Cómo vencer el miedo a la soledad [en compañía de alguien]


Cómo vencer el miedo a la soledad [en compañía de alguien]




La Soledad es mi única compañera, mi refugio.


Escuchamos aquella lectura con un temor creciente a esa soledad opresiva de la que hablaba el poeta.


La Soledad es fiel, es paciente, siempre tiene tiempo para nosotros.


El salón estaba en penumbras, de tal modo que los espectadores tuviesen la sensación de estar solos frente al orador.


La Soledad no exige nada, no es demandante, no precisa multitudes ni tributos.


Un temblor sobrecogedor nos estremeció en nuestros asientos.


La Soledad es hermosa, por eso nunca está sola.


Las luces se encendieron y el hechizo se rompió. Conmovidos, nos incorporamos. Alguien dijo algo sobre la importancia de despertar al profesor Lugano, que dormía plácidamente en su butaca.

Ganamos la puerta.

La noche húmeda y fría de Buenos Aires nos recibió. Nos extraviamos por calles adoquinadas que nunca nos atreveríamos a transitar solos.

La luz pálida de un bar nos guiaba hacia el sur.

Antes de entrar apresuradamente a ese recinto donde los hombres se congregan para evadir la soledad, alguien dijo, sin escrúpulos:


—Coincido con el orador. La Soledad es hermosa.


El profesor Lugano añadió, adelantándose para abrirse paso:


—En especial cuando se tiene alguien a quien decírselo.




La filosofía del profesor Lugano. I Egosofía.


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1 comentarios:

Emilio dijo...

Felicitaciones!!! El profesor Lugano es genial.
Saludos desde Chile!!!



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