Esas personas que cuando algo sale mal siempre tienen un: ¡TE LO DIJE!


Esas personas que cuando algo sale mal siempre tienen un: ¡TE LO DIJE!




Si todo sale bien, este tipo de individuos se sumen en el más profundo silencio; pero si algo sale mal, por pequeño y hasta insignificante que sea, utilizarán su recurso más temido:

¡TE LO DIJE!

No es malo ser precavidos, e incluso evaluar una situación que puede llegar a salir mal, pero estos sujetos no se limitan a anunciar posibles desaciertos, sino que se se caracterizan por pronosticar fracasos en todo lo que emprendemos, o que incluso ellos mismos emprenden.

Tampoco sería este el problema. Después de todo, uno puede actuar sabiendo de antemano que algo puede salir mal. Pero estos individuos no se satisfacen con la confirmación de sus pronósticos, sino que además necesitan reafirmarlos con aquel insoportable: ¡TE LO DIJE!

Ahora bien, antes de condenarlos a la hoguera es importante entender algo: de una forma y otra, todos lo hacemos.

Los gurús de la autoayuda lo llaman autoboicot, que sería algo así como hacer todo lo posible para que algo nos salga mal; cuestión que solo sería reconocible cuando las cosas efectivamente nos salieron mal. La ciencia, por su parte, describe un fenómeno todavía más inquietante: el Sesgo Retrospectivo.

¿De qué se trata?

Básicamente de una especie de determinismo, y define la actitud de ciertas personas que, luego de que un hecho determinado ocurra, suponen que su resultado era predecible a pesar de que no existían fundamentos objetivos para pronosticarlo.

Esta tendencia a evaluar los resultados y a creer que hubiesen sido fácilmente pronosticados de los lleva a cultivar la tendencia a anunciar el posible fracaso de todo emprendimiento, proyecto u actividad. Y en los casos en los que esto se confirma, recurren al irritante: ¡TE LO DIJE!

La experiencia personal que todos vamos acumulando a lo largo de la vida nos lleva a ir acentuando el Sesgo Retrospectivo, es decir, a creer que algo que salió mal pudo haber sido evitado si prestábamos más atención o analizábamos los detalles con mayor grado de precisión.

También es cierto que algunas personas llevan este sesgo demasiado lejos.

Las estructuras mentales que actúan creyendo que el resultado será negativo, aún cuando no haya nada que pueda sugerir que esto ocurra, encuentran cierto alivio, cierta satisfacción, cuando las cosas efectivamente salen mal.

El Sesgo Retrospectivo puede causar, entre otras cosas, una distorsión de la memoria. Cuando algo sale mal inmediatamente miramos hacia atrás, empezamos a recolectar y a reconstruir la información previa al fracaso, y elaboramos teorías generalmente falsas acerca de por qué hemos fallado.

La personalidad de cada individuo es decisiva al respecto. Algunas personas seguirán intentándolo una y otra vez mientras que otras, en cambio, utilizarán el Sesgo Retrospectivo para anunciar de antemano que algo saldrá mal, y de esa forma proteger su integridad.

Un ejemplo fácil del Sesgo Retrospectivo sería el siguiente:

Tratemos de recordar el último suceso impredecible que nos haya ocurrido.

No hace falta recurrir a ejemplos dramáticos. Algo sencillo es suficiente; por ejemplo, que tal día en particular tenemos turno con nuestro médico.

Al llegar al establecimiento una empleada nos informa que lamentablemente el doctor se ha tomado el día por razones burocráticas y que por eso no podrá vernos.

Inmediatamente después de este suceso ocurren dos cosas:

1- Nos sentimos enojados, frustrados, o lo que sea.

2- Nuestro cerebro recolecta la información previa al suceso, reconstruye esa secuencia, y nos induce la certeza de que por alguna razón YA SABÍAMOS QUE EL MÉDICO NO NOS IBA A ATENDER.

No se trata aquí de una revelación, y menos aún de una epifanía retrospectiva. Pero por algún motivo, en alguna parte recóndita de nuestra consciencia, algo nos dice que YA SABÍAMOS QUE ESO IBA A OCURRIR.

Todos sabemos que existe cierta probabilidad estadística de que algo salga mal; siguiendo con el ejemplo anterior, de que el médico no pueda atendernos. Pero las personas que viven atravesadas por el Sesgo Retrospectivo siempre iniciarán esas actividades diciéndose a sí mismas que algo saldrá mal.

No importa cuántas cosas salgan bien, basta que una sea negativa para que el sesgo se refuerce a sí mismo. Cuando la actividad es emprendida por un tercero, luego utilizarán el infame: ¡TE LO DIJE!; y cuando el resultado negativo sea personal pensarán: ¡LO SABÍA!

Pero las personas que normalmente no encaran una actividad creyendo que esta saldrá mal, como aquel individuo que fue sorprendido por la ausencia de su médico, también deben soportar a un sujeto del que no podemos librarnos tan fácilmente.

Aquella sensación de que YA SABÍAMOS QUE ALGO IBA A SALIR MAL no es otra cosa más que nuestro cerebro gritándonos: ¡TE LO DIJE!




Egosofía: filosofía del Yo. I El lado oscuro de la psicología.


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