Cómo besar en el momento indicado.


Cómo besar en el momento indicado.




—Tengo un grave problema, profesor Lugano.

—Lo escucho.

No se besar.

Todos saben besar, camarada. No todos saben besar bien, pero eso es lo de menos.

—Lo que quiero decirle es que nunca logro besar en el momento indicado.

—Entonces lo suyo es un problema de coordinación.

—¡Ojalá lo supiera! A veces mis besos se adelantan, lo cual produce un vivo rechazo; otras se demoran demasiado, llegan tardíamente o no llegan en absoluto.

—Entiendo. Pero en ese caso su problema no radica en el desconocimiento del arte del beso, sino una aplicación incorrecta, a destiempo. No suena tan grave.

—¿Le parece? Yo siento lo contrario. Cada vez que tengo una cita con una mujer me pongo horriblemente nervioso y ansioso.

—Si no sintiera algo de eso no valdría la pena ninguna cita. Una dosis moderada de ansiedad es imprescindible.

—Pero en mi caso es una sobredosis, profesor. ¡Ayúdeme!

—Concretamente, ¿en qué quiere que lo ayude? No esperará que lo acompañe a una de sus citas y le señale el momento adecuado para besar. ¿Por quién me toma? ¿Por un simple chaperón?

—Por supuesto que no, profesor. Lo que quiero es que me enseñe a advertir el mejor momento para besar.

—Nunca hay un mejor momento; es decir; no se puede formular generalidades al respecto, aunque debido a lo desesperado de su caso voy a hacer una excepción.

—Se lo agradezco mucho.

—Hay mujeres que prefieren que las sorprendan, sin señales previas, preludios, exordios, prolegómenos, bostezos proféticos, adelantamientos oraculares, etc. Otras que el beso llegue de forma anunciada, previsible. En definitiva, uno nunca puede estar completamente seguro de cuál es el mejor momento para besar a una mujer.

—Entonces no hay una solución definitiva para mi dilema.

—Nunca hay soluciones definitivas; y menos para su dilema. Existen, en cambio, soluciones tentativas. Sea cual sea el tipo de beso que su cita desee, creo que es posible advertir el momento indicado para besarla. Eso sí, no hay garantías.

—Mi posición no podría ser más deplorable. Cualquier sugerenciaes bienvenida.

—Muy bien. Escúcheme atentamente. No sea cretino y disfrute de su cita. Hable con ella. Escúchela. Mírela. No importa si está frente a una mujer extrovertida, tímida, vergonzosa u osada. Cualquiera sea la característica de su cita usted debe mantenerse en un estado de alerta preventiva. Solo debe aguardar el momento indicado sin perderse nada del encuentro, sin dejar de disfrutar de la charla y de su compañía.

—¿Pero cuál es el momento indicado?

—Muy simple. Cuando note que las palabras se tornan superfluas, bésela.




La filosofía del profesor Lugano. I Egosofía.


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3 comentarios:

Unknown dijo...

Magnifico..!! Creo que consiguió una buena respuesta.Me quede por acá. Me resulto interesante tu blog.Un cálido saludo.

Unknown dijo...

Me gusto mucho esta entrada,quiza todos lo vemos de una perspectiva distinta...pero en escencia me gusto n__n

Unknown dijo...

Exelente,articulo,siempre me dejan reflexionando,n__n



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