La improbabilidad de que dos personas se amen.


La improbabilidad de que dos personas se amen.




Para examinar esta propuesta será necesario elaborar un razonamiento compartido. Partamos de dos preguntas simples:

¿El amor existe? Y, si existe, ¿uno puede elegir de quién enamorarse?

Casi todos podemos acordar en que el amor existe, y que de hecho dos personas pueden enamorarse perfectamente. Pero ese acuerdo es menos una convicción que un razonamiento basado en la estadística; ya que todos, o casi todos, conocemos a alguien que asegura estar o haber estado enamorado.

Ahora bien, de esa cifra de personas que sostienen estar o haber estado enamorado debemos calcular que un porcentaje menor ha experimentado un amor recíproco, es decir, una relación de pareja, noviazgo, matrimonio, o como quiera clasificárselo, en donde dos personas se aman mutuamente.

Descartemos, por ahora, a las personas que se han enamorado sin que ese amor haya sido recíproco. Enfoquémos en aquellos que dicen amar y ser amados.

Si pensamos que uno puede elegir de quién enamorarse el problema queda resuelto elegantemente. No obstante, si creemos que es imposible elegir de quién nos enamoramos, la solución exige formular nuevos interrogantes.

Imaginemos que A se enamora de B.

Vayamos todavía más lejos. Supongamos que B también se enamora de A, dando lugar a un amor recíproco.

Ahora bien, si A no puede elegir de quién enamorarse, su amor por B es producto de cualquier cosa menos de una elección.

Hasta aquí, la cuestión es bastante simple. El orbe cuenta con alrededor de 7.000 millones de habitantes, es decir, de potenciales B para un hipotético A. El verdadero escándalo estadístico surge a partir del siguiente escenario:

B, que tampoco puede elegir de quién enamorarse, también se enamora de A.

Huelga añadir algo sobre lo improbable de esta coincidencia

En este punto le cedemos la palabra a una gran amiga de El Espejo Gótico, Maika, quién me alertó sobre una posibilidad inquietante. Cito su razonamiento:

«Si no podemos elegir de quién enamorarnos, es decir, que nuestra voluntad no interviene para nada en el enamoramiento, o dicho de otra forma: el corazón hace lo que quiere, entonces el amor depende del azar. Y si uno no puede elegir de quién enamorarse sino que se enamora por azar; ¿cuántas probabilidades matematicas existen de que dos personas (que no pueden hacer intervenir su voluntad en el proseso de enamoramiento) se puedan enamorar mutuamente? Sospecho seriamente que el amor RECÍPROCO es un mito».




Egosofía. I Filosofía del profesor Lugano.


El artículo: La improbabilidad de que dos personas se amen fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

5 comentarios:

Unknown dijo...

¿Y si no consideramos el amor fruto del azar sino de una serie de condiciones dadas? Condiciones intelectuales y, principalmente físicas (con éstas me refiero a tipos específicos de proteína que definen pequeñas diferencias en las feromonas de cada sujeto, por descontado al genoma). Si asumimos que el genotipo se manifiesta en el fenotipo, enunciado considerado un hecho por la biología actual, es considerablemente posible enamorarse a primera vista, pero también a primer olfato. Aún más, si tenemos en nuestro genoma el checklist de los caracteres necesarios para enamorarnos, notaremos que es un número limitado de variables en el que calza un porcentaje dado de la población, que se traduce en un gran número de individuos.
Es, por tanto, posible, el amor entre dos personas como resultado del interés de alguno de los integrantes del mencionado dueto, porque abre la posibilidad del otro a poner a prueba los caracteres del interesado. Por otro lado, no todos los caracteres son necesarios para lograr el interés, dándonos rangos que podrían tender al infinito. Si éso es cierto ésa condición, la del amor mutuo, es aún más posible. Pero no probable, para probarlo sería necesario experimentar con seres humanos y, para evitar el sesgo, no serlo.

Matt dijo...

muy bueno, se esta sugiriendo implicitamente que el amor es algo muy especial y unico. Del conjunto C de 7 millones de personas, solo existian un A y un B tal que el amor entre ellos iba a ser reciproco. lo cual es muy improbable, sin embargo sucede. Propongo que lo que pasa es que para cada A existe un B_i, (donde B_i pertenece a C, i toma valores de 1 a 3 millones), tal que A tiene amor reciproco con B_i, asi A puede tener amor reciproco con la mitad de la poblacion (no necesariamente la mitad, sin embargo tiene que ser un subconjunto grande de C ya que al final A se enamora de alguien). Si bien, me puedo enamorar de un gran conjunto de personas y da lo mismo, ¿que sentido tiene el amor? ninguno, el amor simplemente cumple una funcion evolutiva o tal vez psicologica, es necesario solamente, no importa a quien se ame solo importa que se ame a alguien.

Maika Duvnj'ack dijo...

Me siento halagada de que hayas compartido una de mis cavilaciones, mil gracias Seba!!! Gabriel y Matt, sus contraargumentos me parecen muy interesantes. Soy consciente de que mezclar "estadistica matematica" con "amor" es casi obcseno, pero por el momento es lo que me parece mas convincente. Igualmente ya sabemos que si hablamos de amor, podemos especular infinitas cosas. Saludos a todos.

Unknown dijo...

Muy buen razonamiento, te hace pensar en el amor en una forma más que emocional.
En su análisis cita que son 7,000,000 millones de habitantes, un número bastante grande, por lo que las probabilidades del amor recíproco son muy pequeñas. Pero una persona a lo largo de su vida no tendrá interacción con ese número de personas, así que las probabilidades de encontrar un amor recíproco se deben calcular en base al número de personas con las que interactúa en su vida. Entonces había que calcular un promedio del número promedio de personas con las que un individuo tiene contacto a en el transcurso de su existencia física.

Sophie dijo...

Si una persona es heterosexual u homosexual, el número de posibles candidatos quedaría reducido a la mitad, por lo que ya no serían 7.000 millones. A ese número también habría que restarle toda la población infantil y, probablemente, la población anciana. Convengamos en que, generalmente, las personas tienden a enamorarse de alguien que ronde su edad. Y como decía un comentario anterior, una persona no va a interactuar con todas las personas del mundo a lo largo de su vida, por lo que solo habría que tener en cuenta el número de personas con las que tendrá alguna interacción. Además, no creo que todas las personas sean potenciales candidatos por el mero hecho de existir. Influyen muchos factores, como los gustos, la personalidad, o vete tú a saber. Cada persona es un mundo. Sin ir más lejos, yo no creo que cualquier chico con el que me encuentre puede ser un potencial candidato. Además, hay personas que son más enamoradizas que otras. En fin, esto es un galimatías. Mejor dejar que el amor fluya, sin calentarse la cabeza e intentar racionalizarlo, que eso es lo bonito :)



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