«La llamada»: Charotte Mew; poema y análisis.
La llamada (The Call) es un poema metafísico de la escritora inglesa Charlotte Mew (1869-1928), publicado de manera póstuma en la antología de 1929: El marinero divagante (The Rambling Sailor).
La llamada, uno de los grandes poemas de Charlotte Mew, es una pieza espléndidamente misteriosa, como una especie de cuento de fantasmas, pero con un profundo simbolismo detrás: una mujer junto al fuego de su hogar, en una noche invernal, oye que alguien llama a la puerta. ¿Quién es? ¿Acaso hay alguien ahí afuera?
Lo que Charlotte Mew revela en este poema es arquetípico, una fuente desconocida de inquietud en una noche silenciosa, tranquila, al calor del hogar. ¿Qué significa esta llamada, este traqueteo en el cristal de la ventana, esta voz incorpórea en el aire? Las posibilidades son muchas, en apariencia, pero todas conducen a una sola respuesta.
Aun en la seguridad del hogar, donde todo es tibio y confortable, uno puede escuchar la llamada de algo que proviene de afuera, algo que nos impulsa a salir de nuestro lugar de confort para aventurarnos en los desconocido. De eso se trata La llamada de Charlotte Mew (ver: La locura hereditaria de Charlotte Mew).
La inacción no es una alternativa realmente, una vez que se oye la llamada. Debemos ir. Debemos dejar la calidez y la comodidad de nuestra sala de estar. Pero las preguntas nos perturban: ¿quiénes somos? ¿Quién es el misterioso visitante? ¿Por qué nos vamos? ¿Acaso sabemos hacia dónde vamos? Aquellos que conozcan la obra de Walter de la Mare seguramente encontrarán familiar este motivo, que se expresa maravillosamente en Los oyentes (The Listeners).
En el caso de Charlotte Mew, La llamada representa los peligros que implica ser una poetisa. Para eso crea un ambiente doméstico, cómodo, donde la narradora vive una vida pasiva. Pero la poesía exige otra cosa. Demanda compromiso, y sobre todo acción. En este contexto, los apegos humanos, esa tendencia a la pasividad del hogar, es representada como un impulso opuesto a la creatividad poética. La llamada no es otra cosa que una convocatoria a la acción, a salir de ese estado de comodidad y aventurarse en el frío de la noche, para convertirse en uno mismo en esa voz inarticulada que llama a otros a la aventura.
La llamada.
The Call, Charlotte Mew (1869-1928)
Desde nuestro lugar junto al fuego
donde dormimos, soñamos y observamos el resplandor
o rastrillamos las cenizas, deteniéndonos
para que apenas viéramos el sol o la lluvia arriba,
o mucho más alto
que este mismo fuego rojo o apagado.
Esta noche escuchamos una llamada,
un traqueteo en el cristal de la ventana,
una voz en el aire agudo,
y sentimos un aliento agitando en nuestro cabello,
una llama dentro de nosotros:
algo rápido y alto entró y salió, y eso fue todo.
¿Era un ángel brillante u oscuro? ¿Quien puede saberlo?
No dejó ninguna marca en la nieve,
pero de repente rompió la cadena,
abrió de par en par la puerta
que no volverá a cerrarse;
y ya no podemos sentarnos más aquí.
Debemos levantarnos y partir:
el mundo es frío y oscuro,
y está cubierto de misterio, enemistad y duda,
pero debemos ir, aunque no sabemos
quién llamó o qué marcas dejaremos en la nieve.
From our low seat beside the fire
Where we have dozed and dreamed and watched the glow
Or raked the ashes, stopping so
We scarcely saw the sun or rain
Above, or looked much higher
Than this same quiet red or burned-out fire.
Tonight we heard a call,
A rattle on the window pane,
A voice on the sharp air,
And felt a breath stirring our hair,
A flame within us: Something swift and tall
Swept in and out and that was all.
Was it a bright or a dark angel? Who can know?
It left no mark upon the snow,
But suddenly it snapped the chain
Unbarred, flung wide the door
Which will not shut again;
And so we cannot sit here any more.
We must arise and go:
The world is cold without
And dark and hedged about
With mystery and enmity and doubt,
But we must go
Though yet we do not know
Who called, or what marks we shall leave upon the snow.
Charlotte Mew (1869-1928)
Where we have dozed and dreamed and watched the glow
Or raked the ashes, stopping so
We scarcely saw the sun or rain
Above, or looked much higher
Than this same quiet red or burned-out fire.
Tonight we heard a call,
A rattle on the window pane,
A voice on the sharp air,
And felt a breath stirring our hair,
A flame within us: Something swift and tall
Swept in and out and that was all.
Was it a bright or a dark angel? Who can know?
It left no mark upon the snow,
But suddenly it snapped the chain
Unbarred, flung wide the door
Which will not shut again;
And so we cannot sit here any more.
We must arise and go:
The world is cold without
And dark and hedged about
With mystery and enmity and doubt,
But we must go
Though yet we do not know
Who called, or what marks we shall leave upon the snow.
Charlotte Mew (1869-1928)
Poemas góticos. I Poemas de Charlotte Mew.
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El análisis, traducción al español y resumen del poema de Charlotte Mew: La llamada (The Call), fueron realizados por El Espejo Gótico. Para su reproducción escríbenos a elespejogotico@gmail.com
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