El libro de las sirenas enamoradas: el secreto mejor guardado de Odiseo


El libro de las sirenas enamoradas: el secreto mejor guardado de Odiseo.


Se dice que El libro de las sirenas enamoradas, cuyas páginas están formadas con la delicada película que recubre las algas, fue descubierto por Odiseo en un viaje que Homero tuvo la precaución de omitir.

Que las sirenas cantan no es ninguna novedad. Lo hacen desde tiempos inmemoriales, y siempre con la cualidad de hipnotizar y extraviar a los hombres.

Pocos autores han reparado en el misterio, pero lo cierto es que el canto de las sirenas no enloquece por su música, por su melodía, por las voces de las vírgenes subacuáticas que secan sus escamas en la costa.

El canto de las sirenas enloquece a los hombres porque revela una verdad asombrosa.

Según la leyenda, El libro de las sirenas enamoradas está celosamente guardado en una gruta inaccesible del Sirenum Scopulieran, o Isla de las Sirenas, que Ovidio recorrió gracias una invitación inaudita de la sirena Ligeia, a la cual Edgar Allan Poe luego honraría en su relato homónimo.

El sabio, que pactó con las doncellas del mar una tregua de sutiles ocultamientos, se encargó de sepultar aquella verdad asombrosa, y en cambio desperdigar los conocimientos que actualmente tenemos sobre ellas; esto es: seres pisciformes, híbridos representantes de la voluptuosidad, del deseo.

No obstante, la verdad siempre se rebela contra el engaño, y a partir del siglo IX, oculta en las páginas del Liber Monstruorum, la esencia de El libro de las sirenas enamoradas trascendió entre oscuros cifrados y grabados apócrifos.

Nosotros, que no hemos pactado con Ligeia, pero que por temor y acaso por cobardía suscribimos al acuerdo firmado por Ovidio, sólo daremos cuenta de una faceta de aquella verdad.

Los exégetas argumentan a favor del hábito humano de forjar mitologías, de crear seres fantásticos y luego adorarlos y desacreditarlos con igual fervor; olvidando que quizás también nosotros pertenecemos a esa fauna ilusoria; que somos, en definitiva, seres míticos.

Odiseo oyó el canto de las sirenas y se guardó para sí esa incómoda revelación sobre el pasado del hombre.

El libro, perdido desde hace siglos, relata con espanto cómo un grupo de sirenas disidentes, subversivas, copularon con criaturas desconocidas y parieron engendros que caminaban sobre dos piernas y que no podían respirar bajo el agua.

Desde entonces, incansablemente, nos llaman a través del canto.




Mitología comparada. I Bestiario de seres mitológicos.


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2 comentarios:

Ricardo Corazón de León dijo...

Muy buen post. Me encanta esta realidad oculta.

Un saludo, Aelfwine y demás.

Yutan dijo...

No se que pensar de esas sirenas escamosas. Leí la Odisea en mi octavo cumpleaños -aquella traducción que dice "Canta musa, las aventuras de aquel varón de multiforme ingenio- y desde entonces para mi, las sirenas eran unos pajarracos enormes, con voces alucinantemente seductoras, pero que sin duda tenían una peste mareante a gallinero.



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