Cómo terminar con el remordimiento.


Cómo terminar con el remordimiento.




—El pecado no me preocupa, profesor Lugano. Quiero decir, cometerlo no es un problema, sino la angustia que le sobreviene.

—¿De qué tipo de pecados estamos hablando?

—No me atrevo a decírselo, profesor.

—Atrévase o retírese. ¿Una traición?

—En parte. Se lo diré abiertamente: me acuesto con la esposa de mi mejor amigo.

—Entiendo.

—Pero ese no es el problema.

—Ya lo sé. El problema es el remordimiento.

—Exacto.

—Usted pertenece a la peor clase de canalla, camarada.

—¡Pero, profesor! Me habían dicho que usted jamás condena las miserias humanas.

—No lo digo por su flagrante acto de traición, sino por su necesidad de apelar al remordimiento para compensar, de forma absurda, aquello que usted denomina pecado.

—Pero el remordimiento es algo natural y lógico, profesor. Fíjese en Baudelaire. No tiene complejos en legitimarlo.

—Baudelaire estaba equivocado, o tal vez no se atrevía a entender la cuestión en su faceta más escabrosa.

—¿Y cuál sería?

—Usted no es un imbécil por acostarse con la mujer de su mejor amigo. En todo caso, eso lo convierte en un pésimo esposo y amigo. Usted es un imbécil porque es incapaz de abjurar del remordimiento, y sobre todo de entender que el verdadero goce del pecado no está en su comisión, sino en su recuerdo.




La filosofía del profesor Lugano. I Egosofía.


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1 comentarios:

Emilio dijo...

El Profesor Lugano es lo mejor de este sitio y eso que la antología es extraordinaria. Ojalá publicaras un libro.



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