«El crimen invisible»: Catherine Crowe; relato y análisis


«El crimen invisible»: Catherine Crowe; relato y análisis.




El crimen invisible (The Invisible Crime) es un relato de casas embrujadas de la escritora inglesa Catherine Crowe (1803-1876) —autora de: La casa de Camden Hill (The House of Camden Hill), Aristodemus (Aristodemus), La bondad cruel (The Cruel Kindness), Las aventuras de Susan Hopley (The Adventures of Susan Hopley), Hombres y mujeres (Men and Women), La historia de Lily Dawson (The Story of Lily Dawson), Las aventuras de una belleza (The Adventures of a Beauty) y Linny Lockwood (Linny Lockwood)—, publicado en la antología de 1853: El lado nocturno de la naturaleza (The Night Side of Nature).

El crimen invisible, uno de los grandes cuentos de Catherine Crowe, relata la historia de una de las tantas casas embrujadas de la literatura gótica, cuya estructura varía dependiendo del autor aunque casi siempre mantiene la misma estructura: el espíritu de alguien que ha muerto en una casa regresa para atormentar a los nuevos inquilinos.

No obstante, Catherine Crowe se muestra disconforme con la previsibilidad del género, y encuentra una nueva variante para esa vieja tradición de venerables casas embrujadas: aquí, la presencia fantasmal no es la consecuencia de un asesinato, sino su causa.

De este modo, Catherine Crowe apela a su faceta de cronista para sumergir al lector en un mórbido ámbito donde los los espantosos ruidos nocturnos no surgen como presagio de una venganza sino como un estímulo de los instintos abisales de la condición humana.



El crimen invisible.
The Invisible Crime, Catherine Crowe (1803-1876)

En 1842 en el barrio de Marylebone, se derribó una casa a la que ya no acudía ningún huésped, desde hacía ya muchos años, y cuyos propietarios se negaban a gastar más dinero en reparaciones.

Sus últimos habitantes fueron el mayor W..., su esposa, sus tres hijos y su sirviente.

El mayor W..., que desempeñaba un digno cargo en la Intendencia, había insistido innumerables veces a sus superiores para que le permitieran cambiar de vivienda (el alquiler del inmueble estaba a cargo de la Intendencia). Como esta autorización demoraba, alegó para justificar su repetida insistencia que la casa estaba embrujada del modo más desagradable.

Todas las noches, la puerta del salón se abría violentamente, se oía un ruido de pasos precipitados, una respiración ronca y luego dos o tres gritos horribles y la pesada caída de un cuerpo contra el piso.

A menudo encontraban los muebles volcados, sobre todo cuando estaban situados en el ángulo norte de la sala.

Luego se restablecía el silencio, pero alrededor de un cuarto de hora más tarde, se oía algo semejante a un pataleo, un sollozo y al fin un espantoso estertor.

El mayor W... acabó por prohibir a sus familiares la entrada a este salón. Incluso clausuró la puerta. Pero antes hizo constatar estos hechos por varios de sus compañeros de ejército. En efecto, el informe que presentó estaba firmado por el lugarteniente de Intendencia E..., el capitán S... y el comisario de víveres E...

Se procedió a un relevamiento de datos y muy pronto descubrieron una trágica historia.

En el año 1825, la casa estaba habitada por el corredor de joyas C... y su esposa. Esta última, mucho más joven que su marido, llevaba una vida desordenada, licenciosa, y malgastaba enormes sumas de dinero.

Aunque el desgraciado C... le perdonó muchas veces sus caprichos, no parecía querer enmendarse; al contrario, su vida era progresivamente escandalosa.

C..., empujado por la amargura y los celos, se dio a la bebida.

Una noche volvió ebrio, decidido a acabar con sus desgracias.

Armado de un trinchete de zapatero, se abalanzó sobre su mujer, que huyó hacia el salón, pero C... la alcanzó y con un solo golpe de su arma, la decapitó. Permaneció largo rato mudo de horror ante su crimen, luego se colgó de la araña del techo.

Desde entonces ese horrible asesinato se reproducía cada noche, de una forma audible, pero jamás los espantados testigos vieron la más mínima aparición; sólo los ruidos fantasmales que se repetían con una perfecta exactitud.

La petición del mayor W... tuvo resultados favorables y desde entonces, la casa permaneció desocupada, hasta el día en que cayó bajo el pico de los demoledores.

Catherine Crowe (1803-1876)




Más relatos góticos. I Relatos de fantasmas. I Relatos de Catherine Crowe.


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El análisis y resumen del relato de Catherine Crowe: El crimen invisible (The Invisible Crime) fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

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