De Vermis Misteriis, el Vampiro Estelar y la biología extradimensional de los Mitos de Cthulhu.
Los Mitos de Cthulhu de H.P. Lovecraft están poblados por algunas de las criaturas más asombrosas de la literatura. Una de ellas es el Vampiro Estelar (Star Vampire), un ser realmente siniestro, pero cuyo comportamiento y biología resultan bastante más asombrosas que su malicia.
Era una inmensidad de gelatina palpitante, húmeda y roja, una burbuja escarlata con miles de apéndices, unas bocas que se abrían y cerraban con horrible codicia. Era una cosa hinchada y obscena, un bulto sin cabeza, sin rostro, sin ojos, una especie de buche ávido, dotado de garras, que había brotado del cielo estelar.
La criatura apareció por primera vez en el relato de Robert Bloch: El vampiro estelar (The Shambler from the Stars), publicado originalmente en la edición de septiembre de 1935 de la revista Weird Tales, y luego reeditado por Arkham House en varias antologías. El propio H.P. Lovecraft escribiría una secuela: El morador de las tinieblas (The Haunter of the Dark), la cual finalmente terminaría en una trilogía con el último aporte de Bloch: La sombra que huyó del chapitel (The Shadow from the Steeple).
Antes de pasar al De Vermis Misteriis —quizás uno de los libros de los Mitos de Cthulhu más importantes— y a la invocación del Vampiro Estelar, es conveniente repasar a grandes rasgos el argumento del primer relato concebido por Robert Bloch (ver: Reconstruyendo el «De Vermis Mysteriis»).
El narrador anónimo de El vampiro estelar es nada menos que una representación de H.P. Lovecraft, alguien que trata de abrirse paso como escritor de relatos pulp. Sus esfuerzos, sin embargo, son rechazados. Entonces comienza a investigar en el ocultismo, buscando antiguos libros prohibidos para perfeccionar su arte. De este modo se topa con obras como el Necronomicón, El libro de Eibon y, finalmente, con el De Vermis Misteriis —cuyo título significa literalmente «Los misterios del gusano»—, del hechicero Ludvig Prinn.
En las páginas del De Vermis Misteriis —libro mencionado por primera vez en el relato: El secreto en la tumba (The Secret in the Tomb)— el narrador encuentra la invocación al Vampiro Estelar.
El Vampiro Estelar, en esencia, es un ser interdimensional que, al igual que los vampiros, se alimenta de sangre. La criatura es invisible, pero a medida que se alimenta (a través de unos apéndices tubulares) va aumentando el volumen de fluidos sin digerir dentro de su organismo, con lo cual lentamente se torna visible. Su forma es bulbosa, amorfa, completamente ajena a la biología de la Tierra. Su llegada, tras la invocación, es precedida por una especie de risa sardónica.
De este modo nos enteramos que, al invocar al Vampiro Estelar, uno se convierte en su cena.
Aquí sucede algo muy extraño en el cuento. El narrador se vuelve loco al observar al Vampiro Estelar en toda su monstruosidad, y la criatura no lo mata. En cambio, se lleva la copia del De Vermis Misteriis hacia los abismos cósmicos desde donde vino.
A pesar de que el Vampiro Estelar es un ser de otra dimensión, también podríamos verlo como un vampiro del plano astral, según el canon de la Teosofía; sin embargo, se trata de una criatura hematófaga, que se alimenta de aquellos que lo han invocado en este plano de existencia; es decir, una criatura biológica.
Por otro lado, sabemos que el Vampiro Estelar no suele mostrar misericordia. El propio libro lo afirma, relatando aterradoras historias acerca de cómo literalmente vacía a sus víctimas, dejándolas como despojos empequeñecidos y marchitos.
Dicho esto, y teniendo presente a las características del Vampiro Estelar, es importante comprender a la criatura dentro de su propio contexto; es decir, dentro del plano que habita, y el sitio que ocupa en la dinámica biológica de esa realidad.
Una vez saciado, el Vampiro Estelar regresa a su lugar de origen. En el cuento de Robert Bloch, solo ataca al narrador, dejando en paz a la otra persona que está en la habitación. Su comportamiento es notablemente agresivo, y hasta contrario a las clásicas leyendas de vampiros, donde la criatura a menudo debe emplear el ingenio y la astucia para atrapar a sus víctimas, e incluso opuesto a los hábitos de caza de las criaturas hematófagas que viven en nuestro planeta.
La habilidad de los vampiros para seducir a sus víctimas refleja, al menos en parte, el hábito de acechar y de engañar a la presa de los hematófagos biológicos. Pero el Vampiro Estelar no es así. Lo más aterrador acerca de su comportamiento, además de su agresividad, es que parece ser inteligente, incluso cruel y malévolo, de acuerdo a las risas enloquecedoras que emite al hacerse presente.
Es justo pensar que el hecho de alimentarse exclusivamente de sangre es una ventaja evolutiva para el Vampiro Estelar. La invocación a través del libro quizás solo le permite un corto período de tiempo para alimentarse antes de volver a su propia dimensión. Esto es congruente con sus apariciones y desapariciones repentinas, y ciertamente explica porqué no se molestó en atacar a la otra persona en el cuarto.
La digestión de órganos, tejidos y huesos lleva tiempo; incluso con las enzimas digestivas más fuertes. Por lo tanto, vaciar la sangre de los incautos que lo invocan es la forma más rápida de obtener sustento antes de regresar por la fuerza a esa otra dimensión.
Lo extraño, en todo caso, es que el Vampiro Estelar se lleve consigo el libro, lo cual equivaldría a que una araña se alimente de su propia tela tras atrapar a una presa, impidiendo que nuevas víctimas potenciales caigan en ella.
Robert Bloch no aclara este punto, tampoco H.P. Lovecraft en la secuela, pero podemos razonar que el De Vermis Misteriis no fue destinado a los humanos; y que si bien el Vampiro Estelar disfruta alimentándose de los temerarios que lo invocan, también sabe que sus páginas podrían ser potencialmente peligrosas para él.
La otra posibilidad me parece mucho más interesante.
Las condiciones que presenta la habitación del narrador al momento de invocar al Vampiro Estelar son similares a las que pueden observarse en el relato: Desde el más allá (From Beyond), donde un dispositivo electrónico atenúa el velo de la realidad y nos permite, entre otras cosas, ver a seres de otras dimensiones, así como nos vuelve visibles para ellos.
Es probable que el De Vermis Misteriis funcione en este mismo sentido, es decir, que el libro actúe como el resonador en Desde el más allá, algo que permite correr el velo interdimensional y aumente nuestra percepción al mismo tiempo, sincronizándonos con otros universos, planos y criaturas.
Es decir que, quizás, el narrador del cuento de Robert Bloch no invocó al Vampiro Estelar, sino que sincronizó las vibraciones de nuestro universo con el de la criatura, en definitiva, una especie de barrera interdimensional que nos separa de otras realidades, otros planos de existencia, permitiéndole al Vampiro Estelar ver y moverse dentro de nuestro Espacio-Tiempo durante un lapso determinado.
Tal vez, para seguir con las conjeturas, el Vampiro Estelar no se llevó el De Vermis Misteriis siguiendo algún tipo de regulación cósmica, sino simplemente porque se trata de una criatura ciega, insignificante, tan importante dentro de su plano de existencia como las sanguijuelas o los murciélagos en el nuestro.
Mitos de Cthulhu. I H.P. Lovecraft.
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