Es imposible leer poesía en silencio.


Es imposible leer poesía en silencio.




Muchas personas explican su renuencia a leer poesía amparándose en inclinaciones y gustos personales, por cierto, perfectamente entendibles. Lo que resulta extraño es que ningún miembro de este grupo propenso a la narrativa defienda su postura utilizando un rasgo característico de la poesía, esto es, que la poesía es imposible de leer en silencio.

Tal vez el lector pueda jurar, e incluso probar apelando al testimonio de personas confiables, que de hecho alguna vez leyó un poema, o muchos, según el caso y el lector. Si esto es así, nuestro deber es informarle que ningún poema puede ser únicamente leído, o mejor aún, que toda lectura desnaturaliza la poesía y la convierte en otra cosa: un género indefinido, similar, tal vez, a un pensamiento compartido.

Repasemos brevemente la historia de este concepto.

Aristóteles sostenía que todas las actividades del hombre podían enmarcarse en tres categorías diferentes. Por un lado está la praxis, la acción, el movimiento objetivo del ser que busca resolver una situación apelando a soluciones prácticas. Por el otro está la teoría, es decir, la búsqueda de la verdad a través del conocimiento. Y finalmente la poiesis, la realización. Ahora bien, Poiesis significa «creación», y deriva de ποιέω, «crear». Según Platón, la Poiesis es la causa que transforma todo lo que « »no es» en lo que «es», el acto que permite la existencia de algo a partir de su no-existencia.

El término Poiesis rápidamente se asoció al proceso creativo. Cualquier cosa creada es un acto de Poiesis, es decir, una acción mediante la cual se crea algo allí donde no existía nada. La palabra Poesía proviene de Poiesis, y significa «hacer», en un sentido maravillosamente profundo: el acto de convertir los pensamientos, las emociones y los recuerdos en materia. Por eso los Poetas, «los hacedores», exigen para su obra un compromiso análogo.

La poesía no puede solo leerse. Para existir, para ser en el mundo de los sentidos, la poesía exige la pronunciación, que no es simplemente una modulación externa o interna de las palabras, sino la interpretación de los versos para darles consistencia en el plano sensorial.

Todo Poema es un algo hecho a partir de la nada. La lectura silenciosa es su peor enemigo, tal vez porque cada verso nos recuerda que la poesía fue un arte oral, colectivo, mucho antes del nacimiento de la escritura.

Leer un poema en silencio es imposible. La lectura muda transforma la poesia, la altera, la desvirtúa, le impide «hacerse» a sí misma. La poesía se recita, porque no es otra cosa que un canto que requiere una voz para existir siquiera fugazmente a partir de la nada.




Más poemas góticos. I Taller literario.


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