La chica que quemó su tanga frente al mar.
Hacía exactamente diez años que no visitaba la ciudad, y jamás lo habría hecho si no hubiese sido por el funeral de su padre. Llegó puntualmente a esa formalidad.
El viejo era un tipo meticuloso.
Hubo algunos llantos, al principio, y luego risas nerviosas, recuerdos forzados, viejos rencores sobreseídos a la luz incierta del ataúd abierto.
El viejo era un tipo popular.
Después de la ceremonia, un abogado de aspecto amarillento, hepático, le informó sobre las disposiciones legales que su padre había establecido:
El viejo deseaba ser cremado.
Y así fue.
Ardió como arde la madera vieja.
Las cenizas le fueron entregadas en una pequeña urna. Ella compró una mejor, de cerámica, con adornos exóticos. La embaló en una caja de cartón y la colocó en el asiento trasero del auto.
El viejo quería que sus cenizas fuesen arrojadas al mar.
Y al mar llegó esa noche, casi de madrugada. Caminó por la playa y cavó un pequeño pozo en la arena. Esperó pacientemente hasta que el viento le permitió encender un fuego. Se quitó el vestido negro, lo dobló cuidadosamente, y lo puso a un costado. Luego se quitó la ropa interior y la arrojó a las llamas.
Ardió como arde la madera joven.
Recogió los restos con mucho cuidado, y los depositó en el interior de la urna, sobre las cenizas de su padre.
Subió al muelle, desnuda bajo la luna. Aguardó, esperando nuevamente que el viento cambiara. Al amanecer abrió la urna, y el viento se llevó las cenizas sobre la marea en retroceso.
Pero las pesadillas continuaron.
Feminología: relatos de la mujer. I Egosofía: filosofía del Yo.
Más literatura gótica:
- La chica que encontró un libro escrito para ella.
- La mujer que aprendió a estar sola.
- La chica que creía vivir en una película de Disney.
- La chica de la calesita cuántica.
1 comentarios:
Me encantó.
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