Un brindis extravagante

Un brindis extravagante.
...y un abrazo a todos los incautos que nos siguen leyendo.


No hay nada original para decir sobre estas fechas, salvo que nos causa cierto entumecimiento producto de excesos etílicos y de otras clases. Hoy, antes de sentarme y desearles un feliz año nuevo a todos los que nos honran con su presencia, repasé algunos viejos artículos a propósito del año nuevo, y creo haber descubierto (¡Eureka!) la razón por la cual festejamos esta fecha.


¿O acaso alguien sabe por qué se festeja el Año Nuevo?


Si lo pensamos fríamente, no hay nada festejable en el paso del tiempo; por el contrario, debería causarnos cierto espanto y resignación. Pero en realidad no festejamos el paso del tiempo, sino a causa de él.

Este razonamiento, por cierto, no es original; pertenece parcialmente a Lord Dunsany y a Jorge Luis Borges, caballeros que, al parecer, festejaban el año nuevo con todo el rigor del caso, pero dejando algunas consideraciones dignas de masticar antes de la medianoche.


La eternidad entra en perfecta contradicción con los placeres humanos. Los inmortales, si existen, no festejan nada, apunta Dunsany entre líneas. ¿Por qué habrían de hacerlo? ¿Qué secretos o infortunios puede depararles el futuro, si su misma inmortalidad los enfrenta a todos ellos, y aún a otros que nos resultan inconcebibles? La eternidad no es un período dilatado de tiempo, sino su completa ausencia, y en esa ausencia inmutable reside el hastío típico de quienes se saben inmortales, inextinguibles.


Nosotros, en cambio, sabemos nuestra fecha de vencimiento, una fecha aproximada, hipotética, pero que no excederá un cálculo razonable. ¿Por qué, entonces, nos dignamos a festejar el acercamiento a esa fecha fatal? Un año más que muere y el número previsto para nosotros, que acaso termine en 12, se acerca inexorablemente.


Aquí, camaradas, reside toda la magnificencia del ser humano. Toda su filosofía puede quedar resumida en ese acto heroico, por el cual el hombre da un paso más hacia la muerte con una copa en alto, brindando vaya uno a saber a qué deidades ignominiosas.


Para no eludir la cuestión que nos ocupa, también nosotros, reflejos incompletos, levantamos nuestra copa especular y brindamos con todos los que han hecho posible un año más de El Espejo Gótico, a ustedes, sobre todo, que justifican cualquier tropiezo de quien les habla con absoluta cortesía.


¡Salud!

Aelfwine.





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7 comentarios:

Cristián Kristian . dijo...

Feliz año para ti y me sumo al brindis.

Anónimo dijo...

Hola!!

A lo mejor de alguna manera inconsciente, festejamos el "acercamiento" a la vuelta, o a la cercana experiencia a esa supuesta eternidad...

me gustan tus temas y te sigo en silencio

Que vayas lo mejor posible, en la dirección que más te apetezca..

abz.

BATOOSAHI dijo...

Que el nuevo año sea mucho mejor y más feliz que este que se esta acabando....

¡¡¡¡¡ FELIZ AÑO NUEVO !!!!!

Wiliam Paredes dijo...

APOYO RAZONABLEMENTE TU HIPÓTESIS ES MUY RACIONAL Y VERÍDICA FELIZ AÑO NUEVO 2012

Vor-Mel dijo...

Feliz Año Nuevo también para ti, y gracias, siempre, por compartir tus noticias y reflexiones.
Personalmente pienso que lo de celebrar el Año Nuevo, para los mortales, es como celebrar el cumpleaños. ¿Qué es lo que celebro: que cumplo 40 años o bien que hace 40 años que no me muero? No es lo mismo, si lo pensamos bien.
En fin, sea como sea, levanto mi copa -roja- por ti y por todos los amigos/as de la blogosfera.

Maika Duvnj'ack dijo...

Aunque a veces pienso que me estoy olvidando de como escribir en español, en este garabato te deseo, "con la copa en alto", un Feliz año mi amigo!

Anónimo dijo...

a mi me parece que se festeja año nuevo,como tambien otras fechas,por que el ser humano hace rituales desde tiempos inmemoriables y esta costumbre sobrevive hasta nuestros dias.ademas por que seria muy insoportable la existencia de los dias pasar uno tras otro todos,iguales y sin sentido,sin nada difernte.felicidades y que la hayas pasado bien.ludmila sanzo



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