Una imagen verdadera.

Se arrastran, inexorables fantasmas que cobran formas ridículas, absurdas formas de un sueño hecho de colores.

Demasiada luz es un problema para mi, y creéme que no era este el sol en el que pensaba convertirme.

Un ícono de certeza absoluta: nunca dejes que se filtre en las curiosas siluetas de la imaginación. A veces persisten, inquietas, llenas de un significado oculto; cubriendo vastas planicies literarias. Y es que tu cara se acomodó en mis ojos; y desde ahí corrió (como una imagen verdadera) hacia sitios vacíos, áridos, rasgando algunos huecos y dejando otros.

Lo peor (lo mejor) es que algunos reflejos se transforman en mil palabras. Una imagen honesta no corre en todas las esquinas. Yo se que la mía volaba por las plazas de Buenos Aires (plazas nocturnas, circulares) y que ahora duerme, sola y silenciosa, el sueño frágil de los que habitan con demasiados fantasmas.

Verónica y una hueste de llantos ahogados bajó una madrugada. Ni el reflejo ni el sueño (aquel sueño absurdo, hecho de colores) cambiaron, yo si.





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1 comentarios:

Anónimo dijo...

no "toooooooodo" pasa, por suerte, no?



dama de luz (la que te ama taaaaaaaaaaaaaaanto)



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