El mito de Medusa: historia y psicología.


El mito de Medusa: historia y psicología.




La historia de Medusa, cuyo nombre significa «guardiana», y acaso «protectora», es uno de los mitos griegos más poderosos de la antigüedad; tal vez porque agrupa todos los ingredientes de la tragedia, en este caso, una tragedia inmerecida y manchada de oprobio.

Todos conocemos la imagen aterradora de Medusa, aquello que los griegos llamaban el gorgoneion: una mujer diabólica con serpientes en lugar de cabellos, cuya maldición convierte en piedra a todo aquel que la mirara. Sin embargo, la verdadera historia de Medusa, o mejor dicho, el pasado que eventualmente la convirtió en esta dama de formas espantosas, tal vez podría modificar la idea que tenemos sobre ella.

Medusa era una de las tres Gorgonas hijas de Forcis y Ceto, y a veces de Tifón y Equidna. Tenía dos hermanas, Euríale y Esteno. Las tres eran parientes de las Grayas, aquellas ancianas proféticas que compartían un solo ojo y un solo diente. Así las ubica el poeta Esquilo en las remotas llanuras de Cistene:


No muy lejos, las alígeras hermanas
Con serpientes por cabellos; las gorgonas
Enemigas del hombre.


Si bien las representaciones más antiguas de Medusa la mostraban como una criatura monstruosa, hija de fuerzas tectónicas descomunales, su pasado mítico relata una historia diferente. Los poetas la retrataban de forma ambigua, bella y a la vez temible. En el siglo V a.C. Píndaro alaba su hermosura, y Ovidio, mucho más adelante, nos comenta que Medusa era una bellísima muchacha que trabajaba en el templo de Atenea.

Se dice que su hermosura cautivó a hombres y dioses; incluso al volátil Poseidón, el Señor de los mares, quien la amó por la fuerza sobre el frío mármol del templo. Atenea, furiosa por esa profanación, transformó su cabello en una madeja de serpientes, acaso para simbolizar aquel acto bestial y voluptuoso sobre el que la pobre Medusa no tenía responsabilidad alguna, ya que Poseidón la había tomado por la fuerza.

Maldecida por los dioses, odiada por los hombres, olvidada por las Moiras, las tejedoras del destino; la inocente Medusa fue enviada al exilio bajo la forma de una criatura horrenda. En la oscuridad de su laberinto, decorado con estatuas formadas con los cuerpos de los incautos que se atrevían a mirarla, Medusa los odió a todos con un odio perfecto y legítimo.

Fue así que Perseo, protegido por la celosa Atenea, llegó hasta el reino de Medusa. La versión cinematográfica sostiene que el héroe utilizó el reflejo de su escudo para no mirarla directamente, y de este modo matarla sin quedar reducido a una mera estatua. Sin embargo, el mito antiguo es menos benévolo con Perseo. Allí se dice que el héroe la encontró durmiendo, y que la decapitó en el acto, sin mediar palabras ni agravios. Solo la vengativa Atenea sabía que Medusa estaba embarazada de Poseidón, y por eso guió secretamente la mano del guerrero para que su estocada fuera perfecta.

De la sangre derramada emergió un caballo formidable, llamado Pegaso, cuyas alas le permitían correr velozmente sobre las nubes.

Perseo llevó la cabeza de Medusa al rey Polidectes. Con ella logró rescatar a Andrómeda de las fauces del gigante Criasor.

Ahora bien, es legítimo afirmar que el mito de Medusa, cualquiera sea su versión, es posterior al símbolo que representa. Su fuerza reside claramente en la cabeza, pero esta solo adquiere potencia después de la maldición de Atenea; lo cual nos lleva a preguntarnos si de hecho fue una maldición o un don para que Medusa pudiera vengarse de los hombres, representados en el abusivo Poseidón.

Pero vayamos aún más lejos. La cabeza de Medusa es anterior a la propia Medusa. Es decir, el símbolo del gorgoneion era originalmente una máscara ritual. Todo lo demás, el cuerpo de Medusa, su historia trágica, su venganza y su muerte, corresponden al mito ya establecido, que acaso olvidó o suavizó aquella máscara de culto cuyo verdadero significado se nos escapa.

Una de las pruebas más concluyentes de esta hipótesis la brinda el propio Homero en la Odisea, cuando Ulises menciona una «horrenda cabeza» pero nunca aclara que esa cabeza tiene un cuerpo, es decir, que no es autónoma, y mucho menos que el cuerpo que la sostiene corresponde a una mujer llamada Medusa. Si la cabeza de Medusa es más importante que Medusa propiamente dicha, es justo que digamos algo sobre su destino.

Ovidio comenta que Perseo pasó por el norte de África y con gracias a ella convirtió en piedra a Atlas, aquel titán encargado de sostener la bóveda celeste. Desde allí el héroe fue hasta la isla de su madre, Dánae, que también lo engendró mediante un ardid de Zeuz, camuflado en una fina lluvia de oro, para algunos, la metáfora de una «coima». Dánae estaba a punto de ser casada obligatoriamente con el rey. Perseo ingresó en la corte, advirtió a su madre para que se cubra los ojos, y extrajo la cabeza horrible de Medusa.

Al concluir sus aventuras, Perseo entregó la cabeza de Medusa a su patrocinadora, Atenea, quien la colocó en su escudo.

Para los interesados en algún estudio psicológico del mito de Medusa les recomendamos un ensayo de Sigmund Freud, publicado póstumamente en 1940, llamado: Das Medusenhaupt, «la cabeza de Medusa». Allí se propone el origen del talismán del gorgoneion, algo así como un amuleto que representa el acto de castración, asociado en la mente del niño con el hallazgo sorprendente de la sexualidad de la madre.




Mitología. I Mitología griega.


El artículo: El mito de Medusa: historia y psicología fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Maravillas,como siempre.

Anónimo dijo...

Fue de gran ayuda, gracias.

dulce dijo...

esta es una historia muy conocida y nos da a entender ke a los dioses no le importa tanto las cosas de humanos por le atenea la maldigo y ella no tenia la culpa atenea es muy celosa..



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