrado "El espejo..."
Un abrazo desde La Habana
Si, de hecho aquí en Argentina, al menos para los que nos gusta el modernismo, tenemos a Casal en muy alta estima.
Lamentablemente, esta clase de autores sólo persiste en el afecto de unos pocos.. Las modas, y algunas aberraciones literarias, han ganado demasiado terreno..
Saludos!
MORIR EN UNA PLAZA DE TOROS
Fallecí una tarde de Octubre del 2008, en la ardorosa y desoladora arena de Acho, dicen que fue la fiesta de los toros, todo un espectáculo de arte, jamás fue fiesta para mí, menos existió el arte; un día antes empezó mi desventura, me llevaron donde jamás estuve, la oscuridad, quise descansar pero no me lo permitieron, a palos me hacían saber que tenía que mantenerme despierto y de pie, varias horas después y sin saber porque, me golpearon con palos los testículos y riñones, soy fuerte pero no voy a negar que fue el inicio de mi llanto, a los minutos me llevaron hacía una puerta, ésta se abrió, estaba yo completamente desorientado, vi la luz y me aterré, salí al ruedo tratando de saltar y huir, no había como, la gente clamaba por sangre, sospeché lo peor ¡Pero no! Ellos eran los pensantes seres humanos y yo el animal, jamás permitirían el genocidio; se antepuso un hombre con un extraño capote, me incitaba a la pelea, el ruido del público me puso nervioso, lo embestí para asegurar mi existencia, él esquivaba y gambeteaba mi estrategia, no encontraba explicación a su propósito, al rato un picador clavó un puyazo en mi lomo ¡Qué dolor! Claro, me rompió los músculos de esa zona, la sangre que emanaba y yo cada vez más débil, arremetió nuevamente contra mi con más rabia que antes, a éste señor jamás lo había visto antes, no entendía sus razones para hacerme daño, me pregunté si ¿Yo también tenía Dios? Los aplausos y gritos de la eufórica gente me hicieron entender algo, pedían mi muerte, no sin antes prolongarme el sufrimiento; Sentí los puntillazos de las banderillas, fue indescriptible la tortura, se prolongo la hemorragia pues los ocho arpones que tenía en mi lomo medían 8cm cada uno, ya no levantaba la cabeza, mi espina dorsal estaba muy herida y de eso hacía alarde el torero con pasitos artísticos delante de mi, nuevamente la gente aplaudió premiando su valentía y machismo, mientras yo exhausto agonizaba, esperé el sablazo final, la espada de 80 centímetros de filo y acero me destrozó el hígado y los pulmones, empecé a vomitar sangre, aunque siempre me consideré valiente, di mis últimos pasos de modo vergonzoso, la sangre llenaba mi boca y nariz, me asfixiaba, resistí y resistí, pronto caí, lloraba ¡Sí! Estaba llorando, tuve la esperanza que uno de esos seres que gozaba mi agonía se arrepienta y me salve, me equivoqué, los hombres se matan entre hombres ¡Porqué no matar un animal? Ellos pagaron por ver mi agonía ¿Quién les privaría de ese espectáculo? Pedían el descabello y así fue, una puñalada en mi cabeza dañó mi medula espinal y me dejó paralizado, ante la algarabía del público y la vanagloriosidad del torero, dejé de respirar.
Fallecí una tarde de Octubre, el resto usted ya lo sabe…
MOZUELO
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