Significado del ave Fénix y el mito de la reencarnación.
Uno de los libros prohibidos más respetables acerca del infierno y sus jerarquías, el Pseudomonarchia daemonum de Johann Weyer; le atribuye al ave Fénix algunos sonoros títulos dinásticos, pero asegura también que sólo se manifiesta si es convocado por la voz de un niño.
Este mito , bello pero no sorprendente, se construye a partir de la idea de que la inocencia participa de algún tipo de sabiduría primordial.
Una mecánica similar se da en la leyenda de los unicornios, quienes se muestran atentos únicamente con las muchachas vírgenes.
El nombre del ave Fénix no es otro que el de aquel pájaro egipcio cuya esterilidad lo obligaba a incendiar su propio nido para renacer de las cenizas, metáfora en la que se ha querido ver el ciclo incesante de los años.
A causa de ese carácter de cíclico, armónico, que facilita la idea de que toda reencarnación es un capítulo de la inmortalidad, el ave Fénix funciona también como síntesis emblemática del mito platónico, que el pseudo Dionisio interpretó como el esquivo sueño de la felicidad interminable.
En la mitología griega, el nombre del ave Fénix fue curiosamente trasladado al hermano de Europa, que no pudo recuperarla de los brazos del poderoso Zeus y acabó su vida como insospechado fundador de Fenicia y discípulo ciego del centauro Quirón, cuya sensatez no consiguió aplacar la cólera de Aquiles.
Esta vasta y compleja telaraña de símbolos fue reducida por los grimorios medievales a una sospecha que acaso la sintetiza:
El ave Fénix es el poeta por excelencia, ya que la lucidez de sus oráculos, incomprensible para sus lectores, facilita un gozoso extravío en la ambigüedad sutil que anida en sus palabras.
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Me encantó el último párrafo, al igual que todos tus artículos en general.
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