Galahad: heredero del Santo Grial


Galahad: el heredero del Santo Grial.




Sir Galahad [cuyo nombre galés era Gwalchavad] es uno de los más importantes caballeros de la Mesa Redonda, ya que de alguna forma representa una fuerza superior a la gallardía y el valor del rey Arturo y su consejero, el mago Merlín. Es, dentro del ciclo artúrico, el respresentante de Jesús.

Galahad fue el hijo ilegítimo de Lancelot y Elaine de Corbenic. Este origen impropio de un caballero paradójicamente terminó forjando al hombre más puro de Camelot. De hecho, Galahad fue uno de los tres humanos que alcanzaron el Santo Grial.

La concepción de Galahad sucede en una de las tantas sustituciones amorosas que los celtas, y luego los sajones, anglos y nórdicos, tomaron prestadas de los mitos griegos; por ejemplo, de los amores clandestinos de Zeus con Leda bajo la forma de un cisne, o con Danae en la silueta incierta de una lluvia dorada, metamorfosis en la que algunos exégetas ven el signo bochornoso de un soborno en monedas de oro.

Aquí Elaine, hija de Pelles, el rey pescador, utiliza la magia para embaucar a Lancelot y hacerle creer que es en realidad la reina Ginebra, esposa de Arturo. Feliz de participar de un nuevo encuentro ilícito, Lancelot se acuesta con Elaine y descubre tarde el ardid. De aquel encuentro nacería Galahad.

Ahora bien, el nombre Galahad era originalmente el nombre de Lancelot, es decir, su nombre de nacimiento. Su padre se lo había cambiado para eludir una profecía del mago Merlín, por la cual asegurí que Galahad sobrepasaría a su padre en todo y que llegaría a conseguir el Santo Grial.

El Galahad hijo de Lancelot se crió en un viejo monasterio atendido por una abadesa. En el mito original el monasterio es en realidad un cónclave druida, y la abadesa una druidesa de poderes formidables.

Al llegar a la madurez, Galahad se presentó ante su padre. Lancelot lo reconoció como su hijo y lo convirtió en caballero. Juntos viajaron a la corte del rey Arturo en Camelot para participar en la fiesta de Pentecostés. Pero Galahad desconocía las costumbres y usos de la corte, y sin saberlo caminó alrededor de la Mesa Redonda y se sentó en el Asiento Peligroso [Siege Perilous]; un sitio que Arturo había mantenido vacante hasta la llegada de aquel que encontraría el Santo Grial.

La leyenda contaba que cualquier otro que no fuese el Elegido moriría inmediatamente después de sentarse. Galahad no murió. En consecuencia, Arturo lo nombró el caballero más noble de Camelot y lo invitó de forma admonitoria a a buscar el Santo Grial para mantenerlo oculto hasta la Segunda Venida del Salvador.

Sir Galahad tuvo entonces una oscura visión del Santo Grial, por la cual entiende que el valor y la fortuna son inútiles para alcanzarlo. El Grial solo será encontrado mediante la pureza y la piedad. Según Thomas Malory, Galahad era un muchacho casto, de pensamientos nobles y desinteresados, bastante diferente de las correrías y amores clandestinos que se veían en Camelot. En cierta forma, Galahad se hace digno de Santo Grial al pensar y sentir en un nivel superior al del resto de los caballeros.

Curiosamente, esta sobrehumanidad de Galahad lo hace aparecer como un ser inhumano, carente de pasiones y deseos. Casi sin esfuerzo derrota a caballeros más fuertes y experimentados; nunca habla más de lo estrictamente necesario, y conduce a sus camaradas en una búsqueda que solo puede llevarse a cabo gracias a una determinación sobrenatural.

De los tres caballeros que inician la búsqueda del Santo Grial solo Galahad alcanza su objetivo. Perceval y Bors quedan en el camino, abatidos por el esfuerzo. Cuando consigue levantar el Grial en sus manos, cuya forma podría ser la de un caliz pero también la de una roca o un vientre, Galahad solicita a cambio que se le permita volver a la corte de Arturo por un tiempo. En el regreso se encuentra con José de Arimatea, aquel hombre que permitió el escape de María Magdalena, esposa de Jesús y madre de Sara.

Frente a la hija de Cristo, Sir Galahad completa su aventura. No solo ha visto el Grial, es decir, la tumba de María Madgalena, sino que ha conocido el fruto sagrado de su vientre, la pequeña Sara. Recién entonces Galahad se quita su armadura y desnudo asciende a un cielo provilegiado cuyas puertas están obturadas por vano intentos.




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