Significado etimológico del Dragón.


Significado etimológico del Dragón.




Todos los razonamientos y explicaciones sobre la figura mítica del Dragón suelen olvidar algo fundamental para comprender la esencia de una criatura mítica [ver: Breve historia del Dragón medieval]

Mucho se ha dicho, y mucho se dirá, sobre lo que simbolizan los Dragones para todas las culturas del mundo, desde el Japón y la China, pasando por Grecia, Roma, Escandinavia, Latinoamérica e incluso en las páginas más celebérrimas de la Cábala y la Biblia.

Ahora bien, sería absurdo atribuirnos alguna certeza inédita sobre la naturaleza de los Dragones. Otros mejores que nosotros han abordado el tema con mayor espacio y lucidez. Aquí simplemente intentaremos explicar el significado etimológico de los Dragones, una rama del saber a menudo relegada al estrecho ámbito de la curiosidad lingüistica.

Aniquilemos primero un error común en el que suelen caer los lectores de la Biblia. A pesar de que la palabra «dragón» aparece con cierta regularidad, la Biblia se caracteriza por la total ausencia de dragones. Lo que allí leemos como «dragón» es en realidad una traducción de la palabra hebrea Tan [pl. Tannin], voz que designa a una gran criatura marítima relacionada con Leviatán, pero suya raíz sugiere cierto parentezco con los chacales.

La palabra Dragón proviene del griego drako [δρακων], y significa literalmente «serpiente», acaso refiriéndose a las serpientes acuáticas. En latín se los definía como draco [pl. draconem], y señalando una serie de entidades reptiloides, y no tanto, con características más bien fantásticas.

Si retrocedemos aún más en el tiempo encontraremos que la palabra Dragón está emparentada con la raíz indoerupea derk, que significa «mirar»; y que en griego antiguo derivó en un verbo estrechamente relacionado con los dragones: derkesthai [δρακεῖν], es decir, «ver con claridad».

Legiones de lingüistas se han preguntado por qué el nombre de una criatura fantástica se relaciona con su mirada, siendo que ésta no ocupa una función esencial en sus mitos. Pero la verdad en ocasiones se saltea las elucubraciones de los sabios, e incluso pega largos y extraordinarios saltos en el tiempo.

Es en los pueblos nórdicos y su formidable mitología donde sobrevive el gérmen fundacional del nombre de los dragones. En las leyendas escandinavas se menciona, siempre con horror y respeto, que la mirada de los dragones es hipnótica, que sus ojos paralizan a los osados que se aventuran en sus cubiles, y que pueden horadar en lo más profundo del alma de los héroes, casi siempre royendo algún oscuro secreto cuidadosamente guardado hasta ese momento.

Quizás en la antigüedad cuando alguien pronunciaba la palabra Dragón todos sabían que simbólicamente designaba a «aquel que ve claramente», es decir, a aquel capaz de reconocer nuestros secretos más tenebrosos. Razón por demás poderosa para conservar a los dragones en el amplio arcón de criaturas espeluznantes.

Pocas cosas producen mayor horror que enfrentarse a un Ojo que todo lo ve, capaz de perforar los sustratos y empalizadas que protegen nuestros secretos inconfesables, y penetrar capa tras capa de nuestra personalidad civilizada y hallar, tembloroso y desnudo, al niño que todos fuimos.




Mtología. I Filología.


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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encantan!!!Hace unos meses, les dediqué un post en mi blog!!
un abrazo!


http://altivolantis.blogspot.com.es/2012/04/dragon-san-jorge.html

Anónimo dijo...

Hace varios días cierro mis ojos y veo el ojo de un dragón en los míos. No comprendo el significado, nunca leí de esto, y no sé por qué me sucede.



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