La extraña bilocación de Humberto Masticardi


La extraña bilocación de Humberto Masticardi.




La bilocación es un fenómeno paranormal por el cual una persona puede ocupar dos espacios físicos diferentes al mismo tiempo. El término proviene del latín locare, «ubicar», y bi, «doble»; es decir, aquello que tiene dos ubicaciones.

Existir en dos lugares el mismo tiempo es una cualidad tan inoportuna como habitual durante ciertos estados alterados de conciencia. Los santos, por ejemplo, cuando eran atravesados por violentos arrebatos místicos, frecuentemente eran vistos en dos sitios simultáneamente; también los brahmanes, los monjes, los nigromantes.

Sin embargo, para que la bilocación sea tomada en serio no solo es necesario habitar en dos espacios al mismo tiempo, sino también experimentar sensaciones e incluso manipular objetos en ambos sitios.

El doctor Humberto Masticardi padecía esta anomalía desde que sufrió un accidente cerebrovascular.

Mientras trabajaba en su local de venta de pirotecnia, su doble cursaba estudios avanzados en un taller de metafísica. Al dormir —él o el otro, que son el mismo— su doppelgänger se aquerenciaba en orgías, tómbolas y quermeses de mala muerte. A veces incluso aprovechaba sus poderes para observar los mismos acontecimientos desde dos puntos de vista; por ejemplo, durante un partido de fútbol en la tribuna mientras su alter ego confirmaba laterales mal cobrados o frustradas definiciones desde la comodidad del hogar.

Naturalmente, la bilocación de Masticardi también trajo consigo algunas complicaciones.

No era extraño que personas desconocidas lo abordaran con descarada confianza en la vía pública, o incluso presentándose en su domicilio privado para cobrar deudas que el otro había asumido.

Muchos, de hecho, aseguraban haberlo visto en sitios que jamás frecuentó, teniendo aventuras con mujeres totalmente desconocidas, cometiendo ilícitos de los que se creía incapaz, e incluso purgando condenas en prisión sobre las que nunca había tenido noticias.

El problema de la bilocación es que uno nunca sabe en qué anda el otro, ni dónde. Tal vez por eso Masticardi intentó por todos los medios reunir esas dos proyecciones del ser; y lo logró, pero con consecuencias muy desagradables.

Al parecer, los intereses de los Masticardi eran exactamente opuestos.

Uno era pulcro, casi anal, en su higiene, mientras el otro observaba el más epicúreo comportamiento, pasando días, incluso semanas, sin darse una ducha. El primero trabajaba de sol a sol, el otro derrochaba noches. Uno cultivaba amistades, el otro las estafaba. Uno consumaba rutinas invariables, rígidas, prácticamente marciales, el otro erraba por las fronteras de la impuntualidad. El primero pensaba siempre en los demás, el otro saturaba con anécdotas autorreferenciales.

Después de estudiar el caso durante varias semanas, el profesor Lugano finalmente halló la solución para que ambos Masticardi lograran encontrarse en el mismo sitio.

Porque los dos, hay que decirlo, estaban enamorados de la misma mujer.

Hasta el día de hoy nadie reclamó el cadáver. Tampoco nadie hizo la denuncia sobre su desaparición. La vida disipada del otro Masticardi nos evitó las burocracias del debido deceso.

El asesinato se consumó una mañana, cuando acompañamos a Masticardi hasta su casa, donde encontró a su esposa en la cama consigo mismo.




El lado oscuro de la psicología. I Filosofía del profesor Lugano.


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El artículo: La extraña bilocación de Humberto Masticardi: el hombre que se engañaba a sí mismo fue realizado por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com

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