Nada.
Cuando llegué por primera vez no sentí nada. Absolutamente nada. Hubiese sido agradable experimentar algún grado de desilusión, porque eso sería sentir algo. Pero no.
Entonces pensé que no estaba sintiendo nada porque no había nada.
¿Cómo nada?
¿Había llegado primero? ¿Dónde estaba el creador de nada? Porque alguien hizo esta mierda. La nada, por definición, implica el estado preexistente, o posterior, de algo.
Quizás yo era ese algo, esa condición que justifica la nada.
De todos modos, me sentí como el sujeto que llega a la fiesta demasiado temprano, cuando el anfitrión ni siquiera se ha vestido o algo así… Pero, un momento, eso ya era sentir algo. Estaba progresando. No era mucho, hay que admitirlo, pero era algo, y en la nada algo adquiere mucha relevancia.
Si las cosas iban a ser así, el proceso de poblar la nada sería muy enojoso. Un mísero sentimiento de contrariedad, por contraste, pareció significativo al principio, pero la tarea era demasiado ingrata siquiera para considerarla seriamente.
No soy un creador. Nunca lo fui. No tiene ningún sentido fingir lo contrario. En todo caso, soy bueno para moldear cosas, pero tengo que trabajar con algo. Haga el ejercicio de imaginar algo completamente nuevo, que no posea ni siquiera una referencia secundaria a algo que ya existe, y verá que crear, realmente crear, no es para cualquiera.
En fin.
¿Qué otras opciones tenía?
¿Irme de la fiesta antes de que empezara?
¿Habría una fiesta si me iba?
Entonces se me ocurrió pensar que tal vez esa nada que estaba experimentando era un reflejo de mí mismo. Ya sé lo que estás pensando, no puedes ver un reflejo en la nada, salvo que lo que se proyecte también sea nada.
La idea no me alarmó como debería haberlo hecho.
Si la nada era un reflejo de mis propios pensamientos, estos estaban vacíos.
Y no sólo vacíos, no una página en blanco. Algo vacío puede llenarse, una página en blanco puede escribirse, dibujarse, arrojarse a la basura. Si la nada era mi reflejo, yo era nada, jodidamente nada.
Pero, ¿cómo puedo ser nada si estoy pensando todo esto? Definitivamente no soy parte de la nada, ni la nada es parte mío. Puedo pensar, carajo. Eso es algo.
Espera un momento.
Tengo que hacerte un pequeño ajuste.
Estás imaginando el negro cuando hablo de nada, lo cual es perfectamente normal, pero el negro es algo.
El negro es el resultado de la ausencia o de la absorción de la luz visible. El negro rechaza las reglas, pero está haciendo algo. Se niega.
Nada es lo que piensa un cadáver. Nada es lo que ven tus omóplatos.
Por eso dejé de hacerle reclamos a Dios. Debido a la única respuesta que seguía obteniendo.
Egosofía. I Diario Éxtimo.
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3 comentarios:
Da la sensación que el personaje va a descubrir que es un demiurgo.
¿Hay alguna ficción con demiurgos?
Sinceramente no recuerdo ninguna, pero eso no significa nada. Estoy seguro que debe haber.
Muy bueno! Estar preocupado en la NADA es la gran respuesta al TODO.
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