Umberto Eco y el amor como enfermedad en la Edad Media


Umberto Eco y el amor como enfermedad en la Edad Media.




La Edad Media fue un período histórico que se debatió entre la superstición y la razón, entre la tradición embrutecida y la necesidad de apoyarse en criterios verificables para entender el funcionamiento del universo. El amor, como no podía ser de otro modo, también se inscribe en esa batalla.

En la novela: El nombre de la rosa (Il nome della rosa), Umberto Eco se apoya en una vasta bibliografía medieval para describir las nociones fantásticas y aún aterradoras del amor como síntoma físico de una enfermedad del alma.

El repaso de esos libros medievales corresponde a un joven monje franciscano que, por descuido o sutil capricho del destino, ha caído en las garras del amor.

Preso de una culpa atroz, se aventura con su maestro en los sombríos corredores de una biblioteca secreta, donde libros prohibidos le revelan la naturaleza de su deseo.



«Y al mismo tiempo me iba convenciendo de que, a pesar de encontrarme enfermo, la enfermedad que padecía era, por decirlo así, normal, puesto que tantos otros la habían sufrido, y parecía que los autores citados hubieran estado pensando en mí cuando la describían.

»Así leí, emocionado, las páginas donde Ibn Hazm define el amor como una enfermedad rebelde, que sólo con el amor se cura, una enfermedad de la que el paciente no quiere curar.

»Basilio de Ancira afirma que el mal del amor demuestra (síntoma inconfundible) un júbilo excesivo y al mismo tiempo desea apartarse y prefiere la soledad, a lo que se suma un intenso desasosiego y una confusión que impide articular palabra.

»Me estremecí al leer que, cuando se le impide contemplar el objeto amado, el amante sincero cae en un estado de abatimiento que a menudo lo obliga a guardar cama, y que a veces el mal ataca el cerebro, y entonces el amante enloquece y delira. Leí con aprensión que, si el mal se agrava, puede resultar fatal.

»Santa Hildegarda atribuye a la melancolía el dulce sentimiento de la pérdida del amor. Pero en el Liber Continens, se identifica a la melancolía amorosa con la licantropía, en la que el enamorado se comporta como un lobo.

»Primero se altera es aspecto de los amantes, la vista se debilita, los ojos se hunden y quedan sin lágrimas, la lengua se va secando y se cubre de pústulas, el cuerpo se marchita y padecen de una sed insaciable. Pasan el día tendidos en el lecho, boca abajo, con el rostro y los tobillos cubiertos de marcas, y por último, terminan sus días vagando por los cementerios, de noche, como lobos.

»El gran Avicena define el amor como un pensamiento fijo de carácter melancólico, que nace del hábito de pensar una y otra vez en las facciones, los gestos o las costumbres de las personas del sexo opuesto. Se vuelve una enfermedad cuando al no ser satisfecho se vuelve un pensamiento obsesivo, que provoca risas y llantos intempestivos.

»Arnaldo de Villanova, con crueldad, recomienda que la única cura contra el mal de amor es perder la confianza en el otro, olvidar.»




Libros extraños y lecturas extraordinarias. I Autores con historia.


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3 comentarios:

Anónimo dijo...

...ps el poema "Yo no te Amo"
me viene bien..

es paradójico..

Gracias por el esfuerzo en tu blog.


Lady Danny.

Genaro Alberto Levi Trismegisto dijo...

¿Será que este libro pueda conseguirse por Internet? ¿Es ese el nombre del libro: "En la Biblioteca del Amor y la Melancolía"?

Muy buen trabajo el que haces con el blog. ¡Un saludo!

Anónimo dijo...

El Nombre de la rosa



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