Un golpe: «SÍ»; dos golpes: «NO»; tres golpes: «DÉJAME ENTRAR»


Un golpe: «SÍ»; dos golpes: «NO»; tres golpes: «DÉJAME ENTRAR»




Otra curiosa experiencia recibida en el Consultorio Paranormal de El Espejo Gótico, esta vez, relacionada con extraños e inexplicables golpes en la pared que, quizás, escondan una especie de código de comunicación con el más allá (ver: Algo golpea 3 veces la puerta de mi habitación).


***

Soy un hombre suceptible a los ruidos nocturnos. No solo me molestan, me impiden por completo conciliar el sueño, a tal punto que cada vez que me quedaba a dormir en la casa de mi novia debía quitarle las baterías a todos los relojes de pared. El tic-tac me resulta insoportable.

En general, puedo dormirme perfectamente con la tele encendida, con música, o hasta con el sonido irregular de la lluvia en el techo. De hecho, no tengo el sueño liviano. Mi problema son esos pequeños sonidos nocturnos que toda casa tiene, y que me impiden conciliar el sueño. Una vez que lo logro, nada me despierta.

No es que sea un obsesivo realmente, pero tengo mis rutinas a la hora de irme a la cama. Verifico que ninguna canilla gotee, que ninguna ventana quede parcialmente abierta para no escuchar el roce de las cortinas en el viento; en fin, creo que la idea se entiende.

Soy suceptible a los ruidos nocturnos, como decía, y es por eso que esta experiencia me resultó particularmente inquietante.

Me fui a la cama a una hora indeterminada (en cuarentena creo que a todos nos sucede lo mismo). Estuve mirando algunos videos en mi celular, y me dispuse a dormir. Entonces empecé a escuchar unos ruidos muy débiles, pero rítmicos. Sonaban como pequeños golpes apagados, seguidos de un período de silencio.

Como seguramente se pueden imaginar, me levanté para tratar de identificar su origen de esos ruidos. Sabía que no podría dormir si no lo hacía.

Curiosamente, los ruidos provenían de mi dormitorio. Así que encendí las luces y comencé a investigar. Lo primero que pensé era que probablemente se tratara de alguna cucaracha, o incluso de un roedor mordisqueando algo en el techo. Sin embargo, el ruido era rítmico, pausado, regular, algo que difícilmente uno pudiera asociar al comportamiento de los insectos o de los roedores (ver: Espíritus y «ambientes cargados»).

Finalmente me di por vencido.

Estaba cansado, y no me sentía en condiciones de pensar con claridad. De modo tal que me coloqué dos tapones de algodón en los oídos, y volví a la cama.

Los ruidos continuaron.

Esta vez no me levanté, sino que me quedé en la cama tratando de agudizar los oídos para rastrear el origen. Definitivamente provenían de una pared a la derecha de mi cama, es decir, la pared que da al frente de la casa, con lo cual podía descartar la posibilidad de que se tratara de un vecino molesto o algo así (ver: Sentir «presencias» cuando estás solo).

También pude encontrar un patrón en los ruidos.

A veces se escuchaba un pequeño golpe apagado, seguido de un largo silencio; luego dos golpes, y de nuevo nada (ver: Sentir que hay un espíritu en casa).

Soy un aficionado a lo paranormal, no un experto; pero sabía lo suficiente como para asociar estos golpes con aquello de que un golpe significa SÍ, y dos golpes significan NO.

Pensé en esto lateralmente, porque en un momento dado, sintiéndome incapaz de determinar el origen de los ruidos, consideré que sería interesante que se tratara de algo paranormal...

...Boomp...

Una sensación de inquietud comenzó a recorrerme la espalda.

...Boomp... Boomp... Boomp...

Escuché tres golpes quedos, pero deliberados, en la pared.

Al principio traté de racionalizarlo, pero cuanto más lo pensaba, menos sentido tenía. Esa pared daba a la calle, sin árboles que pudieran rozar sus ramas. De todos modos, no sonaba como algo que proviniera del otro lado de la pared, sino más bien dentro de la habitación.

Decididamente no era un animal pequeño...

...Boomp... Boomp.

¿Los golpes me estaban respondiendo?

Boomp...

Quizás suene bastante tonto, pero empecé a hacerle preguntas a la pared. No en voz alta, sino mentalmente. Ya saben, con esa voz de nuestro monólogo interior (lo menciono porque será importante más adelante).

—¿Hay alguien ahí? —pensé.

...Boomp...

—¿Te conozco?

...Boomp...

Para resumir un poco, hice toda clase de preguntas para eliminar la posibilidad de una casualidad. Quiero decir, pregunté si este era mi segundo nombre, si aquel era el apellido de mi madre, si estaba mostrando dos dedos debajo de las sábanas; en fin.

En todos los casos la respuesta fue acertada.

Lo desconcertante fue que, a veces sin que yo hiciera ninguna pregunta, se escuchaban tres golpes consecutivos. Evidentemente no significaban SÍ o NO, de modo que lo atribuí a un posible NO SÉ. De todos modos, estos tres golpes no encajaban con nada de lo que yo estuviese pensando.

En este punto ya no sentía miedo, sino más bien curiosidad.

—¿Vivías en esta casa?

...Boomp... Boomp.

—¿Vivías? Quiero decir, ¿alguna vez estuviste vivo?

...Boomp...

—¿Eres hombre?

...Boomp... Boomp...

—¿Quieres hacerme daño?

...Boomp... Boomp...

—¿Hay algo que yo pueda hacer por tí?

...BOOMP...

Esta vez sonó mucho más fuerte que las anteriores. Sonó como si eso estuviera ansioso (ver: Las sombras del plano astral que habitan en tu casa).

Decidí que ya había tenido suficiente.

Tratando de que mi voz suene natural pero confiada, dije en voz alta.

—Mira, necesito dormir. No quiero volver a escuchar golpes ni ruidos extraños. ¿Estamos de acuerdo?

...Boomp...

Permanecí alerta unos segundos, pero no se oyó ningún ruido más. Con una sensación de extraña calma, que hoy me parece totalmente inexplicable, me dispuse a dormir (con la luz encendida, naturalmente)

Cuando estaba a punto de conciliar el sueño, en ese punto en donde todavía estás consciente pero como flotando en una corriente, se escucharon tres golpes mucho más fuertes que los anteriores:

...BOOMP... BOOMP... BOOMP...

Después de algunos insultos lanzados al aire, dije:

—¿Qué diablos significa eso?

Entonces escuché una voz femenina, un susurro entrecortado en mis oídos, que no sonaba en absoluto a mi propia voz interior. Dijo:

...DÉJAME ENTRAR...

***




Consultorio Paranormal. I Fenómenos paranormales.


Más Consultorio Paranormal:
El artículo: Un golpe: «SÍ»; dos golpes: «NO»; tres golpes: «DÉJAME ENTRAR» fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción, enviar consultas o compartir tu experiencia, escríbenos a elespejogotico@gmail.com

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Tres golpes es un insulto a la santa Trinidad , te estaban engañando para que la dejaras entrar y no era algo que alguna vez tuvo vida si me entiendes



Lo más visto esta semana en El Espejo Gótico:

Poema de Hannah Cowley.
Relato de Thomas Mann.
Apertura [y cierre] de Hill House.

Los finales de Lovecraft.
Poema de Wallace Stevens.
Relato de Algernon Blackwood.