¿Por qué las mujeres son infieles?


¿Por qué las mujeres son infieles?




—Cuanto más lo pienso menos logro entenderlo, profesor Lugano. Ella era tan... tan... perfecta.

—Y repentinamente ha dejado de serlo.

—Al menos para mí, sí. Cuando la conocí era una mujer dulce, inteligente, incapaz de la mentira más frívola.

—¿Y ahora?

—Me ha engañado, y de la forma más cruel que pueda imaginarse: con mi hermano.

—Pero, hombre; no sea tan severo. Quizás usted ha colaborado para que ella se permita ese desliz.

—¿Desliz? ¡Desliz! ¡Profesor, hablamos de mi esposa acostándose con mi hermano?

—¿Con Hugo?

—No, con el otro.

—En fin, le recomendaría que trate de ser menos severo con ella, y que practique una sesuda instrospección acerca de sus propios actos. Quizás allí encuentre la razón por la cual su esposa le ha sido infiel. En definitiva, toda infidelidad es personable.

—Estoy completamente en desacuerdo con usted, profesor. La infidelidad es imperdonable, desde todo punto de vista.

—¿Y la venganza?

—Supongo que si está legitimada por ofensas reales podría perdonarse. ¿Pero por qué me lo pregunta? Aquí no hay ninguna venganza en juego.

—Se lo pregunto porque tengo entendido que usted mantiene relaciones clandestinas con la esposa de su hermano.

—¿Hugo?

—No, el otro.

—Me extraña viniendo de usted, profesor, que se detenga sobre las pequeñas miserias de la masculinidad. Los hombres, me temo, estamos gobernados por el deseo de nuevas conquistas, por la potencia viril que necesita metabolizarse en encuentros ilegítimos. En definitiva, no podemos luchar contra la tentación.

—Según su razonamiento, la mujer no tiene el mismo derecho que usted.

—Las mujeres son distintas, profesor. Dios las ha hecho dulces y comprensivas con las flaquezas del hombre.

—Y el Diablo, afortunadamente, las volvió perspicaces y sobre todo justas




La filosofía del profesor Lugano. I Egosofía.


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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente, muy justo es el profesor.

Cxymox dijo...

En una infidelidad siempre, hay 5o% de responsabilidad de ambas partes. No es culpa de el o de ella, sino que, de ambos. Profesor Lugano muy justa y objetiva su reflexión!.



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