Reivindicación de lo inútil.
Vivimos en una época donde el valor de las cosas es directamente proporcional a su utilidad. Esta tendencia no resiste el menor análisis. Ninguna cosa hermosa es realmente útil. O, en términos inversos, lo verdaderamente bello nunca sirve para nada.
La utilidad es una vacuna infalible contra la belleza.
¿Por qué? En parte porque algo es útil en relación a una necesidad, y las necesidades del hombre no son precisamente nobles.
El escritor y filósofo francés Théophile Gautier, jugando con este concepto, probó su hipótesis de la fealdad de lo utilitario afirmando que el sitio más útil de una casa siempre es el inodoro.
Lo inútil tiene una pésima prensa. No obstante, el arte se inscribe en este fascinante hábito de lo innecesario. El arte no ofrece contraprestaciones utilitarias. La música, la literatura, la pintura, son perfectamente inútiles, tal vez porque no saldan ninguna necesidad objetiva.
Alguien podrá decir que esto no es completamente cierto, que la música, la literatura y la pintura son útiles porque brindan placer. Lo mismo podríamos decir de un baño de inmersión sin que debamos inscribirlo en la categoría de arte. Incluso el amor, sentimiento bello por excelencia, prescinde de toda utilidad.
El sentimiento genuino siempre nace por personas independientemente de los servicios que puedan prestarnos. Por eso reivindicamos lo inútil, lo innecesario, como rasgo esencial de la belleza; desde luego, a través de un artículo decididamente práctico.
Egosofía. I Filosofía del profesor Lugano.
El artículo: Reivindicación de lo inútil fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com
1 comentarios:
"Nunca tan pocos hicieron tanto por tantos."
Publicar un comentario