El Cambio Climático como proceso de Terraformación extraterrestre.
La Ciencia Ficción fue el primer género en ocuparse del Cambio Climático (ver: Eco-pioneros literarios: historia del Cambio Climático en la ficción), aún cuando este no había empezado a manifestarse; y algunos de esos intentos especulativos presentan hipótesis verdaderamente inquietantes, como por ejemplo la posibilidad de que el Cambio Climático, después de todo, sea parte de un proceso de Terraformación de alguna civilización extraterrestre que busca adaptar las condiciones de nuestro planeta para volverlo habitable para sus propios organismos.
El concepto de extraterrestres que invaden la Tierra para reemplazar a su planeta moribundo es un cliché de la ciencia ficción, y de hecho parece ser la principal motivación para las invasiones alienígenas en la ficción. En cierto modo, esa recurrencia nos permite suponer que el tópico proyecta nuestros propios miedos y ansiedades como especie. Después de todo, la posibilidad de invadir otros planetas es algo que nosotros, como terrícolas, seguramente haremos en algún punto de nuestra historia a medida que la Tierra se vuelva inhabitable debido a diversas causas, como la sobreexplotación de los recursos naturales, la superpoblación y, desde luego, el Cambio Climático.
Es decir que, en cierto momento, los terrícolas viajaremos a otros mundos, los invadiremos, y en el proceso tal vez sea necesario exterminar a la población nativa y adaptar las condiciones del entorno para nuestra propia supervivencia. Esto es algo que venimos haciendo, en menor escala, desde hace milenios en nuestro propio mundo.
A continuación hablaremos de dos ejemplos muy interesantes, dentro de la ciencia ficción, acerca de este proceso de cambios en el clima, la flora y la fauna de la Tierra para sostener vida extraterrestre. Uno de ellos, quizás el más obvio, es la novela de H.G. Wells: La guerra de los mundos (The War of the Worlds), de 1898. El segundo, mucho menos conocido, es el relato de Clark Ashton Smith: La metamorfosis del mundo (The Metamorphosis of the World), escrito en 1929 y publicado muchos años después, en la edición de septiembre de 1951 de la revista Weird Tales.
La metamorfosis del mundo amplía el universo de posibilidades de La guerra de los mundos. En este caso, los visitantes no son marcianos, como en la novela de H.G. Wells, sino que provienen del planeta Venus. Estos llegan a la Tierra con la misma agenda de los marcianos: su planeta está superpoblado y han agotado todos los recursos naturales necesarios para sostener su civilización. Sin embargo, la forma en la cual comienzan la invasión de la Tierra es, por lejos, una de las más interesantes.
Los astutos venusinos eligen África como sitio de desembarco. Hacia allí se dirige una expedición científica humana para analizar lo que parece ser evidencia de actividad extraterrestre; de hecho, inusual para esta clase de historias, ya que no hay un conflicto armado. Los invasores venusinos no son militares, sino científicos que trabajan con motivos similares a los nuestros.
Este tipo de invasión ya había sido analizada por H.P. Lovecraft en el relato: En las montañas de la locura (At the Mountains of Madness), situado en la Antártida, donde se descubren los restos de una antigua civilización extraterrestre conformada por seres de ciencia, y no de armas.
En el cuento de Smith, sin embargo, no hay ruinas antiguas; en cambio, los científicos detectan el comienzo de una invasión extraterrestre en una enorme franja circular de África, la cual ha sido modificada geológica y biológicamente, a punto tal que resulta tóxica para los humanos. Según se cree, este es el puesto de avanzada de los venusinos, y parte de un plan organizado para reconfigurar el terreno, la biología y la atmósfera de la Tierra para satisfacer las necesidades orgánicas de los invasores.
Sin el nivel de sofisticación de H.P. Lovecraft, donde se utiliza un estilo más bien documental, con el narrador básicamente exponiendo la importancia de sus observaciones, el cuento de Clark Ashton Smith es mucho más directo, y en cierto modo más afín a las novelas apocalípticas de la era del relato pulp; aunque de hecho expone una posibilidad casi inédita en el género: el Cambio Climático como evidencia de una invasión alienígena.
Esta reconfiguración de la geología y la atmósfera de la Tierra se manifiesta, al principio, a través del Cambio Climático, pero pronto las cosas empeoran, y comienzan a suceder terribles cataclismos en distintos lugares del mundo:
Se hicieron dos descubrimientos astronómicos singulares. La teoría de Lapham, de que algún tipo de rayo estaba afectando a la Tierra desde una fuente ulterior, había llevado a un estudio intensivo de los planetas vecinos, particularmente de Venus. A pesar de las nubes que rodean ese mundo, ahora, bajo el minucioso y continuo escrutinio de poderosos telescopios, se observaron tres destellos de luz blanca, a intervalos de setenta minutos, y de una duración de noventa segundos, que se dirigian a nuestro planeta desde una región no muy alejada del ecuador venusino.
Los marcianos de Wells son criaturas grandes, bulbosas, aunque con un rostro reconocible, con dos grandes ojos oscuros. Los venusinos de Clark Ashton Smith son un poco más exóticos: esféricos, más pequeños que los marcianos, y con tres patas que emergen de sus vientres. En este aspecto, Smith se ajusta a los parámetros del Horror Cósmico, donde los extraterrestres y seres interdimensionales en general se diferencian de la biología de la Tierra a través de un número impar de apéndices y órganos perceptivos, siendo que en nuestro planeta las formas avanzadas de vida tienden a ser simétricas.
Finalmente, y a pesar de sus diferencias, tanto los marcianos de H.G. Wells como los venusinos de Clark Ashton Smith son vulnerables a las bacterias de la Tierra, que al final exterminan a los marcianos, pero solo enferman a los venusinos y demoran la invasión. Quizás el aspecto más interesante del relato sea la idea de que los invasores extraterrestres necesitarán modificar el clima de la Tierra para poder establecerse con éxito.
En el cuento de Smith, la guerra entre los humanos y los invasores venusinos termina en una lucha prolongada, con la población terrícola afincada en precarias fortificaciones en los polos. El resultado del conflicto es incierto, aunque hay cierta esperanza en que los microbios de nuestro planeta terminen siendo una línea defensiva infranqueable para los depredadores de Venus.
Clark Ashton Smith incluso se atreve a deslizar la posibilidad de que su invasión extraterrestre cuente con el apoyo de algunas potencias de nuestro planeta, y que el Cambio Climático, así como la reconfiguración geológica y atmosférica del planeta, en realidad haya sido llevada a cabo con el apoyo logístico de Japón, Alemania, Estados Unidos, y otros países, quienes habrían acordado con los invasores la entrega, en principio, de los territorios de África y buena parte de Sudamérica.
Aquel acuerdo interplanetario no termina bien en La metamorfosis de la Tierra, pero ciertamente nos hace pensar en nuestra realidad, en la inacción de muchas grandes potencias en relación al Cambio Climático. Sin caer en la peligrosa tapera del conspiracionismo, Clark Ashton Smith especula acerca de algo más inquietante que la llegada de invasores del espacio: que sean los propios humanos, pertenecientes a la elite mundial, quienes entreguen el planeta a través de un lento y acaso irreversible proceso de degradación del aire, el suelo, y de la vida tal como la conocemos.
Después de todo, es lógico pensar que estos posible invasores han leído a Wells, y conocen los peligros de los microorganismos de la Tierra. En consecuencia, la invasión más eficaz es aquella que se realiza en las sombras, poco a poco, con el apoyo de las grandes potencias económicas y militares del mundo.
Taller literario. I Ciencia ficción.
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Me encantó tu reflexión. Bravo!
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