Mjolnir: el martillo de Thor.


Mjolnir: el martillo de Thor.




Mjolnir es una de las armas más temibles de la mitología nórdica. Solo un puño puede blandirlo; solo un brazo es capaz de resistir su peso. Thor, el dios del trueno, la agricultura y la camaradería, es su portador.

Mjolnir significa «demoledor», es decir, «el que pulveriza algo». Su etimología se encuentra en palabras habituales para nosotros, como «molino», «molienda», «moler». De hecho, la raíz de la palabra Mjolnir [el protoindoeuropeo mela] se halla en la mayoría de las lenguas occidentales. Basta repasar el latín malleus; «martillo»; palabra proscrita por haber subrayado un título abominable en la historia de la humanidad, el Malleus Maleficarum, el martillo de las brujas.

Tal como lo anota tímidamente Heinrich Niedner, Mjolnir bien puede significar «demoledor», pero su verdadero sentido expresa con simpleza aquello que es único. Mjolnir significa «martillo», es decir, el Martillo; aunque de hecho no siempre lo es; ya que a menudo se lo detalla como un hacha o un garrote de forma singular.

Mjolnir es utilizado para defender la estabilidad de los Aesir. En el Skáldskaparmál, narrada por Snorri Sturluson, se nos anuncia que Mjolnir fue forjazo por el arte de dos Enanos: Sindri y Brokk; quienes se lo obsequiaron a Thor como forma de pago por una apuesta oficiada por el astuto Loki.

Cuentan las malas lenguas que Loki cortó imprudentemente los cabellos de oro de Sif, la esposa de Thor. El dios, enfurecido por el atropello, obligó a Loki a que los devuelva, o en todo caso a una recompensación. Para ello recurrió a los dos enanos, célebres artesanos aunque maliciosos; y los desafió a crear un objeto tan maravilloso como los creados por los enanos de antaño.

Los artesanos aceptan la apuesta. Sindri encendió los fuegos de la fragua, y encomendó a su hermano Brokk a que nunca detenga el fuelle mientras él realizaba unas diligencias. Tres veces intentó Loki detener la labor enajenada de Brokk, mordiéndolo en el cuello, en un párpado, y en un ojo [siempre bajo la forma de una mosca odiosa]; acaso por temor a que esa arma fuese su fin.

Finalmente una gota de sangre obtura la visión del enano, y éste abandona el fuelle por un segundo; por eso Mjolnir posee la mitad del volumen originalmente diseñado, y por eso Thor debe blandirlo con una sola mano. Así lo describe la Edda Poética.


«Y dijo que podría golpear tan fuerte como deseara a todo lo que se encontrara frente a él, y el martillo no fallaría; y si lo arrojaba a cualquier cosa, nunca fallaría, y nunca volaría tan lejos como para no retornar a sus manos; y si lo deseaba podía llevarlo entre sus ropas ya que era pequeño; aunque esto era un defecto en el martillo, su mango era algo corto. Esto fue lo que decidieron: que el martillo era el más precioso de todos los trabajos y era la mejor defensa contra los gigantes del frío.»


Como arma de guerra Mjolnir tiene un registro intachable. Jamás perdió una batalla, y si tomamos en cuenta el relato del Ragnarok, jamás la perderá; incluso cuando todo el poder de los dioses sea socavado por el alzamiento de los Jotuns.

A pesar de su imagen poderosa, Mjolnir poseía algunas sutilezas y delicadezas dignas de mención. Por ejemplo, se dice que su fuerza es proporcional a las intenciones de Thor. En otras palabras, que Mjolnir era capaz de arrancar una montaña de cuajo así como golpear la punta de un alfiler sin dañarlo. También podía modificar su tamaño para ser transportado secretamente; y hasta ser arrojado y hallar a su enemigo a varios kilómetros de distancia.

El trueno es el sonido que producen los golpes de Mjolnir. Si durante una tormenta oímos el bramido de un trueno podemos reirnos de las explicaciones metereológicas y en cambio pensar que estamos oyendo a Mjolnir cayendo con furia sobre una montaña.

Mjolnir es, a pesar de su forma, un símbolo de equilibrio, de restauración, de defensa de la sociedad y sus valores. No importa cuan poderosos sean los enemigos, o cuan imprudentes sean los dioses, siempre se puede confiar en el golpe de Mjolnir.

Se suele representar a Mjolnir con un mango curvo, acaso incómodo para sus propósitos. La runa Tiwaz acaso sea su representación más popular. Con el tiempo, el mito de Thor se volvió inseparable de su martillo, y entre sus atavíos de guerra, que incluían un cinturón mágico y un carro especialmente veloz, apareció un guante manufacturado por los enanos de las montañas, sin el cual es imposible blandir a Mjolnir.

Pero extrañamente el símbolo del equilibrio de un pueblo terminaría siendo un signo propiciatorio para una cultura extranjera. Mjolnir no solo destrozó la cabeza de la serpiente Jörmungandr durante la última jornada del Ragnarok; sino que auspició un pasaje directo del paganismo a la religión oficial del «mundo civilizado». Cuando los primeros evangelizadores cristianos se reunieron con los reyes escandinavos descubrieron con asombro que éstos últimos realizaban un gesto particularmente conocido: la «señal del martillo», idéntica a la señal de la cruz.




Mitología nórdica. I Mitología.


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