El exorcismo de Harry Potter

Gabrielle Amorth: el exorcismo de Harry Potter.


Los lectores recurrentes de El Espejo Gótico saben -o adivinan- que no defenderemos aquí la obra de J.K. Rowling.

Sin embargo, uno de sus personajes más conocidos, Harry Potter, merece al menos una mención por haberse enfrentado con el exorcista más exaltado de nuestros tiempos: el padre Gabrielle Amorth.

Gabrielle Amorth nació en Módena en 1925. Fue ordenado sacerdote en 1954, y se convirtió en el exorcista oficial de la diócesis de Roma en 1986.

Aquel año realizó su primer exorcismo, el primero de los 50.000 que declara haber efectuado con éxito.

La cifra no asombró a sus superiores, pero sí a los matemáticos, que rápidamente calcularon que para el año 2000 el padre Amorth habría realizado 10 exorcismos por día.

Impermeable a las críticas, en 2010 el padre Amorth anunció con bombos y platillos que su número de exorcismos había superado los 70.000, reduciendo su promedio impecable a 8 exorcismos por día durante 24 años de carrera.

Las teorías del padre Gabrielle Amorth sobre las posibilidades de la posesión demoníaca abarcan cuestiones que ni siquiera involucran a personas físicas.

En distintos ensayos anunció una hipótesis polémica, por no decir digna de un imbécil, por la que explica que la cúpula nazi pudo haber operado bajo la influencia de demonios y otras entidades siniestras del infierno. Pero sin dudas su lucha más extravagante ha sido contra Harry Potter, el joven hechicero creado por J.K. Rowling.

Según su análisis de las novelas, el celoso exorcista llegó a la conclusión de que la saga de Harry Potter no hace distinción alguna entre magia blanca y magia negra, y menos aún de espiritualidad, en consecuencia, declaró la posesión de Harry Potter y su verdadero interés: iniciar a los jóvenes lectores en la práctica de la nigromancia.

"Detrás de Harry Potter se halla la firma del rey de la oscuridad", declaró al New York Times, y acto seguido suavizó su sentencia asegurando que las películas están bastante bien, y que pueden ser vistas en presencia de adultos sin peligro para el alma eterna de los jóvenes fanáticos.

Consultado por el London Sunday Telegraph sobre su lucha contra Harry Potter, el padre Amorth aprovechó la ocasión de desparramar sus conocimientos cinematográficos y recomendó la película El Exorcista (The Exorcist), su film favorito, en donde se narra una posesión con iguales características a las que él mismo atestiguó en los aturdidos lectores de Harry Potter.

Al final de aquella entrevista el sacerdote deslizó la posibilidad de efectuar un exorcismo a distancia sobre un sujeto que nada tiene de real.

La imagen de este sacerdote implacable realizando un exorcismo sobre una copia de Harry Potter impresionó a los editores, que rápidamente aceitaron las imprentas para reeditar las obras del padre Gabrielle Amorth, por cierto, desechadas por la iglesia como documentos oficiales.

En sus tres libros sobre exorcismos nos deja una visión reducida de Satán y sus esbirros, una especie de consorte diabólica anestesiada por las constantes victorias del sacerdote.

Los que deseen consultar su obra pueden recurrir a: Habla un exorcista (Un esorcista racconta), Un exorcista: más historias, Más fuertes que el mal y Exorcismo y psiquiatría (Esorcisti e Psichiatri).



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2 comentarios:

Anónimo dijo...

La Iglesia, su alta jerarquía eclesiástica y sus lacayos continúan viviendo en la Edad Media. Llevan el bagaje ideológico y mental del Medioevo a flor de piel; y si los escritos de Armorth no figuran entre los oficiales de la Santa Sede- aunque en sus prólogos cuentan con la bendición de ciertos clérigos- es debido a su individualismo y a su egocentrismo. Después de Dios está él. No alude ni exalta a la institución- que por cuestiones de supervivencia debe oponer su visión organicista a todo individualismo- tanto como a sí mismo.

Unknown dijo...

Se nota que este sujeto nunca leyó uno de los libros, En estos siempre se presenta la lucha entre el bien y el mal - magia blanca y magia negra- e incluso los magos tienen una visión muy cristiana de la vida y la muerte. Pero si algo siempre ha dado a entender la autora es que la magia más poderosa no viene de una varita, sino de valores como el amor, la amistad, la compasión, etc...



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