El origen del Cyberpunk

El origen del Cyberpunk.


¿Qué es el Cyberpunk? Un subgénero del relato fantástico, más precisamente una visión post-modernista de la ciencia ficción

En inglés se lo suele denominar bajo el lema: Alta tecnología y bajo estilo de vida (High tech and low life); o, en otras palabras, la fusión de las nuevas tecnologías con un estilo de vida alternativo.

El Cyberpunk a menudo centra sus conflictos entre hackers y grandes corporaciones, inteligencia artificial y nuevas cosmovisiones sobre la sociedad y el orden establecido. Sus escenarios más recurrentes presentan un mundo distópico, desproporcionadamente industrializado, donde el hombre se ve reducido a una cifra o una mera ecuación estadística.

El Cyberpunk a menudo toma elementos del relato de detectives y la novela policial, en especial de la novela negra; para subrayar la personalidad marginal de sus protagonistas, casi siempre absorbidos por las nuevas tecnologías

En líneas generales podemos pensar al Cyberpunk como la antítesis de las viejas utopías tecnológicas de los años '50. Es decir, como un mundo que no ha sido beneficiado por los nuevos descubrimientos científicos, sino todo lo contrario: una realidad deshumanizada justamente a causa de esos descubrimientos.

En las últimas décadas, el Cyberpunk se ha desarrollado casi siempre en escenarios virtuales, sobre todo en el ciberespacio. Desde su hábitat virtual, el Cyberpunk suele clasificar al "mundo real" como un sitio oscuro y hostil, donde siniestras corporaciones gobiernan secretamente sobre las naciones.

El protagonista típico del Cyberpunk es una especie de readaptación de Robin Hood, es decir, de un individuo marginado que lucha contra el poder establecido, tratando en lo posible de devolver a la sociedad algo de lo que se le ha sustraído ilegítimamente. En definitiva, un sujeto solitario que lucha contra el sistema.

La primera novela de Cyberpunk probablemente haya sido Red de ángeles (Web of Angels, 1980) de John M. Ford, donde se esboza una suerte de ciberespacio macabro. No obstante, el término Cyberpunk pertenece a la cosecha de Gardner Dozois, un editor de novelas de ciencia ficción que lo acuñó y popularizó; aunque algunos sospechan que solo realizó lo segundo, y que la palabra en realidad fue tomada del relato de terror de 1983: Cyberpunk (Cynerpunk), de Bruce Bethke.

Cualquiera haya sido su origen, el Cyberpunk rápidamente fue asociado a la obra de William Gibson y Philip K, Dick. Al primero se le atribuye la primera pieza del Cyberpunk crudo: Neuromancer (Neuromancer), de 1984, que definió de alguna forma los límites y la atmósfera del género. A ella le siguieron Conde Zero (Count Zero, 1986) y Mona Lisa acelerada (Mona Lisa Overdrive, 1988); que rápidamente se convirtieron en verdaderos clásicos del Cyberpunk a pesar de la completa ignorancia de William Gibson acerca de computadoras y escenarios virtuales.
En cierta forma, el Cyberpunk revitalizó a la Ciencia Ficción, aunque entre ambos existen serios conflictos sin resolver. Por ejemplo, el Cyberpunk debe su atmósfera casi por completo a la Ciencia Ficción, pero no la conformación psicológica de sus personajes. En este sentido, el Cyberpunk se inspiró fuertemente en la novela policial

Para no caer en abstracciones digamos que la voz del narrador en el Cyberpunk parece arrancada de una novela negra de Raymond Chandler más que de cualquier obra de Arthur C. Clarke

De hecho, cualquiera que haya leído la novela de Raymond Chandler: El gran sueño (The Big Sleep, 1939) notará que su influencia en la voz narrativa del Cyberpunk es prácticamente absoluta.

Así como la novela policial nos lleva a recorrer los estratos marginales de la sociedad, de la mano de individuos siniestros y proclives a la violencia, el Cyberpunk nos ofrece la misma búsqueda solo que su medio ambiente está atravesado por la tecnología.

En este sentido, uno de los mejores ejemplos del Cyberpunk es Philip K. Dick; cuya obra recurre constantemente a la degradación social, confrontándola con descomunales inteligencias artificiales. En otras palabras: la paranoia definitiva, la confusión entre la realidad objetiva y la realidad virtual.

Este vínculo entre el hombre y la máquina, o de la mente con la inteligencia artificial, tiene sus antecedentes más fuertes en: Criaturas de la luz y las tinieblas (Creatures of Light and Darkness, 1968), de Roger Zelazny; El arcoiris de la gravedad (Gravity's Rainbow, 1973), de Thomas Pynchon, donde se anticipa la globalización del ciberespacio; El hombre demolido (The Demolished Man), de Alfred Bester; Nombres verdaderos (True Names), de Vernor Vinge; entre otros.



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1 comentarios:

Candy002 dijo...

Buenas. Me preguntaba si no le molestaría al autor de esta entrada si publico esta misma en mi blog. El blog es acerca de una novela cyberpunk (o que al menos pretendo que lo sea) y me gusta subir mis fuentes de información, por lo que esto me viene perfecto.



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