Elefantis y el arte del erotismo


Elefantis y el arte del erotismo.




Es un error común asociar el erotismo con una época reciente, relegando sus variantes antiguas a un orden prácticamente lúdico. El erotismo siempre estuvo allí, activo y ampliamente presente en las mentes refinadas de cualquier era.

Uno de estos intelectos prodigiosos fue el de Elefantis, una poetisa griega del siglo I d.C., autora del manual sexual más impresionante de la antigüedad, y que, al igual que el resto de sus obras, no ha sobrevivido a la opresión y el paso del tiempo.

Todo lo que sabemos sobre esta mujer maravillosa es por boca de terceros. Como la Suetonio, que en su obra De vita Caesarum (Vida de los Césares) menciona que el abominable emperador Tiberio se llevó las obras completas de Elefantis a su retiro en Capri, acaso para experimentar de primera mano las acrobacias y voluptuosidades sugeridas por la poetisa.

Otra mención, acaso más directa, proviene de un libro misterioso: La Priapeia, obra en honor del fálico Príapo; un conjunto de nueve poemas sobre los que nadie ha logrado determinar su autor, o sus autores, y en donde se menciona a la enigmática Elefantis:


Obscenas rigido deo tabellas
dicans ex Elephantidos libellis
dat donum Lalage rogatque, temptes,
si pictas opus edat ad figuras.

[«Obscenidades dedicadas al dios erecto
traídas de los cuadros desvergonzados de los libros de Elefantis,
rogándole que intente imitar, junto a ella,
la variedad de cópulas en las ilustraciones.»]


Nada sabemos sobre la vida de Elefantis. Su nombre aparece y desaparece en menciones superficiales, fantasmales; como si se tratase de un raro espectro infeccioso. Por Suetonio sabemos que escribió un tratado sobre cosmética y un manual que se explaya sobre los beneficios del aborto en mujeres de escasos recursos económicos y sociales. El resto se conserva en un meticuloso silencio.

La última cita digna sobre Elefantis proviene del poeta romano Marco Valerio Marcial, quien escribió, refiriéndose a lo novedoso de la Priapeia:


Quales nec Didymi sciunt puellae,
Nec molles Elephantidos libelli,
Sunt illic Veneris novae figurae.

[«Tales versos, que ni siquiera las hijas de Didymus conciben,
ni los libros libertinos de Elefantis,
en los cuales se disponen las nuevas formas del sexo.»]


Algunos eruditos conjeturan un detalle curioso en el último verso. Allí donde dice novae figurae, es decir, «nuevas formas», se trataría en realidad del error de un copista. Lo que realmente debería leerse es novem figurae, «nueve formas»; de hecho, las Nueve formas del sexo o nueve posiciones sexuales propuestas por Elefantis para explorar algo que las mujeres de aquella época, y acaso de todas las épocas, raramente experimentan: el orgasmo.




El lado oscuro del amor. I Feminología.


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1 comentarios:

Anónimo dijo...

¿De dónde sacaste eso de que las mujeres rara vez alcanzamos el orgasmo? ¿No estarás extrapolando las vivencias de aquellas que comparten su intimidad con vos a todo el género femenino?
Disculpame pero la dejaste picando.
Este comentario podría quedar atrapado en las redes de censura del escritor, si éste siente que han sido vilipendiadas su virilidad o sus cualidades-habilidades amatorias. Es broma! Saludos!



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