«Totalmente sola»: Mary Robinson; poema y análisis.


«Totalmente sola»: Mary Robinson; poema y análisis.




Totalmente sola (All Alone) es un poema gótico de la escritora inglesa Mary Robinson, publicado de manera póstuma en 1824.

Totalmente sola, uno de los grandes poemas de Mary Robinson, explora las variables más funestas del romanticismo: el dolor inclaudicable por una madre que ha muerto, y la necesidad implacable de rondar por su tumba día y noche, como un espectro, hasta que las estrellas caigan o los dioses recuerden aquel viejo pacto de inmortalidad.




Totalmente sola.
All Alone, Mary Robinson (1757-1800)

¿Por qué te has extraviado, pequeño muchacho,
En la ribera del camposanto
Tu cabello ondulado en finas rebanadas se oculta,
Tus lágrimas oscurecen el azul;
¿Por qué suspiras quedamente,
Por qué lloras, si te han dejado solo?

No te han dejado solo, muchacho,
Los viajeros se detienen al oír tu historia:
¡Ningún corazón es ajeno a ella!
Aunque la mejilla de tu madre sea pálida,
Y se marchita bajo la piedra,
No te han dejado solo.

Te conozco bien. Cabellos dorados
En ondas sedosas a menudo veía:
Tu rostro arrugado, tan fresco y plácido,
Tu risa pícara, tu aire juguetón,
Eran todo para mí, pobre huérfano,
Antes de que el Destino te abandone.

Tu abrigo rojizo se ha rasgado,
¡Tu mejilla cultiva pálidos gusanos!
Tus ojos se apagan, miran desesperados,
El pecho desnudo se encuentra con el viento fuerte;
Y a menudo escucho gemir en las profundidades
Que te han dejado solo.

Tus pies desnudos están llagados,
Aquella cruz que diariamente recorres;
Vientos invernales rugen a tu alrededor,
El camposanto es tu triste morada;
Tu almohada una gélida piedra.
Y allí eres libre de sufrir, en soledad.

La lluvia es espesa allí, nocturna;
La helada desgarra tu pecho;
Más el tejo te resguarda del cielo.
Oí el lamento de tus modestos infortunios;
Te oí, antes de la estrella de la mañana,
Llorar en la oscuridad, y llorabas solo.

A menudo te he visto
Sobre la cálida rodilla materna;
En vida fuiste su regocijo,
Y ahora su deudo.
Ella duerme bajo la joven lápida
Que proclama: te han dejado solo.

Seca tus lágrimas, sobre la colina
Tañen las campanas del pueblo;
La caña alegre, deportes recios,
Los juegos rústicos te llaman desde lejos.
¿Entonces por qué llora y suspira
Un niño solo en la multitud?

No puedo subir la escarpada colina,
No puedo cruzar el prado en la meseta;
No puedo llegar al valle
Ni oír los gritos de alegría:
Pues el mundo yace bajo una piedra
Dónde mi madre me ha dejado solo.

No puedo juntar flores
Para vestir las rosadas tertulias,
No puedo pasar las horas de la tarde
Entre la muchedumbre ruidosa;
Pues todo es oscuridad y soledad.
Mi madre duerme bajo la piedra joven.

Observa como las estrellas comienzan a brillar,
-El perro pastor ladra- Es tiempo de volver;
Zumban las filas de caza bajo el rayo de la luna,
Atisbadas desde la silueta vaga del tejo:
Blanca cae sobre el mármol,
Donde mi querida madre duerme sola.

No me retengas, pues debo partir,
El camino de la meseta es lento;
Y allí la primavera comienza a vivir,
Vistiendo el lecho de mi madre.
Solo la cuida durante el día,
Un lecho que se desmorona en soledad.

Mi padre fue llevado sobre el mar tempestuoso
Hacia extrañas tierras distantes,
Mi madre permaneció conmigo,
Barrió con llantos las noches y el frío.
Nunca dejaré esta piedra helada
Donde ella duerme en soledad.

Mi padre ha muerto, incluso allí encontré
Una madre cariñosa y amable;
Sentí su pecho extasiado
Cuando jugaba en su falda,
Ella bendijo mi tono infantil,
Y poco pensaba yo en lápidas.

Nunca más escucharé su voz,
Nunca más veré su sonrisa;
No te preguntes porqué desgarro mi corazón,
Pues ella habría muerto para seguirme.
Ahora duerme bajo el mármol,
Y yo estoy vivo, para llorar en soledad.

Ella amó a su niño juguetón,
De un alto risco fue vista al caer;
Oí de lejos el tañido de las campanas,
Parecía en vano ayudarla;
Oí el gemido desgarrador,
Un lamento por haberlo dejado solo.

Nuestro fiel perro enloqueció y murió,
El relámpago golpeó nuestra choza,
Sin morada nos quedamos,
Y supe adonde debíamos ir:
A la pobre casa de un corazón de piedra
Que nunca palpitará en los gemidos de la miseria.

Mi madre sobrevivía por mí,
Ella me condujo a la alta montaña,
Me miró, mientras allá en el árbol
Me senté y tejí entre las ramas;
Y ella me gritaba: No temas, muchacho,
No te he dejado solo.

La ráfaga sopló fuerte, el torrente se elevó
Y barrió nuestra humilde choza:
Y donde el arroyo claro fluye veloz,
Sobre el césped, al amanecer del día,
Cuando el brillante astro latía,
Yo vagué desvalido, y solo.

Pero no lo estás, muchacho, ya que he visto
Tus diminutas huellas en el rocío,
Y mientras el cielo de la mañana, sereno,
Se esparce sobre la colina,
Oí tu gemido triste y lastimero,
Junto a la fría piedra sepulcral.

Y cuando las horas del mediodía estival
Se extienden por el paisaje,
Te he visto, tejiendo flores fragantes
Para adornar el lecho silencioso de tu madre.
No solo en la piedra simple del cementerio,
Donde tu, muchacho, estás solo.

Te seguí a lo largo del valle,
Y encima del camino hacia el bosque:
Te oí contar tu historia triste
Mientras lenta moría la estrella del día:
Ni siquiera cuando su luz se desvaneció
Tu has vagado totalmente solo.

¡Oh, si! Era yo, y todavía seré
Un andariego, un peregrino desesperado;
-El mundo está vacío para mi-
¿Dónde está la belleza del rocío?
Si ella me ha dejado solo,
Durmiendo sueños de oscuridad.

Ningún hermano me llorará,
Pues no conocí ningún hermano;
Ningún amigo lamentará mi destino,
Ya que los amigos son escasos, y pocas sus lágrimas;
A nadie veré, salvo esta lápida,
Donde me quedaré eternamente solo.

Mi padre nunca volverá,
Él descansa bajo las olas verdes,
Ningún hombro amigo donde llorar
Cuando me oculto allá en la tumba:
No un para vestir con flores la piedra
Sino para existir en completa soledad.


Ah! wherefore by the church-yard side,
Poor little lorn one. dost thou stray?
Thy wavy locks but thinly hide
The tears that dim thy blue-eye's ray;
And wherefore dost thou sigh, and moan,
And weep, that thou art left alone?

Thou art not left alone, poor boy,
The traveller stops to hear thy tale;
No heart, so hard, would thee annoy!
For though thy mother's cheek is pale,
And withers under yon grave stone,
Thou art not, urchin, left alone.

I know thee well! thy yellow hair
In silky waves I oft have seen:
Thy dimpled face so fresh and fair,
Thy roguish smile, thy playful mien,
Were all to me, poor orphan, known,
Ere Fate had left thee–all alone!

Thy russet coat is scant, and torn,
Thy cheek is now grown deathly pale!
Thy eyes are dim, thy looks forlorn,
And bare thy bosom meets the gale;
And oft I hear thee deeply groan,
That thou, poor boy, art left alone.

Thy naked feet are wounded sore
With thorns, that cross thy daily road;
The winter winds around thee roar,
The church-yard is thy bleak abode;
Thy pillow now a cold grave stone–
And there thou lov'st to grieve–alone!

The rain has drench'd thee, all night long;
The nipping frost thy bosom froze;
And still, the yew-tree shades among,
I heard thee sigh thy artless woes;
I heard thee, till the day-star shone
In darkness weep–and weep alone!

Oft have I seen thee, little boy,
Upon thy lovely mother's knee;
For when she lived, thou wert her joy,
Though now a mourner thou must be!
For she lies low, where yon grave stone
Proclaims that thou art left alone.

Weep, weep no more; on yonder hill
The village bells are ringing, gay;
The merry reed, and brawling rill
Call thee to rustic sports away.
Then wherefore weep, and sigh, and moan,
A truant from the throng–alone?

"I cannot the green hill ascend,
I cannot pace the upland mead;
I cannot in the vale attend
To hear the merry-sounding reed:
For all is still beneath yon stone,
Where my poor mother's left alone!

"I cannot gather gaudy flowers
To dress the scene of revels loud–
I cannot pass the evening hours
Among the noisy village crowd;
For all in darkness, and alone
My mother sleeps, beneath yon stone.
"See how the stars begin to gleam,
The sheep-dog barks–'tis time to go;
The night-fly hums, the moonlight beam
Peeps through the yew-trees' shadowy row:
It falls upon the white grave-stone,
Where my dear mother sleeps alone.

"O stay me not, for I must go,
The upland path in haste to tread;
For there the pale primroses grow,
They grow to dress my mother's bed.
They must ere peep of day, be strown,
Where she lies mouldering all alone.

"My father o'er the stormy sea
To distant lands was borne away,
And still my mother stay'd with me,
And wept by night and toil'd by day.
And shall I ever quit the stone
Where she is left to sleep alone.

"My father died, and still I found
My mother fond and kind to me;
I felt her breast with rapture bound
When first I prattled on her knee–
And then she blest my infant tone,
And little thought of yon grave-stone.

"No more her gentle voice I hear,
No more her smile of fondness see;
Then wonder not I shed the tear,
She would have died to follow me!
And yet she sleeps beneath yon stone,
And I still live–to weep alone.

"Thy playful kid, she loved so well,
From yon high clift was seen to fall;
I heard afar his tinkling bell,
Which seem'd in vain for aid to call–
I heard the harmless sufferer moan,
And grieved that he was left alone.

"Our faithful dog grew mad, and died,
The lightning smote our cottage low–
We had no resting-place beside,
And knew not whither we should go:
For we were poor–and hearts of stone
Will never throb at misery's groan.

"My mother still survived for me,
She led me to the mountain's brow,
She watch'd me, while at yonder tree
I sat, and wove the ozier bough;
And oft she cried, "fear not, mine own!
Thou shalt not, boy, be left alone."

"The blast blew strong, the torrent rose
And bore our shatter'd cot away:
And where the clear brook swiftly flows,
Upon the turf, at dawn of day,
When bright the sun's full lustre shone,
I wander'd, friendless–and alone!"

Thou art not, boy, for I have seen
Thy tiny footsteps print the dew,
And while the morning sky serene
Spread o'er the hill a yellow hue,
I heard thy sad and plaintive moan,
Beside the cold sepulchral stone.

And when the summer noontide hours
With scorching rays the landscape spread,
I mark'd thee, weaving fragrant flowers
To deck thy mother's silent bed!
Nor at the church-yard's simple stone
Wert thou, poor Urchin, left alone.

I follow'd thee along the dale,
And up the woodland's shad'wy way:
I heard thee tell thy mournful tale
As slowly sunk the star of day:
Nor when its twinkling light had flown
Wert thou a wanderer all alone.

"O! yes, I was! and still shall be
A wanderer, mourning and forlorn;
For what is all the world to me–
What are the dews and buds of morn?
Since she who left me sad, alone
In darkness sleeps, beneath yon stone!

''No brother's tear shall fall for me,
For I no brother ever knew;
No friend shall weep my destiny,
For friends are scarce, and tears are few;
None do I see, save on this stone,
Where I will stay and weep alone.

"My father never will return,
He rests beneath the sea-green wave
I have no kindred left to mourn
When I am hid in yonder grave:
Not one to dress with flowers the stone!
Then–surely, I am left alone!"


Mary Darby Robinson (1757-1800)




Poemas de Mary Robinson. I Poemas góticos. I Poemas del romanticismo.


El análisis, resumen y la traducción al español del poema de Mary Robinson: Totalmente sola (All Alone) fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

1 comentarios:

Anónimo dijo...

el poema es hermoso,yo no imagino(ni quiero pensar)en la muerte de algun ser querido ya que nunca me ocurrio.ni me quiero imaginar el dolor hacia esa persona que se fue para jamas regresar:ese espacio vacio no podra ser llenado ni con todas las lagrimas del mundo.



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