Philip K. Dick: esquizofrenia y ciencia ficción.


Philip K. Dick: esquizofrenia y ciencia ficción.




Philip K. Dick (1928-1982) fue uno de los grandes maestros de la ciencia ficción moderna. Sus obras desarrollan temas de profundo interés actual, como la política, la sociología y la metafísica; casi siempre a través empresas monopólicas y gobiernos autoritarios que buscan alterar la conciencia del pueblo.

El tema de la identidad tiene un profundo arraigo en las novelas de Philip K. Dick, la idea de que quizás no somos quienes somos, o que al menos nuestros deseos no son nuestros en absoluto, sino que han sido insertados por una sociedad que busca transformarnos en autómatas.

A lo largo de sus 36 novelas y 121 relatos fantásticos, muchos de ellos verdaderos clásicos de la ciencia ficción, se advierten claramente los demonios interiores de Philip K. Dick, entre ellos, la esquizofrenia y su obsesión por las drogas; una combinación que lo haría propenso a fuertes ataques de paranoia. No ganó gran reconocimiento durante su carrera. De hecho, vivió en la pobreza y su obra solo conoció la luz a través de revistas pulp y ediciones baratas. Solo después de su muerte, y de las misteriosas causas que la rodearon, alcanzó el justo reconocimiento del público.

A los 13 años, Philip K. Dick tuvo un sueño recurrente que duró varias semanas. Soñó que estaba en una librería buscando un número perdido de la revista Astounding, el cual contenía un relato llamado El imperio nunca cayó (The Empire Never Ended), que a su vez concentraba todos los secretos del universo. A medida que los sueños recurrentes se iban encadenando el volumen de revistas decrecía, aunque nunca llegó a encontrar el texto perdido. Sin embargo, las palabras: «El imperio nunca cayó» tendrían una influencia notable sobre su vida y su obra. Ya regresaremos sobre este punto.

En 1974, Philip K. Dick se recuperaba de los efectos del pentotal sódico administrado durante la extracción de una muela del juicio, cuando se cruzó con una mujer que llevaba un collar con un símbolo que él llamó: «Vesícula Piscis» (vesicle pisces). Ya en casa, comenzó a padecer extrañas visiones. Si bien podrían explicarse como efectos secundarios de los analgésicos, las visiones se prolongaron durante semanas enteras. Philip K. Dick las describe como raros patrones geométricos que poco a poco iban cobrando una forma definida, a menudo como edificios de la Antigua Roma e incluso en la forma de Cristo.

Estas experiencias no le dejaban la impresión de estar perdiendo la cordura, sino todo lo contrario, es decir, de estar recuperándola.

En una carta a su amigo Charles Platt escribió:


«Experimenté una invasión de mi mente por otra transcendentalmente racional, como si yo hubiese estado loco toda mi vida y de repente me hubiese vuelto cuerdo.»


Las visiones de Philip K. Dick se profundizaron a lo largo de 1974; a tal punto que consideró estar viviendo una doble vida; una como él mismo y otra como un individuo llamado Tomás, una especie de alter ego de una vida pasada que era perseguido por las autoridades romanas del siglo I d.C. Nunca cuestionó estas visiones, y pronto creyó que provenían de una entidad divina a la que llamó VALIS, un acrónimo de Vast Active Living Intelligence System, o en español, Sistema de Vasta Inteligencia Viva.

Philip K. Dick utilizó el término en una novela autobiográfica, que en español se llamó SIVAINVI Posteriormente elucubró que esa entidad quizás utilizaba un satélite para comunicarse telepáticamente con algunos individuos de la Tierra, que previamente eran despertados por algo que llamó «estímulo desinhibidor», una frecuencia telepática que predisponía a los sujetos a la comunicación, en su caso, la vesícula Piscis.

La esquizofrenia no esta fuera del orbe especulativo de Philip K. Dick. A menudo la consideraba como un mal necesario que impregnó toda su obra. Por ejemplo, en la novela de 1964: Tiempo de Marte (Martian Time-Slip) su protagonista es un ex-esquizofrénico; y en Los clanes de la luna alfana (Clans of the Alphane Moon), también de 1964, se nos muestra una sociedad compuesta por los descendientes de enfermos psiquiátricos. Un año después escribió un muy interesante trabajo titulado: La esquizofrenia y el Libro de los Cambios (Schizophrenia and The Book of Changes).

La mayoría de los biógrafos de Philip K. Dick coinciden en afirmar que sus visiones fueron el producto de brotes psicóticos. Sin embargo, algunos hechos son difíciles de explicar por este medio. Por ejemplo, cierta vez se quedó dormido escuchando la canción de los Beatles Strawberry fields forever, y advirtió en sueños que su hijo padecía una hernia inguinal, cuestión que fue constatada por chequeos médicos posteriores. De hecho, su hijo, que por entonces era apenas un bebé, logró sobrevivir gracias a una intervención de urgencia a causa del «diagnóstico» realizado por Philip K. Dick.

Otros hechos de menor envergadura, aunque igualmente asombrosos, fueron sus episodios de glosolalia; mediante los cuales podía escribir en antiguos dialectos griegos que jamás estudió.

La literatura fue quizás su único anclaje con la realidad. Gracias a ella pudo vomitar sus experiencias y pesarlas bajo el escrutinio de otros. Uno de sus textos más interesantes, y acaso el más peligroso de todos, se llamó Exégesis, una especie de diario personal en el que cuestiona su cordura y su percepción de la realidad, sin dejar de admitir que las visiones eran absolutamente reales, al menos desde su perspectiva.

Poco a poco se fue separando de la realidad objetiva. Sus episodios de paranoia se volvieron algo cotidiano. Estaba convencido que el FBI y la KGB conspiraban contra él. A veces incluso dudaba de sus propios manuscritos, a quienes les atribuía correctores misteriosos que invertían el sentido del texto.

Philip K. Dick murió el 2 de marzo de 1982, sin haber determinado la causa de sus visiones. Sus cenizas descansan en el estado de Colorado junto a los restos de su hermana melliza.




Novelas de ciencia ficción. I Novelas de Philip K. Dick.


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