Los «Puntos Fríos» y los fantasmas


Los «Puntos Fríos» y los fantasmas.




Otro viernes en el Consultorio Paranormal de El Espejo Gótico, esta vez, con un caso relacionado con los Puntos Fríos (Cold Spots).

En teoría, se cree que un espíritu o un fantasma está hecho de energía (ver: ¿De qué están hechos los espíritus?). Para manifestarse, estas entidades extraen energía del medio ambiente. Al hacerlo se produce un súbito descenso de temperatura en el lugar. El epicentro de este suceso, es decir, la zona desde donde las entidades están extrayendo energía del ambiente, se conoce como Punto Frío.

Los Puntos Fríos son muy comunes durante los fenómenos paranormales, incluso son habituales sin que haya una manifestación perceptible. Muchas personas sostienen que haber sido tocadas por un espíritu o un fantasma, y que la sensación producida es simplemente frío. Mucho frío (ver: Señales de que hay un espíritu en tu casa).

Es importante aclarar que los Puntos Fríos son básicamente un espacio de frío inexplicable en medio de una habitación cálida, donde no hay ninguna corriente de aire, o ninguna causa física que pueda explicar el fenómeno. Por lo general, se considera que los Puntos Fríos constituyen una señal de que un espíritu está tratando de comunicarse (ver: Un espíritu está tratando de comunicarse conmigo).

Ahora bien, los Puntos Fríos solo se focaliza en un área específica, donde se produce una disminución repentina de la temperatura ambiente. Rara vez esto abarca todo el ambiente, sino más bien un área determinada (ver: Espíritus y «ambientes cargados»).

Si bien los Puntos Fríos son un indicador de actividad paranormal o espiritual en el área, también hay que decir que se trata de un fenómeno para el cual existen muchas explicaciones naturales. Las variaciones de temperatura, incluso las más bruscas, a veces tienen que ver con cuestiones estructurales, y no con fantasmas y espíritus. Por eso siempre es importante descartar cualquier explicación lógica antes de avanzar en la hipótesis de trabajo de una manifestación sobrenatural (ver: El verdadero significado de los fantasmas)

Dicho esto, compartimos la experiencia personal que ha llegado al Consultorio Paranormal de El Espejo Gótico en relación a los Puntos Fríos.



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Desde que era joven he experimentado muchas cosas raras, pero al mismo tiempo descreía de ellas, diciéndome que era solo mi imaginación, o buscando explicaciones razonables para justificarlas. Hoy en día, siendo un hombre adulto, he comenzado a despojarme de esos prejuicios y ver estas cosas raras de otra manera, sobre todo después de esta experiencia que me dispongo a compartir con El Espejo Gótico.

Esta historia sucedió hace más de diez años. Mi novia en ese momento y yo hicimos un viaje de fin de semana. Alquilamos esta cabaña enorme a la sombra de las sierras. Parecía ser una de esas casas antiguas, solitarias, pero bien remodelada en su interior. Lo primero que hice cuando llegamos fue explorar cada habitación. Siempre he hecho esto en lugares nuevos, incluso desde que era niño. Me encanta tomarme el tiempo de conocer bien el lugar donde voy a pasar unos días.

En el dormitorio principal, ubicado en el primer piso, encontré un armario majestuoso. Realmente era enorme, y muy antiguo. Sobre él, en el techo, había una trampilla. Supuse que sería el típico ático de las casas de madera a dos aguas de la zona. Decidí explorar un poco y, efectivamente, al abrir la trampilla pude destrabar la escalera plegable que iba al ático.

Recuerdo estar emocionado ante la posibilidad de explorar ahí arriba, pero lo cierto es que había telarañas por todas partes. Intenté subir, pero a medida que subía cada escalón, sentí que algo me detenía, un sentimiento, una sensación, como si algo me dijera: «No, no puedes subir» (ver: Infección Astral: casas tomadas por los espíritus)

Así que me detuve con este sentimiento extraño. Traté de sacudírmelo de encima y volvía bajar para ir con mi novia en la planta baja.

Esa noche, mi novia y yo nos quedamos dormidos bastante rápido. Estábamos exhaustos porque habíamos estado conduciendo todo el día para llegar a las sierras. No puedo confirmar con exactitud a qué hora empezaron los golpes en la puerta de la habitación. Fue en medio de la noche, eso es seguro (ver: Un golpe: «SÍ»; dos golpes: «NO»; tres golpes: «DÉJAME ENTRAR»)

Los dos nos despertamos sobresaltados. Nos miramos el uno al otro sin estar seguros si efectivamente alguien había golpeado la puerta o no, pero definitivamente habíamos sentido algo. Esto duró un par de segundos. Entonces, de repente, la temperatura en la habitación bajó brúscamente (ver: Espíritus que no abandonan su antigua casa).

Era una noche cálida de verano, sin corrientes de aire en la habitación, y por otro lado no teníamos el aire acondicionado encendido. Tampoco había ninguna ventana abierta. Lo cierto es que el ambiente pasó de ser relativamente cálido a muy frío en cuestión de segundos. Incluso recuerdo haber visto en la penumbra una bocanada de vapor saliendo de la boca de mi novia.

Mientras nos preguntábamos por qué estábamos despiertos, la puerta del baño, que estaba justo al lado de la cama, comenzó a temblar violentamente. No solo eso, sino que el pomo de la puerta giraba como si alguien estuviera tratando desesperadamente de entrar (ver: Algo golpea la puerta de mi habitación)

Nos quedamos congelados en la cama hasta que el evento se detuvo. No duró más que unos segundos (ver: Parásitos astrales y las «malas energías»).

Haciéndome el tipo duro (aunque estaba temblando), me levanté a comprobar si había alguien más en la casa. Abrí la puerta del baño y no ví a nadie. Me arrastré lentamente hacia el pasillo, y revisé cada habitación, una por una. No encontré nada. Me tomé el trabajo de chequear que todas las ventanas estuviesen cerradas. Por otro lado, la temperatura en el resto de la casa era cálido, incluso caluroso, solo el dormitorio estaba helado, pero cuando regresé de mi excursión el frío se había disipado.

Regresé a la habitación y le di a mi novia alguna explicación racional. No recuerdo cuál fue. Probablemente no me creyó. En todo caso, hicimos todo lo posible para volver a dormir.

En algún momento me pregunté si el evento podría haber tenido algo que ver con intentar subir al ático. Recordé que las telarañas eran espesas, viejas. Seguramente era el primero en intentar subir allí en mucho tiempo.

No tengo idea de cómo, después de lo que ocurrió, finalmente logramos volver a dormirnos. Entonces sucedió de nuevo, pero no exactamente como antes.

Se escucharon golpes y la temperatura bajó drásticamente. La puerta del baño tembló violentamente. Estábamos horrorizados, sobre todo yo, porque recordé de repente que nunca la había cerrado.

Miré hacia allí y las luces del baño comenzaron encenderse y apagarse solas. Quizás solo parpadeaban, pero definitivamente yo las había apagado cuando revisé el interior del baño. Solo atiné a estirarme y cerrar la puerta violentamente.

Después de un minuto, no más, volvió el silencio, y la temperatura volvió gradualmente a ser cálida (ver: La energía negativa en mi casa se manifestó).

Naturalmente, ya no volvimos a dormir esa noche.

A la mañana siguiente empacamos nuestras cosas y nos fuimos inmediatamente de allí. Pero antes de partir, sin embargo, sentí el impulso de visitar el ático. De todas formas, ya no tendría que pasar la noche allí.

Dejé a mi novia en el piso inferior, preparando nuestras cosas. Subí al dormitorio y cuando abrí la puerta sentí esta ráfaga de aire helado golpeándome en el rostro. Realmente se sintió como un golpe (ver: Cuando algo invisible te toca).

Decidí que ya tenía material más que suficiente para una buena anécdota, y nos largamos de ahí.

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Consultorio Paranormal. I Fenómenos paranormales.


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1 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, ayer estaba en mi habitación eran las 12:53 pm, la temperatura era calurosa, pero me senté en mi cama y senti que detrás de mi algo helado se acercaba ami y sentí como las cortinas de mi closet se movieron un poco, no había brisa,ni por donde entrara aire,no se si era una presencia porque sentía como se alejaba y volvía a acercarse ami, ese frío en mi espalda.



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Taller gótico.
Poema de Hannah Cowley.
Relato de Thomas Mann.