Reclamo a los fabricantes de la Máquina de la Felicidad.


Reclamo a los fabricantes de la Máquina de la Felicidad.




Estimado equipo de JAP Inc.

Les escribo con motivo de un reclamo a propósito de su producto identificado bajo el número de serie 3845-F69, que en publicidades en medios televisivos, gráficos y digitales, es llamado Máquina de la Felicidad. Adjunto información en el formulario de reclamos, más copia de garantía, para los encargados de evaluar el rendimiento del mencionado artefacto.

NOMBRE DE USUARIO: Gerardo Carella.
EDAD: 54 años. ESTADO CIVIL: soltero.
FECHA DE ADQUISICIÓN: 08-09-16
MOTIVO DE RECLAMO: error de diseño.
DESARROLLE A CONTINUACIÓN EL MOTIVO DE SU RECLAMO:

Me interesé por su producto tras ver un anuncio publicitario en una página web de citas veganas. Debo aclarar rápidamente que no suscribo a tal filosofía, y que mi apetito fragua únicamente con carne vacuna, tirando a cocida. La aclaración no es ociosa: soy un hombre fuerte, con una estructura ósea sólida y extremidades más largas que la media, de modo tal que puedo dar cuenta perfectamente del error de diseño en la Máquina de la Felicidad.

Luego de ver el anuncio me informé en detalle sobre las características del producto. Según ustedes, la Máquina de la Felicidad no necesita ser recargada; su vida útil consta de unos diez años (promedio) y, una vez activada, no requiere de mantenimiento u actualizaciones de ninguna índole.

Aquí, precisamente, radica el motivo de mi reclamo.

Ustedes sostienen que la Máquina de la Felicidad puede ser activada de inmediato. La empresa aconseja que esto se realice en presencia de los empleados encargados del transporte, de modo tal que se pueda verificar cualquier falla en el sistema. En un mundo ideal esto sería lo más razonable, sin embargo, ustedes saben perfectamente que la Máquina tiene dos metros de alto por tres de ancho, y que su embalaje atenta contra cualquier posibilidad de certificar adecuadamente su estado al momento de recibirla. De manera tal que hice lo que, supongo, ha hecho la mayoría de sus consumidores: firmé el consentimiento de entrega sin retirar el aparato de su caja.

Me tomó exactamente treinta minutos desembalar la Máquina. Tengo una o dos opiniones al respecto, pero me las reservo para una carta más detallada. Lo cierto es que, con mucho esfuerzo, logré instalar el aparato en el comedor, habida cuenta de que vivo solo y dispongo de mucho espacio libre. Deduje que, si la acción de sus ondas de baja frecuencia se extienden en un radio de 12 metros (de acuerdo al manual de instrucciones), entonces ése era el lugar más indicado para ubicarla, ya que desde allí podía asegurarme la mejor cobertura en todo mi domicilio particular; aún en las dependencias sanitarias, las cuales frecuento a menudo debido a dolencias renales que no vienen al caso.

Excitado, admito, por su enorme potencial (cito publicidad: ¡FELICIDAD SIN LÍMITES LAS 24 HORAS DEL DÍA!), me dispuse a accionar el interruptor del artefacto. ¿El resultado? Nada. Absolutamente nada. Ni una mísera luz. Ni un parpadeo en el tablero de control.

Consulté nuevamente el manual de instrucciones y advertí, demasiado tarde, la estafa en la que infantilmente había caído.

En efecto, la Máquina posee un solo botón de accionamiento primario sobre el panel lateral izquierdo, pero éste sirve únicamente para activar los circuitos eléctricos. Para iniciar el software es necesario accionar un interruptor ubicado en el otro extremo del armatoste, precisamente al mismo tiempo en el que se presiona el interruptor primario. Un error de diseño de tamaña envergadura anula cualquier presunción de inocencia. Ustedes sabrán entender la audacia de la siguiente afirmación, pero sin temor a represalias judiciales me atrevo a decir que su artilugio es una estafa: un botón y una palanca que deben ser accionados al mismo tiempo, pero ubicados a una distancia de tres metros entre sí, solo puede significar que su Máquina de la Felicidad fue diseñada específicamente para ser encendida de a dos.




Egosofía. I El lado oscuro del amor.


El artículo: Reclamo a los fabricantes de la Máquina de la Felicidad fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

3 comentarios:

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Tiene su trampa la maquina. Ya el trabajo de la maquina estaría a medio hacer.

Unknown dijo...

Buen post, al final la felicidad vendría al estar con la pareja.�:)

Anónimo dijo...

Tan claro como el agua.



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