¿Cthulhu en la Tierra Media?
Ya hemos hablado en El Espejo Gótico sobre algunos puntos en común entre la Tierra Media de J.R.R. Tolkien y el Multiverso de Lovecraft (ver: «Cánticos de Dhole»: Lovecraft, Tolkien, y una fuente común en Arthur Machen); en esta ocasión volvemos sobre el tema para referirnos a una criatura extraña en El Señor de los Anillos: el Vigilante en el Agua (The Watcher in the Water), y su fuente en común con uno de los seres paradigmáticos de los Mitos de Cthulhu.
Analicemos, entonces, algunas similitudes entre el Vigilante en el Agua de Tolkien y el Cthulhu de Lovecraft (ver: ¿Cómo se pronuncia «CTHULHU» en realidad?)
El Vigilante en el Agua (o simplemente el Vigilante o el Guardián) aparece en La Comunidad del Anillo, muy brevemente, cuando la Comunidad se dispone a atravesar las Minas de Moria. Para hacerlo, primero deben abrir las Puertas de Durin, situadas junto a un lago sin nombre. Cuando intentan abrir las puertas, un extraño habitante del lago, el Vigilante, los ataca, agarrando a Frodo con un largo tentáculo, de color verde pálido, luminoso, sucedido por otros veinte apéndice más.
Después de escapar, Gandalf observa lo siguiente:
Algo se ha deslizado o ha sido expulsado del agua oscura debajo de las montañas. Hay cosas más viejas y sucias que los orcos en los lugares profundos del mundo.
Esencialmente estas son las mismas palabras que el mago utilizará para referirse a las Criaturas sin Nombre, más adelante, después de luchar contra el Balrog (ver: Criaturas sin Nombre: ¿la Tierra Media y los Mitos de Cthulhu pertenecen al mismo universo?)
Del comentario de Gandalf podemos deducir que el hábitat natural del Vigilante no es el lago junto a las Puertas de Durin. También que es antiguo, muy antiguo, de hecho, si tomamos como referencia que los Orcos fueron creados por Melkor, el primer Señor Oscuro, y que este ser sería anterior a este suceso.
Los miembros de la Comunidad observan que el Vigilante pareció atacar específicamente a Frodo, como si de algún modo supiese cuál era su valiosa carga. Esto implica que estaría bajo las órdenes de Sauron, o de Saruman, como mínimo. Sin embargo, más adelante esto es puesto en duda por el propio Gandalf:
Abajo, más abajo que las más profundas moradas de los Enanos, unas Criaturas sin Nombre roen el mundo. Ni siquiera Sauron las conoce. Son más viejas que él. Recorrí esos caminos, pero nada diré que oscurezca la luz del día.
Es decir que el Vigilante, si es que tiene alguna relación con las Criaturas sin Nombre, es anterior a los Orcos, y ni siquiera Sauron lo conoce. En todo caso, Gandalf sí parece tener algún conocimiento al respecto, pero se abstiene de divulgarlo entre sus compañeros (ver: El horror cósmico en El Señor de los Anillos).
Ahora bien, el Cthulhu de Lovecraft se asemeja bastante al Vigilante de Tolkien, sobre todo en dos cuestiones: ambos son cefalópodos de gran tamaño, y muy antiguos (ver: Cthulhu: origen e historia según el canon de H.P. Lovecraft).
A pesar de que actualmente todos tienen una imagen más o menos acabada de Cthulhu, esto es producto del arte visual, más que nada. Las referencias de Lovecraft son casi tan imprecisas como los evasivos comentarios de Gandalf. Esta es una de las pocas descripciones que podemos hallar en La llamada de Cthulhu:
Si digo que mi imaginación produjo imágenes extravagantes, simultáneas, de un pulpo, un dragón y una caricatura humana, no seré infiel al espíritu de la Cosa. Una cabeza pulposa y con tentáculos sobrepasaba un cuerpo grotesco, escamoso, con alas rudimentarias; pero fue el esbozo general del conjunto lo que lo hizo sorprendentemente espantoso.
Además de las semejanzas físicas entre Cthulhu y el Vigilante, ambas entidades son muy antiguas dentro de sus propios universos literarios. Lovecraft sitúa de este modo la aparición de Cthulhu en la Tierra (ver: ¿La palabra «CTHULHU» es un código secreto?):
Ellos adoraron a los Grandes Antiguos, anteriores al hombre, que vinieron al joven mundo desde el cielo. Los Antiguos se retiraron dentro de la tierra y bajo el mar; pero sus cuerpos muertos contaron sus secretos en sueños a los primeros hombres, quienes formaron un culto que nunca desapareció del todo. Este culto siempre existió y siempre existiría, hasta el momento en que el gran sacerdote, Cthulhu, desde su oscura casa en la poderosa ciudad de R’lyeh, bajo las aguas, se levante (ver: Lovecraft y el culto secreto de los Antiguos)
Tanto el Vigilante de Tolkien como el Cthulhu de Lovecraft, entonces, son cefalópados descomunales, anteriores a la humanidad, que viven o subsisten en una especie de letargo en las profundidades de la Tierra. Ahora bien, ¿estas semejanzas implican que el Cthulhu de Lovecraft inspiró al Vigilante de Tolkien? (ver: Lord Dunsany y la mitología que inspiró a Tolkien y Lovecraft)
Nadie podría afirmar semejante cosa basándose únicamente en el aspecto físico y la antigüedad de estos seres. Por otro lado, además de similitudes también hay algunas diferencias sustanciales.
Por ejemplo, Cthulhu parece tener algún tipo de agenda, mientras que el Vigilante está ajeno a las cuestiones de la Tierra Media. Por otro lado, el Vigilante parece ser una criatura más animalesca que racional, es decir, impulsada por el instinto, no por la inteligencia. A su vez, Cthulhu y los Antiguos poseen una inteligencia superior a la humana; de hecho, hasta parecen disfrutar de cierto grado de omnisciencia (ver: H.P. Lovecraft y la tecnología de los Antiguos):
Sabían todo lo que estaba ocurriendo en el universo, pero su modo de hablar se transmitía a través del pensamiento. Incluso hablaban desde sus tumbas. Cuando, después de infinitos eones, llegaron los primeros hombres, los Antiguos hablaron a los más sensibles entre ellos, moldeando sus sueños; porque solo así Su lenguaje podría alcanzar las mentes carnales de los mamíferos.
Otra diferencia es que el Vigilante es claramente una entidad física, ligada a lo subterráneo. Sus orígenes, aunque increíblemente antiguos, están relegados a esta esfera; razón por la cual su existencia se rige por las leyes terrestres. Por otro lado, Cthulhu y los suyos vinieron del espacio exterior, y tenían cuerpos no completamente sujetos a las leyes de esta dimensión (ver: Un sueño, un terremoto, y el nacimiento de Cthulhu):
Otra raza, una raza terrestre de seres con forma de pulpo y probablemente correspondiente al fabuloso engendro prehumano de Cthulhu, pronto comenzó a filtrarse desde el infinito cósmico y precipitó una guerra monstruosa que, por un tiempo, condujo a los Antiguos de regreso al mar. Más tarde se hizo la paz, y las nuevas tierras se entregaron al desove de Cthulhu mientras los Antiguos retenían el mar y las tierras más antiguas. Desde entonces, la Antártida siguió siendo el centro de la civilización de los Antiguos, y todas las ciudades construidas allí por la prole de Cthulhu fueron borradas. Estos parecen haber estado constituidos por una materia diferente de la sustancia de los Antiguos. Fueron capaces de sufrir transformaciones y reintegraciones imposibles para sus adversarios, y por lo tanto parecen haber venido originalmente de los abismos más remotos del espacio. Los Antiguos, pero por su dureza anormal, eran estrictamente materiales, y deben haber tenido su origen absoluto dentro del continuo espacio-tiempo conocido.
Alguien podría decir aquí que los Ainur y los Maiar de Tolkien también provienen de otro plano, superior al nuestro, y que para existir en el plano físico debieron asumir formas menores, digamos, a las de su constitución original.
Las distancias no significaban nada para seres multidimensionales como Cthulhu (ver: Seres interdimensionales en los Mitos de Cthulhu). El espacio tampoco era una limitación para Cthulhu. Como entidad de un orden superior, era consciente de todo, algo que difícilmente podríamos aplicar sobre el Vigilante de Tolkien.
Es probable que las similitudes entre el Vigilante de Tolkien y el Cthulhu de Lovecraft se deban a que ambos autores se inspiraron en un mito común: la mitología nórdica.
Y uno de los mitos nórdicos más extendidos es el del Kraken, especie de pulpo o calamar tan grande que su cuerpo podía ser confundido fácilmente con una isla. Esta criatura es mencionada por primera vez en el Örvar-Oddr, una saga islandesa del siglo XIII.
Ahora bien, Tolkien nunca afirmó explícitamente al Kraken en la mitología nórdica fue su fuente para la inspiración para el Vigilante. De hecho, Tolkien no estaba del todo cómodo con el término nórdico en asociación con su amada Tierra Media, a pesar de lo que cree la mayoría.
Esto sostuvo al respecto:
¿La Tierra Media corresponde espiritualmente a la Europa nórdica? ¡No, por favor! «Nórdico» es una palabra que personalmente no me gusta. Aunque de origen francés, está asociada con teorías racialistas. Geográficamente, el Norte suele ser mejor. «Tierra Media» es un término antiguo, no inventado por mí. Hacía referencia a las tierras habitables de nuestro mundo, situadas en medio del Océano Circundante. La acción de la historia tiene lugar en el noroeste de la Tierra Media, equivalente en latitud a las costas de Europa y las costas del norte del Mediterráneo. Pero esta no es un área puramente «nórdica» en ningún sentido.
A pesar del aparente rechazo de Tolkien por la asociación de su Tierra Media con lo nórdico, pero dado que no sentía ninguna vacilación en agregar elfos y enanos nórdicos a su tapiz literario, ¿por qué no incluiría una referencia al Kraken?
Después de todo, el Vigilante es una criatura relativamente menor, agregada para dramatizar la entrada de la Comunidad en las Minas de Moria.
Por otro lado, Lovecraft afirmó sin dudar que una de las fuentes de inspiración para su Cthulhu es el poema de Alfred Tennyson: El Kraken (The Kraken).
Bajo los truenos de las superficie,
en las grietas del mar abismal,
el Kraken duerme su antiguo sueño sin sueños.
Pálidos reflejos se agitan alrededor
de su oscura forma;
vastas esponjas de milenario crecimiento y altura
se inflan sobre él, y en lo profundo de la luz enfermiza,
pulpos innumerables y desmedidos baten
con brazos gigantescos
la verdosa inmovilidad,
desde secretas celdas y grutas maravillosas.
Yace ahí desde siglos, y yacerá,
cebándose dormido de inmensos gusanos marinos
hasta que el fuego del Juicio Final consuma la hondura.
Entonces, para ser visto una sola vez por hombres y por ángeles,
rugiendo surgirá y morirá en la superficie.
en las grietas del mar abismal,
el Kraken duerme su antiguo sueño sin sueños.
Pálidos reflejos se agitan alrededor
de su oscura forma;
vastas esponjas de milenario crecimiento y altura
se inflan sobre él, y en lo profundo de la luz enfermiza,
pulpos innumerables y desmedidos baten
con brazos gigantescos
la verdosa inmovilidad,
desde secretas celdas y grutas maravillosas.
Yace ahí desde siglos, y yacerá,
cebándose dormido de inmensos gusanos marinos
hasta que el fuego del Juicio Final consuma la hondura.
Entonces, para ser visto una sola vez por hombres y por ángeles,
rugiendo surgirá y morirá en la superficie.
¿Podría ser este el hilo conductor entre el Cthulhu de Lovecraft y el Vigilante en el Agua de Tolkien?
No podemos afirmarlo, pero tampoco parece descabellado. El poema de Tennyson, escrito en 1830, esta inspirado en los mismos mitos nórdicos que inspiraron a Tolkien.
Curiosamente, Lovecraft recurre a un hombre nórdico, Gustaf Johansen, como el único capaz de ver a Cthulhu y salir con vida. Por otro lado, el único que parece saber algo sobre el Vigilante (recordemos, desconocido incluso para Sauron) es Gandalf, cuyo nombre claramente hace referencia a las sagas nórdicas.
Es probable que este tipo de ejercicios sean estériles para sacar conclusiones. No lo negamos. Sin embargo, cualquier excusa es bienvenida para recorrer el universo de estos dos grandes autores.
H.P. Lovecraft. I Tierra Media.
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