Salomé: la mujer que rompió el corazón de Nietzsche


Salomé: la mujer que rompió el corazón de Nietzsche.




Lou Andreas-Salomé (1861-1937) —cuyo verdadero nombre era Luíza Gustávovna Salomé— fue escritora, filósofa, psicóloga, feminista, y tal vez la única mujer en el mundo capaz de cautivar el corazón de Friedrich Nietzsche.

Salomé nació en la convulsiva San Petersburgo, única hija mujer de un obtuso general del ejército. De muy joven ya mostró su gran capacidad de persuación. A los diecisiete años convenció a Hendrik Gillot, un predicador veinticinco años mayor que ella, de instruirla en filosofía, religión, teología y literatura, principalmente alemana y francesa. Naturalmente, el solícito Hendrik Gillot se enamoró perdidamente de Salomé, a tal punto que planeó divorciarse de su esposa y huir con ella a Suiza. Salomé declinó la propuesta, en cambio, se inscribió sola en la Universidad de Zúrich.

En 1882, justo después de publicar: Aurora. reflexiones sobre los prejuicios morales (Morgenröthe. Gedanken über die moralischen Vorurtheile) y la primera parte de La gaya ciencia (Die fröhliche Wissenschaft), Friedrich Nietzsche conoció a Salomé, por entonces de veintiún años de edad, a través de dos amigos: Malwida von Meysenbug y Paul Rée.

Salomé se sintió rápidamente atraída por el intelecto de Friedrich Nietzsche, el filósofo, en cambio, se enamoró integralmente de ella.

Nietzsche y Salomé compartieron un fructífero verano juntos en Tautenburg, acompañados por la inoportuna hermana del filósofo, Elisabeth. Friedrich Nietzsche se enamoró sinceramente de Salomé, pero ella lo veía más como un mentor, un amigo, un extraordinario compañero de discusiones y polémicas, pero de ningún modo como amante.

Al declinar aquel verano la situación se tornó bastante incómoda. Todas las insinuaciones de Nietzsche fueron elegantemente rechazadas. Para sumar inconvenientes Paul Rée se sumó a las vacaciones, lo cual precipitó a Nietzsche a declararle abiertamente su amor incondicional.

Nietzsche le pidió a Salomé que se casara con él. Ella lo rechazó, esta vez sin ambigüedades, y le confesó que estaba secretamente enamorada de Paul Rée, tal vez el mejor amigo del filósofo. Doce años después de aquel estío tormentoso Salomé escribiría una de las obras que mejor retratan el pensamiento y la filosofía de Nietzsche, titulado: Friedrich Nietzsche en su obra (Friedrich Nietzsche in seinen Werke).

El verano se disolvió entre intrigas y decepciones

La idea utópica de fundar una especie de comunidad intelectual entre los tres, es decir, Salomé, Nietzsche y Rée, llamada Winterplan, se abandonó por completo. Al llegar a Leipzig, Salomé y Paul Rée se separaron de Nietzsche, tras un último intento de persuadir a la muchacha de que se casara con él argumentando que era la única mujer en el mundo capaz de comprenderlo.

Salomé volvió a rechazarlo, pero esta vez con una contraoferta. Sugirió que ambos pretendientes se unieran a ella en un triunvirato de trabajo intelectual. Sorprendentemente, Nietzsche aceptó, también Rée, aunque luego el filósofo entendió que si no podía obtener su amor su presencia no le sería particularmente estimulante en el terreno intelectual. Sin embargo, Nietzsche se sintió profundamente degradado por los constantes rechazos de Salomé.

Al llegar el otoño la relación amistosa entre Nietzsche y Salomé se enfrió, también su amistad con Paul Rée, a quien íntimamente consideraba un traidor. En simultáneo, Salomé inició correspondencia con otro intelectual notable de la época: Sigmund Freud. Enterado de esta doble traición de Salomé, o al menos así lo sentía el filósofo, Nietzsche se aisló de su círculo íntimo y se entregó a hondas fantasías suicidas.

Estos pensamientos mórbidos lo acompañaron en su breve estancia en Rapallo, donde en apenas diez días escribió la primera parte del Así habló Zaratustra (Also sprach Zarathustra).

A propósito del Zaratustra, se cree que un pasaje refleja a la perfección las emociones contradictorias de Nietzsche a propósito de su amor por Salomé, el cual lo rebajó a un estado servil del que nunca se pudo recuperar. En cierto momento, recordando esa honda depresión, Zaratustra dice:


«¿Vas a ver mujeres? ¡No olvides el látigo!» [(Du gehst zu Frauen? Vergiss die Peitsche nicht!]


Salomé y Réese instalaron en Berlín y vivieron juntos como pareja durante algunos años de gozosa clandestinidad. En 1887 ella terminó la relación, mejor dicho, la puso en suspenso luego de soportar la creciente tendencia de su amante a contraer deudas, y contrajo un sorpresivo matrimonio célibe con el lingüista Carl Friedrich Andreas.

A pesar de sus recurrentes aventuras con otros hombres, Salomé y Andreas permanecieron casados hasta 1930. Durante ese período Salomé cultivó amoríos epistolares (y epidérmicos) con intelectuales de enorme reputación, entre ellos, el ya mencionado Sigmund Freud, el político Georg Lebedour, el poeta austro-húngaro Rainer Maria Rilke, quince años menor que ella, con quien vivió un perdurable romance, y el psicoanalista Viktor Tausk, entre otros.

Si bien todas estas relaciones fueron retratadas en su libro: Revisión de vida (Lebensrückblick), Salomé siempre fue una mujer discreta y modesta. Rara vez hablaba de su propia producción literaria, a la que consideraba de pobre calidad. En 1937 Salomé falleció.

Pocos días después la Gestapo ingresó en su casa de Göttingen y quemó su biblioteca. Entre los restos chamuscados se halló parte de su diario íntimo, donde ya en las últimas páginas puede leerse un pensamiento afín a las inclinaciones mórbidas de Nietzsche:


«Si dejara que mis pensamientos vagaran, no encontraría ninguno. Lo mejor, después de todo, es la muerte.»




Autores con historias. I Historias de amores prohibidos.


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