Toques Espirituales: cuando un espíritu te toca


Toques Espirituales: cuando un espíritu te toca.




Abrimos con una experiencia personal enviada al Consultorio paranormal de El Espejo Gótico, y luego seguiremos con un análisis más detallado del tema de los toques espirituales [ver: ¿Pueden los espíritus tocarte?]


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Esto sucedió hace un par de noches.

Me estaba cepillando los dientes en el baño, con la puerta cerrada, preparándome para ir a la cama. Todos estaban durmiendo, excepto mi marido, que estaba en el dormitorio. Entonces, de repente, sentí que algo me acariciaba el brazo. Fue una sensación repentina; no me dio tiempo para procesar que estaba sola en el baño. Fue una caricia suave, delicada, tibia al tacto, seguida de un pequeño tirón de mi camisón. No violento, pero sí un poco brusco [ver: Cuando algo invisible te toca]

Cuando por fin reaccioné, salí inmediatamente de allí.

Siempre tuve miedo de mirarme de pasar por un espejo que hay en el pasillo durante la noche, porque puedes ver la otra habitación, que no tiene puerta, y generalmente está oscuro y temo ver algo detrás de mí. Esta vez no lo pensé demasiado, porque quería alejarme del baño. Entonces sentí que algo colocaba su mano fría en mi espalda [ver: Cuando algo invisible te toca la espalda]

Me quedé congelada. Me di la vuelta esperando ver a mi esposo, aunque nunca hace estas cosas; pero, en cambio, no ví nada. No había nadie ahí.

Pensé en compartir esto en El Espejo Gótico, porque he leído algunas historias interesantes aquí. Espero cualquier comentario que puedan hacer.

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Este tipo de experiencias son muy habituales luego de utilizar un tablero ouija o participar de una sesión espiritista. Los espíritus con los que uno puede haber estado tratando de contactar no son relevantes, ya que lo que se está haciendo es abrir un vector para que un espíritu entre en contacto. Sin los conocimientos adecuados, se corre el riesgo de dejar ese portal abierto, y hay cosas que quizás uno no quiera que noten esta puerta abierta. En este caso, el oficiante inexperto puede convertirse como una luz brillante en un lugar muy oscuro que atrae cosas peores que las polillas [ver: Ouija: errores frecuentes, peligros y consecuencias]

Sin embargo, en el correo de nuestra amiga no hay ninguna mención al uso de la ouija, de modo que debemos asumir que no se ha practicado ninguna sesión en su casa. Comencemos entonces a partir de su testimonio.

Las caricias espirituales son muy subjetivas. Hay entidades que pueden entrar en el mundo físico para tocarte mientras te comunicas con ellas [a veces simplemente pensando en un ser querido que ya no está] o durante la meditación. Puedes sentir una caricia, una brisa en el rostro, o simplemente la sensación de que alguien está a tu lado [ver: Sentir «presencias» cuando estás solo]

Algunos creen en el Abrazo del Ángel, esencialmente la idea de que tu ángel de la guarda puede comunicarse contigo a través del tacto. Según esta creencia, cuando tu ángel de la guarda percibe un momento en el que podrías necesitar un estímulo especial, puede abrazarte. Es posible que experimentes el abrazo de la misma manera que sentirías un abrazo humano, pero también como si alguien estuviera sosteniendo tu mano, frotando tu cabello, dándole palmaditas en el hombro o la espalda. Sin embargo, las sensaciones que produce el Abrazo del Ángel son positivas, placenteras, reconfortantes, y eso no parece tener mucho que ver con la experiencia personal que nuestra amiga nos ha compartido.

Las entidades benéficas producen una temperatura más cálida cuando se manifiestan; en teoría, porque no necesitan absorberla de la persona. La irradian por sí mismas; tal es así que cualquier caricia espiritual que se produzca se sentirá como algo tibio en la piel. Las entidades bajas, por el contrario, necesitan absorber energía, tanto del ambiente como de la persona; razón por la cual su toque se siente como algo frío y desagradable, e incluso el ambiente en el que se produjo la manifestación habrá reducido drásticamente la temperatura [ver: Los «Puntos Fríos» y los fantasmas]

Una entidad positiva, incluso una con intenciones neutras, produce un toque que en ocasiones se siente como una ligera corriente eléctrica. Cuando una entidad intenta comunicarse, a menudo para dar un mensaje de importancia, se sentirá como si una corriente eléctrica fluyera a través de tu cuerpo, irrandiando desde el punto de contacto. Aunque la sensación es poderosa, no te hará daño, y definitivamente no está asociada a emociones negativas, como el miedo [ver: Un espíritu está tratando de comunicarse conmigo]

Por su parte, las entidades negativas no producen esta sensación de energía. Su toque se siente como algo frío, o pegajoso, o cortante, cuando no directamente como un golpe que puede ser moderado en intensidad pero también bastante brusco [ver: Algo me tira de los pies en la cama]

Los espíritus a menudo se manifiestan en el mundo físico a través del aire; en el caso de una entidad benéfica, como una suave brisa que roza tu rostro o alborota tu cabello; naturalmente, cuando no hay ninguna causa aparente, como podría serlo en una habitación cerrada. Las entidades negativas, en cambio, se sienten como una ráfaga de aire frío, como si alguien te respirara en el rostro [ver: Cuando algo invisible te respira en la cara]

Cuando una entidad positiva decide tocarte, es posible que eso vaya acompañado por una sensación líquida; es decir, como si un líquido cálido se derramara sobre tu piel en el punto de contacto. Habitualmente este tipo de entidades espirituales tocan la cabeza o los hombros, pero la sensación líquida puede irradiarse hacia todo el cuerpo. Generalmente se considera que este tipo de experiencias están destinadas a transmitir un amor profundo e incondicional, y nunca producen miedo. Los espíritus oscuros, a su vez, producen una sensación incómoda, como si algo frío te quemara la piel [ver: Parásitos astrales y las «malas energías»]

Este tipo de manifestaciones suelen venir acompañadas de Experiencias Aparicionales, es decir, cuando el sujeto siente que hay alguien más, una presencia, junto a él [ver: Sensación de estar siendo observado]. Esto se experimenta como una presencia física que ocupa un espacio en la habitación, aunque no podamos verla. Los espíritus benévolos suelen percibirse como imitando la posición de la persona; si esta está sentada, sentirá que alguien está sentado junto a él. Los espíritus oscuros, en cambio, siempre se perciben como una presencia amenazadora desde una posición más elevada. Por ejemplo, si la persona está acostada, probablemente sienta que la presencia está de pie junto a la cama, acechándola [ver: El hombre al pie de mi cama]

Las sensaciones táctiles representan un fenómeno que casi todos hemos experimentado alguna vez. Los espiritistas consideran que estos toques espirituales casi siempre son intencionales; es decir, el toque [caricia, abrazo, golpe, beso] invariablemente está destinado a quien lo recibe. Pueden provocar una inmensa variedad de sensaciones dependiendo de la entidad y sus intenciones. La sensación táctil a menudo se anuncia, en cierto modo se siente antes de que ocurra [ver: Espíritus y «ambientes cargados»]

En términos táctiles la variedad de toques espirituales es increíblemente amplia. Puede sentirse como las plumas de un ave, como la pata de un animal, telarañas, pétalos de flores, telarañas o dedos. El toque espiritual en sí puede ser fuerte, suave, seco, caliente, húmedo, pegajoso o frío. Puede ser un golpecito, una caricia, una bofetada, una patada, un pinchazo, un empujón, un puñetazo o un beso [ver: Algo invisible me besó]. La entidad puede elegir tocar la ropa de la persona, y hasta tirar ligeramente de ella, pero incluso entonces la sensación se esparcirá sobre la piel.

En 1905, el investigador psíquico Charles Richet tradujo una crónica latina de 1656 acerca de los extraños fenómenos ocurridos a una joven húngara llamada Regina Fischerin. La crónica contenía el siguiente pasaje dramático:


«Por lo tanto, temiendo que pudiera ser víctima de una ilusión, Regina le pidió al espíritu, si realmente era un espíritu, que la tocara con su dedo. Inmediatamente tocó su brazo derecho y ella sintió el contacto al instante. En seguida apareció una ampolla en el lugar, dándole la misma sensación de dolor como si se hubiera quemado. Además, para atestiguar plenamente el fenómeno, la ampolla permaneció sobre la piel durante mucho tiempo, y todos los sirvientes de la casa la vieron. Para asegurarse de que esto no fuera obra de un espíritu maligno, Regina hizo la señal de la cruz. Entonces algo quemó profundamente la mano de la joven, dejando en ella una cruz marcada que todos podían ver. Regina exigió más pruebas. El espíritu tomó violentamente la mano de Regina entre las suyas, quemándola profundamente como antes, con lo cual la muchacha cayó inconsciente.»


Este tipo de experiencias son bastante comunes, y cientos de ellas fueron registradas; como el caso de William Stainton Moses. Según una nota fechada el 18 de abril de 1874, una luz psíquica tocó sus dedos después de regresar del funeral de un amigo, lo que provocó que la piel se abriera y la articulación se hinchara. Moses consideró que un espíritu bajo era responsable de la lesión. Esa noche, Moses se despertó y vio a un espíritu tratando de alcanzarlo. Por la mañana, aparció una marca roja, opaca y oblonga en su frente, en el lugar exacto donde su amigo se había disparado. La marca era una decoloración roja y se desvaneció en un par de días [ver: ¿Energía Residual o entidades inteligentes?]

El investigador Frank Podmore reportó un caso similar. Una mujer despertó en medio de la noche con la horrible sensación de que había alguien en la habitación. Una mano helada presionó contra su rostro. Al momento siguiente, su hermana gritó y se quejó de una violenta quemadura en la mejilla. A la mañana siguiente, ambas tenían marcas rojas muy vívidas en las mejillas, con la forma de manos con los dedos abiertos.

El investigador psíquico Ernesto Bozzano analizó este caso en la revista The Seer en los años '30 del siglo pasado; y llamó la atención sobre el hecho de que la hermana mayor experimentó una sensación helada y, un minuto después, aparentemente por la misma mano, su hermana sintió que algo la quemaba. Bozzano se preguntó si la sensación opuesta sentida por ambas mujeres podía ser producida por la misma entidad, pero se abstuvo de sacar conclusiones apresuradas [ver: ¿Tocada por un ángel o quemada por un demonio?]

Emma Hardinge Britten, en su libro Modern American Spiritualism, atestiguó los siguientes sucesos en la familia de un conocido comerciante de San Francisco durante una sesión espiritista con su hija mayor:


«Al instante, y mientras todos los ojos estaban fijos en ella, se hundió en su silla, desmayada, y allí, bajo el amplio resplandor de la luz del sol, apareció en su rostro, que un instante antes era perfectamente blanco, una gran mancha de sangre húmeda y hedionda. Una de sus mejillas estaba marcada exactamente como si la hubiera golpeado una mano ensangrentada. Al acercarnos, apareció una segunda marca en la otra mejilla; y cuando ella extendió la mano como para protegerse de un enemigo invisible, otra mancha húmeda y hedionda se manifestó instantáneamente en su palma. Este terrible fenómeno se repitió cinco veces en menos de una hora [ver: Algo invisible me acaricia el cabello]

«La casa en la que esto ocurrió, escenario de espantosos disturbios por la noche, se creía embrujada [ver: Infección Astral: casas tomadas por los espíritus]. Los niños más pequeños insistían en que estas marcas las hacía una «niña española» que seguía a su hermana.» [ver: Apego espiritual: causas y síntomas]


El tema de los toques psíquicos se ha discutido ampliamente, pero es un fenómeno tan alusivo y, al mismo tiempo, subjetivo, que poco se puede concluir en términos generales. Una enorme variedad de sensaciones corporales, que van desde lo ordinario hasta lo espectacular, también pueden atribuirse a acciones completamente internas; incluso se puede argumentar que algunos casos de quemaduras y hemorragias podrían atribuirse fácilmente a la autosugestión.




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