Las mujeres hermosas están solas: una paradoja.

Alrededor del año 1940 el filósofo alemán Carl Hempel propuso un ejercicio lógico que desafía la intuición. Se lo conoce como Paradoja de Hempel.

Partamos de un principio cuestionable: las mujeres hermosas están solas, Indudablemente esto no es así. Es decir, existen muchas mujeres hermosas que están acompañadas, o al menos eso creemos basándonos en la observación.

Toda certeza se construye con dosis equivalentes de información y confirmación. El problema radica en que absolutamente TODO nos induce a confirmar lo que ya creemos con anterioridad.

Carl Hempel nos invita a pensar en lo siguiente:

Preguntémosle a alguien si cree o no en la Ley de gravedad. Casi con seguridad nos dirá que sí. ¿Pero por qué? En parte porque es algo admitido como cierto por la mayoría (información), pero principalmente porque cada observación que se realiza tiende a ratificar su veracidad (confirmación).

A continuación, Carl Hempel analiza la siguiente proposición: todos los cuervos son negros.

Examinemos imaginariamente una cifra elevada de cuervos, por ejemplo, 100,000. Todos ellos son negros, lo cual reafirma la proposición en términos perfectamente lógicos. Ahora bien, decir que todos los cuervos son negros equivale a afirmar que todas las cosas no-negras no son cuervos.

Examinar un dátil o una frutilla, por ejemplo, proporciona evidencia empírica para sostener esa segunda deducción. Una frutilla es algo no-negro. Si la examinamos detenidamente veremos que también es un no-cuervo.

Si seguimos este principio de inducción cualquier observación que realicemos incrementa nuestra certeza de que todos los cuervos son negros.

Se dice que Carl Hempel intentó elaborar su hipótesis inductiva utilizando la idea de mujeres hermosas en vez de cuervos. El experimento fue un fracaso rotundo, y diversificó la paradoja hasta convertirla en un axioma fabuloso y poco fiable. No halló, afirman sus acólitos, ninguna mujer que no sea hermosa.




Egosofía. I Filosofía del profesor Lugano.


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