Llamada telefónica desde otra dimensión.
A continuación compartimos otra experiencia recibida en el Consultorio Paranormal de El Espejo Gótico, en este caso, con una llamada telefónica de o que podría haber sido un ser interdimensional (ver: Sobre espejos mágicos y seres interdimensionales).
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Un cordial saludo a El Espejo Gótico. Mi nombre es Nicolás y quiero compartir mi experiencia.
Esto sucedió hace cinco años, cuando vivía solo. Nunca me sentí inseguro viviendo allí. Me refiero a que nunca experimenté un fenómeno paranormal o algo por el estilo, pero esto que estoy a punto de contar destrozó para siempre esa sensación de seguridad. Sinceramente, me siento un poco molesto solo escribiendo sobre aquello, pero al mismo tiempo sé que vale la pena el esfuerzo de recordar. Es una historia larga pero he tratado de resumirla lo mejor posible para que no parezca un mal capítulo de Black Mirror.
A las 3:33 de la madrugada (ver: ¿Qué ocurre a las 03:33 de la madrugada?) me despertó una llamada telefónica muy extraña. Figuraba que el número que me estaba llamando era el mío. Entiendo que esto es algo que puede hacerse, quiero decir, enmascarar el número de quien llama, pero de todas formas me inquietó. Contesté, pensando que me saludaría alguno de mis amigos, probablemente borracho, tratando de hacerme una broma tonta (ver: Llamadas telefónicas de los muertos).
No es que lo haya pensado tanto en ese momento. Básicamente estaba medio dormido, pero alcancé a suponer que si alguien te llama a la hora de las brujas, las 3:33, es porque quiere asustarte. Contesté, como decía, y en vez de escuchar una voz familiar como respuesta me llegó un murmullo débil, apagado, que no logré descifrar. No le di demasiada importancia, colgué y volví a la cama.
A la noche siguiente recibí otra llamada, también a las 3:33 de la madrugada, pero en vez de aparecer mi número como llamada entrante, figuraba el número 666 (ver: 666: el número de la Bestia)
Ya bastante molesto, pensé que estaba siendo víctima de un grupo de adolescentes jugando a una película de terror, y que si no hacía algo probablemente no me dejarían en paz. Así que atendí, y estaba a punto de decir que iba a llamar a la policía, y que mi operador de telefonía celular podría rastrear a llamada (simplemente quería asustarlos para que dejaran de llamarme); pero tan pronto como acepté la llamada, incluso antes de llevar el teléfono a mi oído, escuché los mismos murmullos de la noche anterior, pero un poco más fuertes en intensidad, más entrecortados también.
Sonaba como alguien esforzándose mucho para pronunciar cada sílaba. Era un sonido gutural, arrastrado. No sé como explicarlo exactamente. Lo cierto es que no pude entender una sola palabra de lo que decía, ni siquiera si eran palabras realmente.
Más enojado que asustado (y lo digo sin afán de hacerme el valiente, cosa que no soy) terminé diciéndole que era un imbécil y que dejara de molestarme.
Los murmullos cesaron.
Después de unos segundos de silencio, escuché un sonido que inmediatamente me puso la piel de gallina e hizo que mi corazón se detuviera. Fue horrible.
Trataré de describirlo lo mejor que pueda.
La voz parecía salir de una boca con la mandíbula apretada con mucha fuerza. Era gutural, tensa, cruda. En cierto modo, y aunque no entendía las palabras, el tono parecía acusatorio, si es que eso tiene algún sentido; casi como si yo hubiese lastimado a esta Cosa y quisiera que supiera cuánto la enfurecí.
Aquí me veo obligado a entrar en un terreno más subjetivo, porque se trata de sensaciones. Lo que sentí era que esa voz sonaba como si se sintiera con derecho a destruirme.
Traté de reunir toda la confianza posible y le grité que se detuviera. No quería mostrar miedo, independientemente de quien fuera la Cosa, un bromista o una entidad no humana. Luego, la voz se volvió, digamos, más líquida, como si empezara a escupir saliva y espuma, muy fuerte, a través de una mandíbula todavía apretada.
Las palabras todavía tenían la cadencia de un murmullo, pero más lento. Entonces sí, finalmente pude entender lo que decía.
Todo el tiempo esta Cosa había estado diciendo:
—Estoy tan enojado...
Una y otra vez había repetido esas palabras.
Y había dolor en esa voz.
No era nadie que yo conozca o haya conocido, tampoco una voz que pueda comparar con algo más. De eso estoy seguro. Todavía no puedo imaginar qué era, pero lo que me quedó grabado es esta sensación, después de entender por fin o que decía, de que yo no era en realidad su objetivo. Más bien me sentí como un testigo, como si la Voz hubiera empezado a hablar mucho antes de que me llamara, y estoy seguro de que continuó incluso después de colgar.
Me da escalofríos pensar que incluso ahora no se ha detenido, y que todavía continúa repitiendo lo mismo en algún lugar.
¿Qué creo?
A nivel racional, que se trató de algún tipo de interferencia. A nivel más emocional, creo que esa llamada fue como una ventana a algo que no tiene principio ni fin, algo odia eternamente, implacablemente.
Soy un tipo bastante racional, o al menos me gusta pensar que lo soy; de modo que no sería justo con aquellos que me están leyendo si no comento lo siguiente.
Honestamente, que la hora de las llamadas haya sido a las 3:33, y que el identificador de llamadas haya mostrado el número 666 como llamada entrante, me parece demasiado... básico; es decir, como si fueran los elementos típicos que alguien usaría para jugar este tipo de bromas.
No obstante, cuando pienso en la Voz me olvido de todo eso.
Y pienso en ella a menudo.
No era una voz demoníaca o fantasmal, no era algo sacado de un cuento de Lovecraft, al estilo de ¡WARREN ESTÁ MUERTO!. Sonaba como puro odio. No puedo imaginar una posible historia de fondo que lo explique. Extraña es una buena palabra, pero insuficiente.
Como muchos aquí, seguramente, he visto videos y escuchado audios con supuestas grabaciones de fantasmas o demonios llamando por teléfono, pero lo que escuché en mi propia experiencia está muy lejos de todo eso. Sonaba pura, en el sentido más objetivo
Leyendo en El Espejo Gótico sobre Egregores, Genius Loci, Tulpas, y esas cosas, pude reconciliar estas sensaciones que experimenté con una hipótesis más o menos lógica. Siento que la Voz estaba más cerca de la naturaleza que el hombre; es decir, como si no quisiera nada en realidad. Simplemente existía.
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Esta experiencia nos resulta particularmente espeluznante, precisamente porque nos introduce en la esencia de la ira. Realmente nunca termina. Simplemente sigue creciendo, retroalimentándose.
No podemos saber con certeza cuál era la naturaleza de la voz que escuchó nuestro amigo. No podemos decir qué era, ni qué no era; pero sí que existen diferentes planos de existencia, o dimensiones (ver: Cómo fabricar un portal interdimensional). Algunos físicos lo explican del siguiente modo:
Estas dimensiones (superiores e inferiores) conviven con la nuestra. Es como si estuviésemos sintonizando una estación de radio en nuestra casa. Claramente podemos escucharla, y con nitidez, pero al mismo tiempo existen muchas otras frecuencias flotando dentro de nuestra casa que nuestra radio no está captando en ese momento por estar sintonizada en sola una de ellas (ver: Gente Sombra, el Horla, y el portal interdimensional de Maupassant).
Tal vez, en ciertas ocasiones, estas estaciones de radio, o dimensiones, se interfieren mutuamente, permitiéndonos tener algún atisbo de lo que sucede del otro lado.
Consultorio Paranormal. I Fenómenos paranormales.
El artículo: Llamada telefónica desde otra dimensión fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción, enviar consultas o compartir tu experiencia, escríbenos a elespejogotico@gmail.com
Tenía pendiente dejar aquí un comentario. Como siempre, es un texto formidable. Sigo este blog desde hace mucho tiempo porque lo considero magistral. Verá, le cuento:
ResponderEliminarHace unos meses atrás recibí una llamada por teléfono. Era mi abuela paterna, muerta hace ya unos años. Me llamó por mi nombre. Los primeros segundos me quedé perplejo, pero no sentí miedo. Me pregunté cómo era posible que ella me estaba llamando a un número de teléfono que no conocía cuando estaba en vida. Luego, todo se aclaró. Era una anciana que se había equivocado de número preguntando por su nieto, que curiosamente se llamaba igual que yo. Esta mujer tenía la misma voz que mi abuela.
Esto es una anécdota simple, pero lo más importante de este hecho es que antes de que se hubiera solucionado este mal entendido, durante unos segundos larguísimos acepté que mi abuela me había llamado.
Un cordial saludo.
Hermoso relato, real o no.
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